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Si un coche Tesla puede convertirse en un soporte para videojuegos y hacer de coche real en títulos de carreras, ¿por qué no iba poder convertirse el móvil en un mando de consola? Esto último, de hecho, es incluso más antiguo que la tecnología de Musk.
Lo de poder usar el smartphone Android o iOS para jugar a la PlayStation viene de muy atrás. Los fans vienen soñando con esta posibilidad desde el mismo momento en el que los DualShock se hicieron inalámbricos con la octava generación.
Mando con Bluetooth, móvil con Bluetooth… Bastaba con sumar para dar con la solución. Y así mismo respondió Sony hace ya tiempo. Remote Play pretendía ser ese servicio adaptado a la realidad. El problema es que en un inicio solo estaba disponible para los Xperia de Sony.
No fue hasta la llegada de Android 10 cuando la compañía decidió liberar la patente y permitir al resto de fabricantes que hicieran lo propio para adaptar sus terminales a la arquitectura del controlador de PlayStation 4.
Y sí, hoy ya es posible jugar al Red Dead Redemption 2, Resident Evil VIII, Death Stranding o Spider-Man toqueteando la pantalla táctil de tu Xiaomi, OnePlus, Samsung o modelo que sea. ¿Entonces porqué casi no se habla de ello?
Bueno, aunque la idea en teoría tiene mucho potencial, a la hora de la verdad presenta bastantes limitaciones. Solo hay que pensar en lo incómodo que es jugar a los títulos propios de la Play Store con esos controles táctiles en mitad de la pantalla.
Ahora traslada eso a un juego de mucha más complejidad, y te podrás imaginar lo que supone. Es interesante, claro, pero no deja de ser algo anecdótico que probarás un par de días con tus colegas.
Si igualmente te interesa, en este post vamos a explicarte paso a paso lo que tienes que hacer para conectar el mando de PS4 al móvil, independientemente del Sistema Operativo, la gama o cualquier otra cosa.
La premisa de Sony es que esto sea un servicio universal para cualquier persona con un smartphone. Pero la realidad es que luego presenta una serie de requisitos para que Remote Play funcione correctamente.
Suponemos que ya habrás dado con el principal condicionante. Exacto, la conexión a Internet. No vale cualquier velocidad porque la transmisión de datos tiene que ser perfecta e inmediata buscando evitar el lag.
También podrás hacerlo con los datos del móvil pero te quedarás sin gigas muy rápido. Después de llegar al límite se te podían aplicar cargos adicionales y te llevarías una sorpresa bastante desagradable. Por eso no lo recomendamos.
Ah, y olvídate de jugar a títulos de PlayStation VR y otros juegos que utilicen la PlayStation Camara. Todo tiene un límite.
Si ya estás listo ahora te tocará configurar dos cosas. Por un lado, la propia app de Remote Play, y por otro el móvil con el emparejamiento respecto al DualShock 4. Lo primero es lo primero: descárgate la aplicación, ábrela y regístrate con tu cuenta de PlayStation.
El software automáticamente buscará tu PlayStation 4 en la red y se conectará. De no hacerlo será porque tienes capada la consola. Entra en su configuración, concretamente a “Ajustes de uso a distancia” y marca la casilla “Activar uso a distancia”.
Con eso, deberás seleccionar “Añadir dispositivo” y prestar atención al código de ocho números generado. No lo pierdas de vista porque tienes que introducirlo en la app Remote Play del móvil. Seleccionar “Registrar” y ¡voi la!
Si ya habías hecho esto o tenías la app lista para funcionar, entonces puedes ir directamente a emparejar el móvil con el DualShock4. Es algo que tienes que hacer muy rápido, porque la conexión dura solo unos segundos.
Toma el mando entre las manos y mantén pulsados al mismo tiempo el botón “Share” y el botón “PS”. Verás un parpadeo intermitente indicándote que ya puedes proceder.
Ahora activa el Bluetooth de tu smartphone, y en la lista de conexiones selecciona el botón “Vincular nuevo dispositivo”. Para que no te pierdas, el nombre del mando siempre será “Wireless Controler”. Lo seleccionas y ya estás ready para el vicio.
La próxima vez que quieras convertir tu móvil en el mando de la PS4 solo tendrás que conectar el Bluetooth y el emparejamiento será automático.
La app Remote Play viene configurada de serie con una calidad de streaming de 540p. Vamos, toda una birria propia del Youtube de hace una década (o más). Esto viene así para asegurar que el servicio funcione independientemente de la calidad de Internet que se tenga.
Pero bueno, al lío. Tu misión será modificar la resolución a FullHD o 720p. Para ello solo tendrás que pulsar sobre el botón con forma de rueda de ajustes y ahí buscar el apartado que haga referencia a la mencionada calidad del streaming. Tan fácil como cambiarlo.
Eso sí, ten en cuenta que si no tienes la mejor conexión a Internet, es posible que hacer esto eche al traste tu experiencia. A lo mejor es más interesante sacrificar resolución para mejorar los fps. Ya sabes, el eterno debate entre fluidez y definición.
Lo otro que te recomendamos —o más bien sugerimos— es que eches un vistazo a los clips para móviles que se venden en Amazon. Son una especie de soportes que se enganchan al DualShock 4 y permiten tener el móvil cerquita. Si tu móvil es muy grande olvídate.
Si has llegado hasta aquí probablemente te hayas estado preguntando que qué pasa con la conexión por cable. En temas de latencia es siempre más interesante porque prácticamente la elimina en cualquier contexto.
La cosa es que se puede hacer, aunque necesitarás gastarte algo de dinero. Lo que buscamos se llama conector USB-OTG; es una suerte de cable con un cabezal especial de doble entrada. Esa terminación unirá el USB del mando con el del móvil.
No te podemos recomendar uno en concreto porque todos sirven para lo mismo. Ahora bien, intenta no gastarte más de 10 euros en una cosa tan complementaria. Tras conectar ya tendrás el emparejamiento hecho al instante.
Está claro que este servicio Remote Play no está hecho para todos los jugadores, y que algunos les darán más uso que otros. Pero bueno, todo se trata de probarlo e ir viendo si nos sentimos a gusto con ello. A lo mejor en juegos más tranquilos sí que nos convence.
