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33 años después del desastre nuclear de Chernobyl ahora ocupa las primeras posiciones en los resultados de búsqueda de Google, portadas de periódicos, las cabeceras de los informativos de televisión y radio y hasta agencias de viajes y turismo.
No es una fecha redonda, tampoco es que se haya encontrado una solución a la contaminación de la zona, ni una cura para todos aquellos que sufrieron las consecuencias de la radiación aunque ni siquiera hubieran nacido aquel 26 de abril de 1986. Todo se lo debemos a HBO y la tendencia de convertir la historia en entretenimiento.
La serie Chernobyl, de tan solo una y más bien escasa temporada, ha arrasado desde su estreno y sigue acaparando el interés de quienes recuerdan el desastre de la central nuclear, de quienes conocían lo sucedido a través de la historia y de quienes se han enterado de los eventos del reactor 4 gracias a la recreación de HBO.
HBO estrenó el pasado 6 de mayo de 2019 serie Chernobyl, una ficción basada en los hechos ocurridos el día del desastre y los siguientes, y se ha convertido en la segunda ficción más vista de la plataforma solo por detrás de la todopoderosa Juego de Tronos.
Aprovechemos este enganche que todos tenemos a la serie para entender un poco mejor ese accidente nuclear, sus consecuencias y por qué hoy sigue llamándonos tanto la atención.
Chernobyl era una apuesta un tanto arriesgada pero HBO no pudo dar más en el clavo. Chernobyl ya se ha convertido en la mejor serie de televisión de la historia. Su escenografía, la sensibilidad con lo que cuenta el desastre y el tratamiento de los tiempos y los silencios la han encumbrado.
Y no lo decimos nosotros, sino que la crítica está (cosa rara) de acuerdo en valorarla así. En el ranking de IMDb (la base de información de cine más potente de la red) obtiene una calificación de 9,7 tras recibir la valoración de 105.000 usuarios de la plataforma.
Una nota con la que supera a grandes clásicos de la televisión como The Wire que había obtenido un 9,3; o las hasta ahora mejor valoradas, Juego de Tronos y Breaking Bad calificadas con un 9,4.
Hay que tener en cuenta también que la fecha de estreno también fue complicada. La temporada final de Juego de Tronos estaba en boca de todos, llevándose gran parte de la promoción. Por eso aún llama más la atención su éxito.
Esta coproducción de HBO de Estados Unidos y Sky de Reino Unido arranca la fatídica madrugada del 26 de abril de 1986, cuando la Central Nuclear de Chernobyl en Ucrania (en aquel momento, en la Unión Soviética) explotaba.
Ese suceso liberó material radioactivo a los países más cercanos, como Rusia, Ucrania o Bielorrusia, pero también llegó a otros más alejados como Irlanda.
Capítulo a capítulo cuenta la historia de los hombres y mujeres que sacrificaron su salud para evitar un desastre aún mayor, de la inoperancia de las autoridades que nunca creyeron en las dimensiones de la catástrofe y en el poco conocimiento que (aún hoy) se tenía sobre la energía nuclear.
Uno de los puntos destacados es que todo lo que se va contando en Chernobyl sucedió en realidad. Cuando en la planta Vladímir Ilich Lenin estaban realizando una simulación que incluía un corte eléctrico, el reactor 4 comenzó a fallar. No hubo manera de evitar el desastre y a la 1 y 24 de la madrugada explotó.
Tampoco podemos dejar de lado la crítica que supone la serie para las autoridades, que minimizaron el desastre. No quisieron ni aceptar los hechos ni, por supuesto, asumir responsabilidades. Silenciaron la catástrofe y no se dieron órdenes de evacuación para proteger a la población.
Por último no podemos olvidarnos de la población de la ciudad de Prípiat, las víctimas de la catástrofe y que tienen su protagonismo merecido en la serie.
Cómo, sin tener ni idea de la que se les venía encima, disfrutaron de la visión que supuso la explosión y vieron, entre otras cosas, que aprovechaban mejor los rayos de sol ya que se ponían morenos en poco tiempo.
Una tragedia que fue real, a pesar de que las autoridades le hayan estado quitando importancia durante muchos años. Todos los personajes que aparecen en los capítulos son personas que realmente existieron y que tuvieron su papel destacado en aquellos días.
Solo hay una excepción, la de la científica Ulana Khomyuk, a la que da vida la premiada Emily Watson, que se convierte prácticamente la única licencia de ficción que se han tomado los directores de la serie.
Si aún no has empezado con ella, este es el mejor momento. Seguro que en el bar donde tomas el café, en tu oficina o en el gimnasio ya has oído a algún enamorado de esta producción contando lo bien hecha que está.
Lo bueno es que los spoilers no existen, o no del todo, ya que a poco que sepas de Historia, conocerás esta historia. Es una delicia para disfrutar del mero hecho de verla y reflexionar sobre cómo se afrontó el accidente.
Si ya has visto las 5 horas aproximadamente que dura esta miniserie, seguramente ahora estés pensando en qué ocurrió después, más allá de lo que ya sabemos. Por eso hemos preparado unas cuantas curiosidades que también a nosotros nos hacían modernos las uñas tras recordar lo que pasó durante aquellas semanas.
Sí, la Central Nuclear de Chernobyl siguió estando operativa hasta 1993 cuando el Gobierno de Ucrania, que ya se había independizado de la Unión Soviética, decidió clausurarla. Durante los 7 años que estuvo abierta suponía un gran aporte de energía para la región y a nadie se le pasaba por la cabeza ni siquiera echarle el candado.
Eso sí, los ucranianos quisieron poder aprovecharla e intentaron limpiarla. Algo que resultó una quimera puesto que los operarios
que allí trabajaban solo podían hacerlo durante 40 segundos seguidos.
Esas pastillas de las que tanto se habla en la serie tienen la función de prevenir el cáncer de tiroides producido por la radiación. Cuando hay un desastre de este tipo, las partes del cuerpo más expuestas son los genitales y algunas glándulas, como la tiroides.
Precisamente la tiroides absorbe el yodo radioactivo. Al ingerir las personas las famosas pastillas saturan esa glándula de yodo, por lo que el radioactivo será rechazado. Es decir, previenen de eso, pero no del resto de las consecuencias de la exposición a la radiactividad.
¿Es útil tener pastillas de yodo en casa? Vamos por partes. ¿Vives cerca de una central nuclear? ¿Crees que vas a estar expuesto al yodo radioactivo? Y sobre todo ¿cómo vas a prevenir otras enfermedades que se desarrollan a causa de la radiación?
Por tanto concluimos que no hace falta, a no ser que en caso de accidente nuclear las autoridades y/o los expertos así lo indiquen, que hagas hueco en tu boquitín para las pastillas de yodo.
Cuando los habitantes de Prípiat y de las demás localidades cercanas a la Central de Chernobyl tuvieron que abandonar sus casas, no pudieron llevarse consigo a sus mascotas.
En la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de Chernobyl hoy en día se calcula que hay unos 900 perros callejeros. Las personas que van a trabajar a la planta les alimentan.
El año pasado, 32 después del accidente, los perros descendientes de aquellos supervivientes Chernobyl comenzaron a recibir tratamiento veterinario por parte de la organización no gubernamental Clean Futures Fund.
Ahora han puesto en marcha el programa “Los perros de Chernobyl” para facilitar la adopción de 200 de esos perros. Doce cachorros ya están camino de Estados Unidos.
Muchas personas salieron a mirar la lluvia radioactiva cuando se produjo la explosión de la central. Un espectáculo para la vista. Cuenta la leyenda que al día siguiente un vecino decidió tomar el sol en su terraza ya que cogía moreno con velocidad. No es necesario aclarar que acabó en el hospital.
Pero no solo la población civil carecía de una formación que les hubiera salvado la vida. Los bomberos se quitaron los cascos cuando estaban enfrentándose al fuego del reactor. Uno de ellos bebió agua contaminada por radioactividad lo que le quemó el esófago.
Así todo el instinto de supervivencia fue más fuerte. Las autoridades no ordenaron la evacuación hasta el 15 de mayo. En esa fecha la ciudad estaba ya vacía.
Desde el estreno de la serie, las reservas turísticas en Chernobyl han crecido un 30%. Ya hay voces que afirman que la zona se va a convertir en el mayor reclamo para los turistas de Ucrania. Y eso que, a no ser que se cuente con un carnet especial de trabajador o residente, no se puede entrar en la zona de exclusión.
¿Cuánto cuesta un viaje a Chernobyl? Pues hazte una idea que solo la excursión de dos días, sin poder entrar en la zona cero, cuesta unos 250 euros.
Es una estructura construida en acero para cubrir el reactor 4 tras la tragedia. Cuando comenzaron los problemas de erosión y desgaste, la Unión Europea decidió hacer uno nuevo, que se inauguró en 2016. Este Nuevo Sarcófago Seguro es la mayor estructura móvil construida en el mundo hasta nuestros días.
Se estima que dentro del sarcófago se encuentran enterradas 16 toneladas de uranio y plutonio, otras 30 de polvo radiactivo y más de 200 toneladas de corium irradiado.
Es decir, todo lo que había en la Central cuando el reactor hizo explosión. Los expertos dentro y fuera de Rusia trabajan continuamente para mejorar la estructura y evitar que las consecuencias de la explosión se sigan propagando.
Hay una leyenda que dice que tres operarios de la central, Ananenko, Bezpalov y Baranov se ofrecieron voluntarios para entrar en los cimientos del reactor 4, que estaban inundados, y abrir las válvulas y las esclusas.
Esto supondría una muerte segura, pero a cambio salvaron a la humanidad de un desastre mayor del que se produjo.
Las cosas no fueron exactamente así. Más personas entraron en esos cimientos, aunque previamente ya se había descendido el nivel de agua a través de bombas.
¿Fueron voluntarios? Probablemente sí, puesto que todo aquel que entró en la Central los días posteriores al desastre sabía a lo que se exponía aunque solo fuera después de haber visto a otras personas quemarse.
La zona de Chernobyl no es la que mayores niveles de radiación tiene en la tierra. El dudoso honor lo tiene Fukushima en Japón, a causa de los escapes producidos en la Central Nuclear tras el terremoto de 2011.
Otros lugares con altas cotas de radiación son el vertedero de residuos de uranio Mailuu-Suu en Kirguistán o la zona donde la Unión Soviética hacía pruebas atómicas en Semipalátinsk, Kazajistán.
También se registran altos niveles en lugares como Sellafield en el Reino Unido, el Mar Mediterráneo, Siberia o la localidad estadounidense Hanford Site. Fábricas de material para bombas atómicas, zonas de paso de las mafias que mueven uranio o lugares de ensayos militares son algunos de los motivos por los que estos lugares están contaminados.
En España existen en la actualidad 12 plantas nucleares aunque solo 5 de ellas están en funcionamiento. Es difícil que se produzca un desastre de estas características puesto que las medidas de seguridad son extremas y tampoco nos situamos en una zona en la que haya movimientos sísmicos importantes.
Eso sí, toda precaución es poca y se trabaja en el desmantelamiento de las más antiguas. Es más, no hace falta más que echar la vista atrás y comprobar todas las portadas que ocupó hace unos meses la Central de Garoña.
Vamos a cerrar el artículo con una noticia para la esperanza. La zona de exclusión se ha convertido en uno de los refugios de vida silvestre más importantes del planeta.
Las especies han sabido adaptarse a la radiación y animales que se creían en peligro de extinción como lobos, águilas, osos o linces están adueñándose del territorio. La vida se abre paso en un territorio en el que aún queda mucho tiempo para que los humanos puedan vivir con normalidad.
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