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No es lo mismo jugar al nuevo Metroid Dread que echar un partido con un colega al FIFA, o disfrutar del Resident Evil Village que reventarte todos los prestigios del Call of Duty: Black Ops Cold War. Los videojuegos online y offline son mundos completamente distintos.
Y es que, mientras que en los títulos clásicos la pericia del jugador lo es todo, en las obras multijugador entran en acción otros muchos factores sobre los que no siempre se tiene control. Sí, hablamos de la conexión a Internet.
Aunque en un mundo ideal todos tenemos en casa un millón de megas, fibras ópticas ultramodernas y coberturas perfectas, la realidad es que más de uno y de dos se pasan el día luchando contra el temido lag.
Este anglicismo se hizo muy famoso hace dos décadas, cuando los juegos online comenzaron a extenderse, y especialmente cuando las velocidades de bajada y de subida no eran, lo que se dice, “suficientes”.
En los últimos años la cosa ha mejorado bastante, pero eso no significa que el lag siga bastante presente en la industria. Algo de lo que están muy al día los jugadores aficionados a los shooter multijugador.
¿Cuántas veces has visto cómo te mataban en la cámara de repetición, sin tu haber sido ni siquiera consciente? Bienvenido al maravilloso mundo de los retrasos y los reflejos Jedi para sobrevivir.
Por eso en este artículo queremos hacer un “back to basic”. Es decir, explicar qué es el lag, a qué puede deberse y cómo solucionarlo sin dejarse la alegría de vivir en ello.
Antes de meternos ahí, es importante entender cómo funciona la conexión de la consola cuando jugamos a un título online. En ese momento el router contacta con el servidor del juego en cuestión para intercambiar datos.
Envía nuestras acciones y recoge la respuesta que debe darse dentro de la partida. Es un proceso que se da en milésimas de segundo y que, por norma general, debería resultar casi imperceptible para nuestros ojos.
El problema está cuando este sistema no opera con velocidad. Damos un paso con el personaje y tardamos un rato en ver la respuesta en pantalla. Nos hemos topado con el famoso y odiado lag.
Esta palabra hace referencia al retraso (latencia) entre la acción del jugador (input) y la reacción del servidor del videojuego al rebotar la orden de vuelta al cliente. En dicho supuesto se dice que hay “hay mucho ping”.
¿Y qué es el ping? Pues nada más y nada menos que la mencionada latencia; el tiempo completo que pasa desde que se envían los datos al servidor hasta que vuelven al cliente (tu consola). Haciendo un resumen sencillito:
El lag y el ping son conceptos que se escuchan en el día a día de las comunidades de shooters o títulos con una elevada exigencia de respuesta. O lo que es lo mismo; juegos en los que, o eres rápido o estás perdido.
Si lo tuyo son los títulos RPG o de estrategia, probablemente no tendrás ninguna queja aunque en tu casa haya una conexión a Internet mala.
Por lo general, 40ms se considera un ping excelente y 120ms malo o mediocre. Hay muchos matices, obviamente, pero si revisas la conexión y ves la latencia, podrás hacerte una idea de la gravedad del lag que tienes.
Hay muchos factores distintos que causan este tipo de situaciones. El principal y más evidente es la conexión. Aunque no es el único. “También podría ser debido a una mala administración del ancho de banda por parte del usuario o el servidor”, explican desde ServidoresMC.
“Esto quiere decir que se elevará el ping si nuestra conexión a internet es de baja velocidad y alguien más (o nosotros mismos) está conectado a esta misma red y se encuentra generando un tráfico alto”. Si tienes funciones en segundo plano en la consola o el PC, ya sabes qué hacer.
El otro eje del mal en esta ecuación son los recursos. Esto es, la capacidad del procesador o la memoria RAM de tu videoconsola. O igual, de las carencias del servidor y/el cliente participantes.
No nos olvidemos tampoco de que el servidor que recibe los datos no tenga una capacidad de procesamiento digna, y que “los paquetes que se están enviando se interrumpan debido a fallos en el enrutamiento”, como bien señala Xataka.
Lo más normal es que se den varios de estos hechos al mismo tiempo. ¿El resultado? Pues una latencia odiosa que te hará tirar la consola a la basura por la frustración.
Si tienes la consola conectada por wifi a Internet (algo bastante común por la ubicación de la misma dentro de casa), empieza por pensar en una nueva disposición. El Internet por cable Ethernet te va a solucionar la mayoría de los problemas con el lag.
¿No te llega por distancia? Prueba a hacer algún que otro agujero en la pared, a colocar extensores o a enchufar en algunas tomas repetidores de señal para el wifi (esto último tiene que ser tu solución final). En otro caso, acerca la consola al router o viceversa.
Partiendo de esta primera idea, hay otras muchas soluciones que puedes probar para reducir el lag de tu videoconsola.
Suena a Perogrullo, pero lo habitual es que tengas conectados los teléfonos móviles de casa, las tablets y otros aparatos al mismo router.
Si un dispositivo está transmitiendo un vídeo, utilizará mucho ancho de banda y limitará la cantidad de datos que puede recibir otro dispositivo, lo que provocará lag”. Apunta CCleaner.
Podría no darte resultado, pero mientras juegas (y solo entonces), prueba a desconectar el resto de dispositivos.
Ya lo hemos dicho antes pero no está de más recordarlo. En consola seguramente no te pasa, pero si estás jugando en el PC o con el móvil, no olvides cerrar las apps o programas que tengas corriendo en segundo plano.
“Esto liberará una valiosa capacidad de procesamiento y te dará la mejor experiencia de juego online”, señala la empresa de antimalware.
A quién no le da el bolsillo se compra un Dacia en lugar de un Mercedes. En videojuegos quien no tiene una buena conexión tiene que aceptar barco, y pasar por la renuncia de bajar la resolución de los gráficos.
Casi todos los títulos modernos ofrecen ya ajustes para bajar la reducir tanto la cantidad de polígonos a procesar, como la calidad del audio y otros procesos. “Cuanto más baja sea la resolución, menos lag experimentarás cuando juegues con una mala conexión”.
Un gimmick bastante utilizado para no tener que perder calidad de gráficos pasa por reducir el FOV. Esto es el campo de visión, o más sencillo, la distancia de renderizado. Es decir, la cantidad de mapa que carga el servidor a medida que nos movemos.
Afortunadamente las videoconsolas son ecosistemas cerrados en los que es complicado que entren virus y archivos basura. No podemos decir lo mismo de los ordenadores. Por eso, si estás jugando en PC, deberías revisar bien el estado interno del mismo.
Nos referimos a la situación de la memoria RAM y a la limpieza general del sistema. Echa mano de los antivirus que necesites y pasa un par de días revisando bien los archivos de Sistema para asegurarte de que obtienes todo el potencial que es capaz de darte tu procesador y RAM.
Si a pesar de haber hecho todo esto sigues sufriendo lag, entonces es momento de ir pensando en una renovación. Aunque la mayoría de títulos son ya cross-gen, ten por seguro que el Call of Duty: Warzone siempre se va a ver mejor en PlayStation 5 que en PlayStation4.
