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Tienen la misma iluminación, un contenido similar y hasta una personalidad igual de carismática. Pero uno de ellos sabes que es amateur porque sus directos suenan como un audio de WhatsApp. Más típico que tipiquín.
¿Por qué sucede esto? Es en el frente de los micrófonos para streaming donde mejor se percibe la diferencia de pasta entre uno y otro creador. Un buen cacharro para grabarte la voz puede irse por encima de los 300 euros, y claro, es un caramelito de ahorro.
Piensas "buah, voy tirando con este y cuando tenga más ingresos me compro uno". Durante todo ese tiempo muchas personas estarán pasando por tus directos y huyendo asustados del walkie-talkie que tienes por micrófono. ¿Cuál es la solución entonces?
Pues aunque no lo creas, en el mercado hay muchas alternativas interesantes que ofrecen prestaciones decentes sin disparar su precio. No por nada cada vez hay más concienciación en torno al sonido en la industria multimedia.
Ves estos datos y dices "Ok, me voy a comprar un buen micrófono para streaming". ¿Por dónde empiezo? Como pasa siempre con la tecnología, te vas a encontrar un montón de terminología extraña y a más de un dependiente inútil que solo sabe hacerte perder el tiempo.
En este artículo te queremos ayudar. Que si impedancia, que si patrón polar, que si cables XLR. Vamos poco a poco para que puedas encontrar los mejores micrófonos para streaming sin tener que hablar con tu primo el técnico de sonido.
Hay que tener claro que no buscamos un micrófono estándar. En Amazon puedes encontrar cacharros para salir del paso que no te van a costar más de 20 euros. Aquí lo que miramos son periféricos más prestacionales y versátiles. 🤑🤑🤑
Eso significa que, más allá del diseño y de las primeras sensaciones, deberías ir a la ficha técnica para empezar a ver datos. Cuando comparamos entre dos micros para streaming muy similares, estas variables van a decantar con cuál nos quedamos.
¿Sabías que no todos los micrófonos son capaces de capturar el sonido completo que los rodea? El patrón polar es una especie de huella dactilar que indica las áreas en las que actúa el dispositivo para recoger las vibraciones.
Te puede parecer una tontería, pero esto es una de las cosas más importantes a tener en cuenta según el uso que le queramos dar al micro. Si te equivocas aquí, las puedes liar bien gorda. Así que fíjate bien en los diagramas y en las recomendaciones.
Todas las señales de audio se transmiten en corriente alterna AC. Eso significa que tienen tanto carga negativa como positiva (amplitud de señal). La impedancia ahí sería la resistencia natural a la corriente alterna cuando se le aplica voltaje. Es decir, cuando el micro capa sonido.
El dispositivo cierra un circuito con el preamplificador, por el que pasa la señal. Es este el que proporciona la mencionada impedancia a la salida de los voltios. ¿Qué pasa? Para nosotros los ohmnios de la variable implican más o menos interferencias.
Una impedancia muy elevada puede provocar la pérdida de unos pocos decibelios por la acción del preamplificador y de la posible mesa de mezclas. Ah, y cuanto más largo sea el cable, pues más interferencias tendrás.
Ahora bien, la mayoría de micros para streaming del mercado, los profesionales, son de baja impedancia. Lo ideal sería que pudieras conocer la resistencia de entrada de tu tarjeta de sonido. Pero te va a costar encontrar el dato:
Relación entre la presión sobre la membrana y la tensión del circuito. La sensibilidad entonces viene a ser al nivel de salida del sonido. En cristiano:la capacidad del micro de captar vibraciones dependiendo de la intensidad de estas. Se mide en decibelios (dB) o milivoltios por presión sonora (mV/Pa).
No pienses que cuanta más sensibilidad mejor. Va a depender mucho del nivel de ruido que haya habitualmente en tu casa o zona de grabación. Hay que mencionar que existen formas de aplacar el ruido al margen de esta variable, pero igualmente no la pierdas de vista.
Si te equivocas siempre puedes corregir la ganancia en la mesa de mezclas. De todas todas, asegúrate de que el micro para streaming que te has comprado supere los 8 mv/Pa de sensibilidad (esto varía según el tipo de dispositivo).
Uno de los valores críticos para saber si los micros para streaming que estamos mirando son adecuados. La respuesta en frecuencia es la representación visual de la respuesta que tiene el micro frente a las distintas frecuencias.
Permite, de un solo vistazo, ver cómo se comportará el dispositivo de cara a según que usos. Que sepas que las frecuencias se miden en hercios (Hz) y que la respuesta ideal es aquella que tiene menos ondulaciones en la gráfica. Eso equivale a estabilidad.
En determinados contextos te puede interesar tener una respuesta en frecuencia u otra, pero como hablamos de hacer directos, el objetivo ha de ser un micro capaz de capturar todos los sonidos de la forma más igualitaria posible.
Esto es como el debate eterno de los teclados mecánicos y de membrana. En el mundo de los micrófonos hay una clara separación entre los que utilizan USB y los que apuestan por XLR. A grandes rasgos, los primeros para comodidad y los segundos para calidad.
Te vas a dar cuenta muy rápido que la mayoría de micros para streaming utilizan conectividad XLR. En los últimos años el tema del USB ha quedado reducido a los modelos más baratos y ocasionales, que no persiguen ningún uso profesional específico.
Si estás buscando micrófonos para streaming, no hay mucha duda: elige conexión XLR. Aquí lo importante es que compres la interfaz más práctica; una que no sea muy cara y que resulte fácil de manejar para alguien con conocimientos básicos.
Te puedes liar a pillar cosas y terminar gastándote más en los complementos que en el propio micrófono. Pero qué menos que al menos equipar tu dispositivo con un filtro antipop; esa telilla circular que se coloca entre el capuchón y tu cara.
Su función es evitar errores de dicción y eco general. De ahí que tener uno de estos te vaya a ahorrar mucho tiempo de edición en caso de que quieras resubir tus directos al propio Twitch o a Youtube.
El otro accesorio que consideramos básico es el pie o soporte del micrófono. La mayoría de modelos vienen con un trípode incorporado, pero no es que sean muy flexibles. Mide distancias del escritorio y demás equipos para elegir el más adecuado.
Para no comerte mucho la cabeza con tanto dato, puedes tirar directamente hacia un tipo de micrófono específico. Esto te permitirá asegurarte de que el dispositivo tiene una configuración y unos parámetros más o menos predecibles.
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