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Mucho cuidado con lo que tiramos a la basura, el tiempo pasa y nunca sabemos el valor que van a tomar algunos artilugios electrónicos. La realidad es que el tiempo tecnológico ha pasado demasiado rápido en las últimas dos décadas, pero eso no implica que las cosas no puedan tener valor sentimental, incluso algo de utilidad.
Bueno, quien dice utilidad dice curiosidad. Y eso si es que conseguimos hacer funcionar esos gadgets que en los noventa fueron una necesidad obsesiva en nuestras vidas y ahora parecen dispositivos prehistóricos. Auténticas reliquias a las que tenemos que dar su valor como avances tecnológicos inevitables para llegar hasta donde estamos ahora mismo.
Tenemos que entender que los noventa fue una década en la que el teléfono móvil no era nuestro principal dispositivo, de hecho muy poca gente tenía uno, y mucho menos era el todo poderoso gadget que es ahora. Su transformación en smartphone propició que la mayoría de los elementos de esta recopilación pasaran a mejor vida.
Lo curioso de los noventa es que hay muchos dispositivos que se convirtieron en éxitos, compañías que se hicieron de oro con ellos, pero que desaparecieron sin evolución posible: reproductores MP3, reproductores DVD o las cabinas de teléfono son buenos ejemplos. Vamos a conocer más:
Puede que todavía tengas guardada tu comunión en una cinta de reducidas dimensiones que tu papá realizó en sus pinitos como director de cine. En los ochenta y noventa se popularizó bastante la posibilidad de que pudiéramos grabar con cámaras compactas de vídeo con bastante calidad.
Aunque siguen existiendo modelos, hoy en día sus ventas son bastante reducidas y de nicho, a todos nos parecería mala idea usar un gadget tan grande teniendo nuestro teléfono móvil a mano.
Aunque convivió con nosotros en los ochenta, la década siguiente el conocido como Video Home System estuvo muy presente en los hogares, como principal medio para grabar y reproducir contenidos en la tele.
En sus mejores momentos se llegaron a vender 15 millones de unidades anuales, peleando con otros sistemas similares como las cintas Beta o sistema 2000. El relevo podríamos decir que lo tomó el reproductor DVD, perdiendo la capacidad de grabar.
Los reproductores de música portátiles también se hicieron fuertes en los ochenta, pero fue durante la década de los noventa cuando llegaron a su plenitud en tecnología y formatos. ¿Quién no tuvo su música en uno de estos dispositivos?
La cinta de cassette poco a poco fue dejando paso al CD, y con un poquito menos de fuerza, también estuvo el miniDISC. Unos y otros sucumbieron ante la llegada de la música almacenada en memoria, sin mecanismos para mover el soporte de donde se guardaba la música.
Los soportes físicos para guardar y llevar información de un ordenador a otro han cambiado mucho en la historia, con montones de alternativas que han sabido convivir, pero sin duda el disquete es la que más tiempo ha estado entre nosotros.
Ahora, con la nube, las memorias USB y las tarjetas SD, resultaría extraño tener un juego en varios de estos discos, o pasar las fotos del cumpleaños con ellos, pero era el pan nuestro de cada día.
Convivieron un tiempo con los primeros teléfonos móviles y se convirtieron en una forma muy útil de recibir mensajes en la palma de tu mano, ofreciendo un tamaño bastante reducido, con una pantalla realmente sencilla.
Aunque era fácil verlos, no era un dispositivo para las masas, más bien estaba orientado a profesionales que querían mantenerse alerta de sus ocupaciones, como podrían ser médicos.
Tenemos que irnos hasta 1996 para conocer por primera vez a Tamagotchi, una mascota virtual que podíamos llevar siempre encima gracias a su tamaño llavero. Se convirtió en un auténtico fenómeno de masas hasta casi finalizar la década.
En el “huevo” teníamos a un bicho que teníamos que cuidar y entretener para hacerlo evolucionar, tan simple como un auténtico come horas. Comentar que este año se pone en circulación una nueva versión adaptada tecnológicamente a nuestros días.
Otros que ya venían de antes pero que en los noventa tuvieron su mejor época en calidad y tecnología, pero también murieron al poco tiempo. Resultaba imposible aguantar la competencia con las pantallas planas: más sencillas y baratas de de crear, ocupaban menos espacio.
Muchos habréis convivido con una de estas teles - o monitores de ordenador que usan la misma tecnología -, posiblemente la tendrías conectada a una consola, combinación que para mucho sigue siendo la mejor forma de ver los videojuegos, por su particular refresco de pantalla.
Los reproductores basados en DVD mataron al vídeo de cinta y tuvieron un gran éxito, pero no una vida tan larga como su antepasado. Las complicaciones para grabar en ellos y la llegada de otros soportes digitales hizo que el formato no avanzara con mayor fuerza en los 2000.
Eso sí, se convirtió en el formato ideal o estándar para ver las películas, los videoclubs se adaptaron a ellos y las grandes productoras tenían claro que era el formato a utilizar para el cine en casa. Su sustituto natural fue el Blu-ray, vivo a día de hoy, pero con menos éxito.
Antes de que nuestro teléfono se convirtiera en smartphone, la agenda digital u ordenador más portátil que podíamos tener se llamaba PDA: Personal Digital Assitant, los primeros asistentes electrónicos.
Estos asistentes contaban con mucha tecnología para la época, como pantallas táctiles, punteros, WiFi o GPS, además de bastante potencia como para mover un sistema operativo complejo y aplicaciones.
Claro protagonista de finales de los noventa y comienzos de la siguiente década, un gadget que prácticamente todo el mundo tuvo, antes de que Apple ideara el iPod o muchos empezáramos a usar el teléfono como reproductor.
Se caracterizaban por ser cómodos por su reducido tamaño y se introducía en ellos los contenidos a través de un ordenador. El formato elegido para comprimir el audio era el famoso MP3, de ahí su nombre.
Nuestros teléfonos móviles se han comido a gran parte de los dispositivos que hemos recordado en esta lista, pero también existían en esa época, de hecho daban sus primeros pasos serios para convertirse en algo más que en un dispositivo para llamar y mandar mensajes.
Un referente de la época era el Motorola StarTac, un teléfono de tipo concha que se cerraba para dejar pantalla y botones en el interior, al mismo tiempo que cortaba la llamada, quedando todo en un formato bastante compacto. Era la configuración más deseada y copiada en la época.
Reflexionemos sobre lo que tenemos entre manos.
Por muy vulgar o reconocido que tengamos alguno de los dispositivos que usamos a diario, es posible que en el futuro cobren un nuevo sentido. No os estamos invitando a que los guardéis pensando en especular con ellos, pero sí que sepamos apreciar el tiempo pasado con ellos y el pasito que suponen en la imparable evolución tecnológica.
Imágenes | Brett Jordan
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