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Todo sobre Ethereum: la criptomoneda madre de las altcoins


Ser la madre de gran parte de las innovaciones tecnológicas del mercado de las criptomonedas tiene recompensa. Para Ethereum esa posición clave le ha supuesto un espectacular e histórico crecimiento del 966% en el último año.

No es extraño que, al margen de la inercia que siempre rodea a Bitcoin, miles de inversores en todo el mundo se estén dejando seducir por la tendencia alcista de la criptomoneda. ¿A qué se debe tanto revuelo? La explicación no es breve pero ayuda a entender la importancia de ETH.

Podemos mencionar el impulso de su red blockchain gracias al creciente desarrollo de aplicaciones DeFi, DApps o NFT. Pero también la expectativa del metaverso anunciado por Meta (Facebook) o la esperada subida de tipos de interés de los bancos centrales.

Desde una entidad tan reputada como JPMorgan se cree que este ajuste para controlar la inflación podría perjudicar a Bitcoin y favorecer a Ethereum, cuya propuesta —mucho más diversificada— promete mejorar su eficiencia energética gracias a la actualización Altair.

El caso es que, con más de 4.700 dólares de precio de mercado, Ethereum está viviendo uno de sus momentos más dulces de toda su historia. ¿Cómo ha llegado hasta ahí el prometedor proyecto de Vitalik Buterin? Dejémonos de datos y viajemos al pasado.

ethereum evolución

En este artículo vamos a hacer un back to basics de manual. Es decir, a explicar qué es Ethereum, qué son las altcoins y cuales son los objetivos y el funcionamiento detrás de esta blockchain tan exitosa.

¿Qué es Ethereum?

Lo es todo —o casi todo— en el mundo de las criptomonedas. ¿Qué es Ethereum? Hace referencia a la blockchain más utilizada del mundo y al segundo token con mayor valor de todo el mercado, el Ether (ETH).

Como red blockchain, Ethereum es un libro de contabilidad público descentralizado para verificar y registrar transacciones”, describen desde Investopedia. En la práctica, no deja de ser una homónima de Bitcoin, con prestaciones mejoradas y funcionalidades expandidas.

Los usuarios de la red pueden crear, publicar, monetizar y utilizar aplicaciones en la plataforma, y utilizar su criptomoneda Ether como pago. Los iniciados llaman a las aplicaciones descentralizadas de la red ‘dApps’”. Sí, este proyecto es el responsable de todo el fenómeno de la descentralización.

Eso quiere decir que sobre su tecnología (las distintas variaciones a las que han ido dando lugar las altcoins), se desarrollan los proyectos NFT y el resto de innovaciones aplicadas a las DeFi. Para llegar hasta ahí, el ruso Vitalik Butarin y otros programadores, primero tuvieron que vivir la experiencia Bitcoin.

Para finales de 2013 el invento de Nakamoto había crecido lo suficiente como para atraer la mirada del planeta entero. Butarin, apasionado del blockchain y del futuro que prometía, sabía sin embargo que el BTC tenía muchos flancos mejorables.

Y ese fue precisamente el detonante de Ethereum. La divisa surgió con el espíritu de mejora que después legaría a todas las altcoins nacidas a su sombra. En 2015 el proyecto echó a andar demostrando sobradamente su valía.

En esencia, lo que pretendía Butarin era desbloquear las limitaciones de Turing, el lenguaje de programación de Bitcoin, creando una plataforma open source sobre la que otros programadores pudieran desarrollar sus propios proyectos.

Ethereum se creó para permitir a los desarrolladores construir y publicar smart contracts y dApps, que pueden ser utilizadas sin los riesgos de tiempo de inactividad, fraude o interferencia de terceros”. Pero ¿cómo se describen a sí mismos los creadores del proyecto?

Si buscamos en la web oficial encontraremos el siguiente claim: “somos la blockchain programable del mundo”. En esencia, lo que están queriendo decir que esto va mucho más allá del intercambio de criptomonedas y la generación de riqueza.

¿Cómo funciona Ethereum?

Al igual que Bitcoin, la blockchain de Ethereum opera bajo un sistema de minería descentralizada y diferentes procesos de verificación que sirven como herramientas de monetización.

El proyecto empezó empleando el consenso PoW, es decir, el mismo que emplea Bitcoin, aunque está próximo de dar el salto a PoS (Proof of Stake) con la actualización a Ethereum 2.0 (Ethereum Serenity).

Por el momento hablaremos de Ethash, el algoritmo actual. Este emplea la función Keccak (SHA-3), que entre otras cosas, refiere una elevada seguridad, y un uso intensivo de memoria y caché. “Ambas características ofrecen resistencia a la minería por ASIC y la centralización”, explican desde Bit2Academy,

A grandes rasgos, los mineros deben resolver unos complejos algoritmos para crear un “asiento”. Cuando se acumulan varios de ellos se forma un nuevo bloque que pasa a alargar la cadena de la red. Dicha operación reporta beneficios a los participantes (mineros).

Sin embargo, todo este proceso requiere de un elevado poder de computación, y por eso Ethereum quiere dar el salto a PoS. Con el Proof of Stake se acabarán las granjas de minado, y se ganará tanto en velocidad como en sostenibilidad para el medioambiente.

PoS introduce en el esquema a los nodos validadores; mineros que deben confirmar la creación del bloque mediante un sistema de votación en el que prima la cantidad de ETH de cada uno de los participantes.

Si uno intenta ‘colar’ en el sistema una transacción falsa que le transfiera unas cripto-monedas ajenas y le cogen 'in-fraganti' con el PoS la red le penaliza arrebatándole toda la garantía que ha apostado, y que es proporcional al beneficio que habría recibido de haber sido dada por buena”, señalan desde El Blog Salmón.

Ahora bien, este salto todavía no se ha terminado de llevar a cabo, y no parece que vaya a suceder hasta finales 2022. Por el momento la migración es mixta, pero el protocolo de consenso sigue siendo el clásico PoW.

Ethereum en la práctica

Si nos fijamos en el PoS a medio cocer que será definitivo a corto plazo, el funcionamiento de la blockchain de Ehtereum es clara. El minero empieza comprometiendo 32 ETH: esos quedan bloqueados hasta que se resuelve la “ecuación”.

En el proceso de validación, el usuario podrá participar proporcionalmente al esfuerzo que haya hecho. Si hace stake del 15% del total, podrá validad el 15% de los nuevos bloques. La recompensa también va en línea con esa cifra.

Este proceso se renueva cada 14 segundos con una recompensa media de unos 5 ETH por bloque creado (a repartir tal y como acabamos de explicar). A lo último también se le conoce como “gas”, y tiene más aplicaciones además de la propia recompensa:

  • Asignar costes: se utiliza para medir el coste de realizar una acción dentro de la red. Sería como el precio a pagar por realizar acciones.
  • Mejora la seguridad: los costes funcionan como barreras de entrada para evitar que la blockchain tropiece. Quien quiera hacer un ataque DDoS tendrá que abonar una cantidad de gas inasumible.
  • Recompensas: el reparto de los tokens generados por la creación de los bloques. Representa también un pago por el uso que hacen los mineros de su propio hardware.

El gas indica asimismo el tamaño de cada bloque. Bitcoin, por ejemplo, tiene una cantidad fija de 1 MB. En Ethereum se calcula con una cantidad concreta de gas. A fecha de febrero de 2021, por ejemplo, era de 12,5 millones de gas.

Por lo general, un bloque puede contener unas 500 operaciones de pago entre cuentas, la más sencilla de las operaciones posibles. En el caso de un contrato inteligente, las operaciones de uno de ellos pueden llegar fácilmente al límite de gas de cada bloque”, explica Bit2Me.

Futuro de Ethereum: ¿qué es Ethereum 2.0?

La actualización de la red llevará principalmente a abandonar el protocolo de consenso PoW, y con ello se acabará con la imagen tradicional del minero encerrado en una sala llena de ordenadores. El PoS lo cambiará todo, y no será como el del resto de altcoins.

Los desarrolladores prometen, no solo mucha más seguridad, sino también mayor conformidad y estabilidad. ETH2 exigirá que haya 16.384 validadores por cada transacción y los nodos se distribuirán más estratégicamente. Hablemos de la escalabilidad.

  • Ethereum Raiden: tecnología que permitirá la creación de una segunda capa dentro de la blockchain de Ethereum para que los usuarios puedan operar sin registrar cada una de las transacciones. Al cerrarse se contabilizan saldos y se ajusta la blockchain.
  • Ethereum Sharding: es básicamente fragmentar la red en nodos homónimos y paralelos mucho más pequeños. Cada fragmento validará sus propias transacciones y crearán bloques al margen del resto de divisiones.
  • Ethereum Beacon Chain: para controlar toda esta red de componentes “autónomos” existirá una entidad superior llamada Beacon Chain. Eso sí, solo podrá administrar el funcionamiento de la red y asegurarse de que nadie se sobrepasa. No será capaz de gestionar cuentas o smart contracts.

El cambio de Ethereum 1.0 a Ethereum 2.0 actualmente se encuentra en su fase 1 de desarrollo. Acaban de introducirse 64 fragmentos controlados por la Beacon Chain para ir aumentando poco a poco la cantidad de transacciones validadas por segundo.

La previsión apunta a que la blockchain antigua y la nueva se terminarán fusionando a finales de 2022, con la consecuente migración del PoW al PoS. ¿Conseguirá esto sostener el fenómeno de la criptomoneda?

Está por ver. Lo cierto es que pase lo que pase Ethereum ya es un completo éxito. La moneda tiene un valor actual de 4714,05 dólares (a fecha de 12 de noviembre), con un volumen de comercio en las últimas 24 horas de casi 18 millones de dólares.

Ocupa el segundo puesto en CoinMarketCap, con una capitalización de 557,7 billones de dólares (miles de millones), con un suministro circulante de 118 millones de ETH. Ah, y no hay suministro máximo.

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