PS5 vs Xbox Series X: una batalla de especificaciones en la que se habla poco sobre juegos
23 Marzo 2020 - Actualizado 07 Septiembre 2021
Microsoft y Sony están empezando a poner bastante carne en el asador en lo que a videojuegos respecta. Sus consolas de nueva generación van tomando forma y en los últimos días no han parado de soltar especificaciones y datos oficiales que nos sirven para compararlas.
Las comparaciones son tan odiosas como necesarias, ya que nos ayudan a entender mucho mejor qué es lo que se está cociendo en esta nueva generación del ocio electrónico. Por ahora, y siendo muy sinceros, tenemos que afirmar que las compañías están más interesadas en hablar de teraflops que de juegos. Pero ya se les pasará.
Si te interesa clarificar cómo han quedado las cartas sobre la mesa de cada compañía, vamos a hacer un repaso por los detalles - hardware, servicios, software - más importantes que ha desvelado cada una y compararlos en la medida de lo posible.
Siempre teniendo en cuenta que todavía queda por desvelar el dato más importante en esta singular batalla, el precio; una cifra que puede determinar la ventaja de una sobre otra máquina. Vamos con lo prometido, conozcamos mejor a PlayStation 5 y Xbox Series X:
Procesador y potencia gráfica
Es el terreno donde más se han explayado, y a decir verdad, con armas bastante parecidas: corazón AMD y mucha importancia a la unidad SSD. Sobre el papel parece que la consola de Microsoft es algo más potente que la de Sony.
Si nos paramos a comparar procesador y GPU, comprobamos rápidamente que ambas se basan en la misma arquitectura, pero Xbox es algo más rápida. En primer lugar por tener una CPU más rápida, en segundo lugar por contar con una GPU con más unidades de computación (aunque PS5 es más rápida en esto).
Estos primeros números no pueden determinar un ganador final en potencia de proceso ya que habrá otros elementos que cuenten en la ecuación, incluso alguna sorpresa.
Lo que no cabe duda es que han gestado consolas que no tendrán problema en lidiar con la resolución 4K a 60 imágenes por segundo, empleando Raytracing. Puntualmente veremos subir a 120fps, incluso resolución 8K, pero no parece que eso sea una prioridad.
El gran cambio: la unidad SSD
Las dos han tenido claro que una nueva generación de consolas no puede ser eficiente sin utilizar un disco SSD como unidad de almacenamiento, utilizando los más modernos estándares (NVMe PCIe 4.0).
La ganancia en tiempos de carga y fluidez va a ser muy importante: la carga de texturas y el refresco de FPS ocurrirá a mayor velocidad. Ambas compañías han mostrado ejemplos claros, comparando con sus actuales.
En este punto Sony parece llevar la voz cantante, al prometer rendimientos que doblan en velocidad a los de la próxima consola de Microsoft. A favor de la nueva Xbox comentar que ofrece algo más de memoria base y se han propuesto unidades SSD externas - en un formato especial - para ampliar la memoria.
En cuanto a la memoria RAM, ambas empatan con 16GB en formato GDDR6/256-bit. También han decidido que el disco óptico sigue siendo la opción para los juegos en físico, que vendrán en formato Blu-ray 4K Ultra HD.
El diseño exterior: Microsoft golpea primero
La consola Xbox Series X tiene un diseño final, la podemos ver desde todos los ángulos, conocer sus dimensiones y empezar a interpretar cómo la vamos a introducir en un nuestros hogares. La gente de Microsoft ha decidido ser continuista en las líneas de diseño, pero muy diferente en las formas.
La simplicidad, acentos y detalles son tan bonitos como lo eran en una Xbox One X, pero su volumen es bien diferente. Motivados por hacer algo realmente interesante desde el punto de vista de la refrigeración han creado una especie de torre que será más complicada de integrar en una mesa, pero que también gana presencia entre nuestros dispositivos.
Sobre PlayStation 5 no se sabe nada, solo se han visto imágenes de los kits para desarrolladores. Será interesante conocer si Sony apuesta por algo más identificable como consola de toda la vida, o apostará por seguir la línea de crear dispositivos sobrios que se mezclen bien con el mobiliario.
Los juegos son cosa de Sony, los servicios de Microsoft
La estrategia aquí es completamente diferente: los chicos de PlayStation confían en nutrir de exclusivos a sus consolas, que ha sido la clave del éxito en las últimas generaciones. Quieren que los usuarios se sientan identificados con un catálogo potente que escalonadamente los mantengan satisfechos. Es además una forma de enganchar a nuevos usuarios con juegos “vende consolas”.
Microsoft sin embargo apuesta por compartir los juegos con todos los sistemas, pero asegurando la mejor calidad en su versión. Para contrarrestar esa falta de novedades exclusivas nos ponen sobre la mesa un sistema de retrocompatibilidad perfecta, pudiendo jugar a títulos de toda la historia de Xbox, mejorados en cuanto entran en la nueva consola.
La otra cosa en la que Xbox lleva ventaja es un sistema de juego bajo demanda, al más puro estilo Netflix: pagas una cuota al mes y tienes todo el catálogo para ti, incluso las últimas novedades.
Una batalla en las próximas navidades
No tenemos claro cómo va a afectar el coronavirus y la crisis internacional a la salida de las nuevas consolas, pero las fechas siguen en pie y el final del año se postula como la primera gran batalla de la próxima generación.
El principal argumento de compra va a ser sin duda el precio, algo que en el pasado consiguió que PlayStation comenzara con mejor pie que Xbox. En las declaraciones de los responsables se intuye que no quieren poner en el mercado un producto demasiado caro, pero difícilmente bajarán de los 500 euros.