Ni es de pobres ni de noobs; comprar un portátil gaming para jugar hace años que dejó de ser una locura. Hoy hay modelos más caros que la alternativa de sobremesa y con bastante más potencia. Pero la cosa es: ¿cuál es el mejor portátil gaming?
Como todo en la vida, si te paseas por las tiendas sin presupuesto límite vas a poder hacerte con el último MSI o ASUS ROG de turno. Sí, claro que son más potentes que la NASA y corren los juegos a 250K, pero es que cuestan más de 4000 lereles.
El mundo gaming en general es bastante caro. Piensa que estás decidiendo jugar al LoL, el Starcarft o los triples AAA de última hornada con un equipo mucho más potente de lo que exigen como requerimientos mínimos los desarrolladores. Es tu purita elección.
Por eso, si quieres poner un pie en esta secta de neones, es mejor que te andes con mucho cuidado. Ya en Bloygo llevamos tiempo hablándote de cómo comprar los distintos accesorios del setup gaming. Aquí un recordatorio:
Hoy toca hablar del elemento más importante de todo el setup. ¡Pero ojo! No lo hacemos poniendo el foco en lo tradicional, el PC gaming de toda la vida, sino en la alternativa más trendy: el portátil gaming.
Hay quien todavía duda de que sea buena idea invertir en uno de estos equipos para competir, pero te vamos a demostrar que no es exactamente así. Vete limpiando la encimera porque llega la joya de la corona. 💎
¿Merece la pena jugar con el mejor portátil gaming?
Lo primero es lo primero. Antes de meternos en especificaciones y recomendaciones más concretas, tenemos que reflexionar sobre la gran pregunta: ¿merece la pena jugar con un portátil gaming?
Pues sentimos decirte que depende. No es tan fácil como decir que sí o que no. Tiene que ver más con lo que estés buscando (lo que creas que te va a dar un portátil gaming).
Debes tener claro que pese a ser portátil, lo del gaming va a lastrar mucho la movilidad del equipo. Estos modelos suelen pesar bastante y ser muy aparatosos. Ojo, porque siguen siendo más manejables que los PC de sobremesa.
Por lo tanto no es un cacharro que vayas a estar moviendo todo el día, pero que sí vas a poder llevarte a competiciones, hackathons o cualquier otro evento sin tener que cargar con una maleta y una mochila de 20 kilos.
Lo otro que debes considerar son las limitaciones de la arquitectura. Un portátil gaming no tiene por qué ser menos potente que un PC de sobremesa, pero su propio hardware lo va a condicionar. ¿Cómo? Si has despegado con tu PS4 ya sabrás de qué hablamos.
Los portátiles gaming tienden bastante a sobrecalentarse. Claro que incorporan ventilador y trucos para refrigerarse, pero recuerda que los juegos gaming son los mayores retos a los que puedes enfrentrar a un ordenador. Casi siempre van a sufrir.
Y hablando de sufrir, ¿qué crees que pasa con la batería? Por mucha autonomía que tengas, no vas a poder batir a la duración "infinita" del PC gaming tradicional. Así que si vas a salir a jugar por ahí más te vale llevar siempre encima el cargador.
Dicho todo esto, los portátiles gaming te van a rentar si quieres que te renten. Si viajas mucho con conexión a Internet, te apuntas a todos los saraos del mundillo o simplemente vas cambiando de habitación en tu casa para jugar.
Cómo comprar el mejor portátil gaming: especificaciones más importantes
Olvídate ya de mirar los precios; esos numeritos son una decisión puramente comercial que no tiene nada que ver con la calidad de lo que estás comprando: por ahí venden alpargatas a precio de Gucci. Entonces, ¿en qué hay que fijarse para comprar un portátil gaming?
Bueno, tu objetivo principal debe ser evitar los cuellos de botella. Es decir, que un componente no lastre al resto por tener especificaciones insuficientes. En el PC esto sucede normalmente cuando la CPU no está a la altura de la GPU. Así con todo.
No te va a servir de nada tener la RTX 3070 si luego tu procesador va a pedales. Es como intentar meter una manguera gigante en una cantimplora; vas a desperdiciar mucho rendimiento (y dinero). Así con todo.
Procesador
Una de las patas principales del rendimiento. Del procesador va a depender que tu portátil gaming sea capaz de renderizar una resolución elevada o que pueda directamene ejecutar según qué títulos. Si quieres evitar el cuello de botella, cuidado con la CPU.
Tampoco hace falta que te vuelvas loco. No hay que tirar por la serie más elevada del mercado. Como ya sabrás, la gama de Intel Core es la más conocida, con sus famosos procesadores "i, seguido de un número". Lo que hoy se llevan son los i7.
Ojocuidao, porque hay algunos i5 que son más eficientes en determinadas circunstancias. Para saber si un procesador es mejor o peor debes fijarte tanto en los hilos como en los núcleos. Eso sí, piensa a largo plazo: los juegos se van actualizando.
Primero mira la serie y después la generación. No es lo mismo un i7 de novena que de séptima generación. A tener en cuenta como referencia busca las CPU de Intel y de AMD, y series que acaben en "H"; eso siempre es garantía de potencia.
- Intel: al menos un i5 o i7 de décima o undécima generación.
- AMD: al menos un Ryzen 5 o Ryzen 7 de cuarta generación.
Tarjeta gráfica
La otra pieza de nuestro puzzle. A la hora de comprar el mejor portátil gaming debes poner el ojo sí o sí en la tarjeta gráfica. Insistimos en que esta decisión ha de ir en consonancia con la de la CPU. Acertar en el combo CPU+GPU te hará el 90% de la precisión.
En este apartado los referentes son AMD y NVIDIA. Esta última sigue siendo la líder indiscutible del mercado con sus GeForce. Para que te hagas una idea de dónde se sitúa el techo actual, estamos a la espera de la RTX 3090, y ya se habla de la RTX 4000.
Pero dejando de lado nomenclaturas en chino, lo que más te va a interesar al comparar modelos es fijarte en dos cosas: la resolución y la tasa de refresco. Son dos cosas que condicionan por completo la experiencia gaming y que sí, las entrega la GPU.
Lo habitual es que el fabricante indique estas dos especificaciones en la ficha técnica. Mira siempre qué tarjeta gráfica lleva el portátil gaming y después crúzalo con los píxeles/FPS y la mencionada CPU.
- Resolución: al menos 1080p y preferiblemente 1440p. Hay tarjetas que ya ofrecen hasta 4K.
- Tasa de refresco: sí o sí 60 FPS. Esto dependerá también de lo bien que esté optimizado el juego. Si no ves los frames per second, fíjate en los hercios. Que sean 120 - 144 Hz (240 Hz para equipos punteros).
No lo hemos mencionado, pero el ray tracing también es obligado. Hace unos pocos años esta tecnología era poco menos que un unicornio; hoy comienza a ser estándar. De hecho todas las gamas que llevan "RTX" indican la presencia del trazado.
A grandes rasgos, el ray tracing es un algoritmo que realiza millones de cálculos al segundo para saber cuántos píxeles hay en un haz de luz sobre un plano cualquiera. Los resuelve y ejecuta una representación sobre superficies. Esto, claro, es carísimo para la GPU.
Notarás mucho el cambio en algunos juegos y casi nada en otros, pero siempre viene bien tenerlo. La serie GeForce RTX 2000 de Nvidia es un buen punto de partida para no pasarse del precio y garantizar la estabilidad de la imagen a 1080p.
RAM
Para resumir: cuanta más RAM, más procesos al mismo tiempo vas a poder tener abiertos. Esta memoria almacena los datos de los programas utilizados en ese momento (enviados por la CPU). Lo hace de forma temporal, eliminándolos cuando apagas el portátil gaming.
Aquí importa tanto la capacidad de la RAM como la velocidad de lectura (el tiempo que tarda en interpretar los datos de las tareas). Aunque existen dos tipos de RAM, lo cierto es que en el apartado gaming solo te vas a encontrar modelos con DDR (Double Data Rate).
A diferencia de las SDR (Single Data Rate), estas memorias realizan la lectura de los datos dos veces por ciclo. Dicho parámetro se indica en las especificaciones con GB/s, marcando en gran medida tanto la rapidez del equipo como su consumo energético.
Siempre vas a poder actualizar la RAM para añadir más módulos, pero ya te puedes imaginar el lío que supone y la inversión adicional que tendrías que hacer. Por eso te recomendamos que atines bien desde el principio.
- Almacenamiento: 8GB o 16GB. Cuanto más mejor (llegando a 32GB).
- Velocidad de lectura: al menos DDR4 (tasa de datos de hasta 3,2 GB/s, y tasa de transferencia máxima de hasta 25,6 GB/s).
ROM (almacenamiento)
Si la RAM es la memoria a corto plazo, la ROM es justo lo contrario. El almacenamiento va a determinar la cantidad de juegos y programas que vas a poder guardar en el portátil gaming. Puede parecer una tontería, pero mucho ojo con el temita.
En el mundo gaming están muy generalizados los discos duros SSD por la velocidad de transferencia que ofrecen, aunque lo ideal sería buscar un portátil gaming que combine ambos tipos de ROM.
No olvides que los HDD, además de permitir la fragmentación y ser —por lo general— más duraderos, suelen venir con mayor capacidad de almacenamiento. Al sumar los dos tendrás una gran agilidad de lectura y unas limitaciones muy holgadas. Dicho eso:
- Almacenamiento: por lo menos 512 GB para una sola SD. Si es HDD que lleve 1TB.
- Velocidad de transferencia: en HDD más de 7000 rpm. También se mide en MB/s o GB/s.
Pantalla
El mejor portátil gaming es aquel que ofrece unas prestaciones equilibradas entre tamaño y calidad de imagen. Piensa que cuantas más pulgadas tenga la pantalla, más grande será el equipo en general, y por lo tanto, más incómodo de manejar y transportar.
Claro que siempre puedes tirar por pillar un monitor externo y conectarlo al portátil gaming con USB-C y DisplayPort, pero te estarías cargando por completo el concepto básico del equipo. Así que supongamos que tienes que acertar a la primera.
No nos vamos a meter en el tipo de tecnología porque casi la totalidad de los modelos gaming llevan paneles IPS. Esa es la primera prioridad que debes apuntar. Las otras claves serían la resolución, el tamaño y la tasa de refresco.
- Resolución: al menos FullHD (1920 x 1080p). Los portátiles gaming más premium alcanzan hasta los 4K, aunque muy pocos juegos lo aprovechan.
- Tasa de refresco: tu objetivo deben ser los 120 Hz. Cuidado porque hay modelos por ahí con apenas 60Hz. Obviamente cuantos más mejor, pudiendo llegar hasta los 144 Hz.
- Tamaño: vas a ver que todos los portátiles gaming se mueven entre las 15 y las 17 pulgadas. No hay mucha diferencia aunque con más superficie de panel se apreciará mejor el rendimiento.
A parte de esto, es interesante mirar que la pantalla tenga HDR para mejorar la representación de luces, y que cuente con otras chuches propias de las marcas; Ndivia G-Sync, AMD FreeSyn, etc. Esto reducirá tu exposición al tearing y el ghosting.
Refrigeración
Es algo a lo que no todos prestan atención cuando se van a comprar un portátil gaming. Puedes tener la mejor arquitectura del mundo, capaz de correr cualquier cosa, que si no tienes una buena refrigeración, el equipo se te va a freír en unos pocos minutos.
No hace falta que entremos en terminología rara para explicar esto. Basta con que eches un vistazo al apartado exterior del propio portátil gaming, y mires cuántas ranuras presenta en sus laterales y su parte inferior. Por ahí es por donde expulsará el calor el ventilador.
Te equivocas si piensas que esto está reñido con el diseño. Las marcas juegan con las aperturas para crear bichos realmente bonitos. Si quieres datos siempre puedes ir a la página del propio fabricante. ¿Quieres una pista?
- Temperatura óptima: 40 ºC - 60 ºC
- Temperatura estándar: 70 ºC - 80 ºC
- Temperatura peligrosa: 100 ºC o más
Si no te convence la ventilación de tu portátil gaming, puedes pillarte una base refrigeradora en Amazon; son bastante feúchas pero cumplen con su objetivo y mantienen tu equipo sano y salvo.
¿Has llegado hasta aquí? ¡Felicidades! Ya estás listo para ponerte a mirar portátiles gaming y quedarte con el mejor. No hemos comentado nada del diseño, el teclado y las cositas de neones porque ahí ya... para gustos, colores.
En cualquier caso recuerda que con menos de 1000 euros vas a poder llegar a casi todos los modelos competitivos. El resto lo puedes destinar a completar tu setup gaming. 🎮