El blog de
He aquí la gran mentira del siglo XXI: “Sí, he leído y acepto los términos y condiciones de… cualquier web o red social que te imagines”. No te culpamos, todo el mundo lo hace. Pero, como a nosotros nos gusta decir la verdad, antes de marcar esa casilla nos hemos leído detenidamente los de YouTube, por si se te ocurre convertirte en el nuevo Rubius o la nueva Dulceida, aunque este año lo tengas un poco más difícil.
En resumen, esto es lo más importante que debes saber:
Ya tienes tu vídeo listo y te ha quedado monísimo, aunque tengas los ojos más rojos que el capote de un torero. Toca subirlo. Pues bien, que sepas que tu pequeña obra de arte seguirá siendo tuya, pero… también habrás concedido dos licencias: una a YouTube y la otra a los usuarios.
Con su licencia, los de San Bruno se reservan el derecho de reproducir, distribuir, crear obras derivadas y compartir tu pieza a su antojo. O sea, que YouTube puede usar y moldear tu obra como si de Mr. Potato se tratase, mientras que los usuarios solamente pueden compartirla o incrustarla en otros sitios web.
En el capítulo de restricciones, encontramos algunas lógicas y obvias y otras más rebuscadas que, directamente podrían traducirse como “no te pases de listo porque, cuando tú vas, nosotros hemos vuelto 80 veces”. Estas son:
¿Quieres poner la canción de La La Land de fondo en uno de tus vídeos motivacionales? No way. ¿Quieres poner un cachito de una actuación de OT que te hizo saltar las lágrimas (de la risa)? Tampoco way. Olvídate de usar todo aquello que esté protegido con derechos de autor. Si incumples su política, te enviarán un email con un “simpatiquísimo” vídeo de los Happy Tree Friends que lo deja todo clarinete.
Quien avisa no es traidor, así que, si pasas de los derechos de autor más de dos veces, despídete de tus suscriptores porque te cancelarán la cuenta y ciao bambino, a jugar a los piratas a otro barco.
La privacidad en Internet es un tema más caliente que la garganta de Dracarys. No está de más tener claro que YouTube recabará dos tipos de datos personales tuyos:
Con toda esa información, ¿qué hace YouTube? Se la envían a la CIA… No, es broma. Hacen lo de siempre: usarla para mostrarte anuncios que consideran interesantes para ti y también para hacer alguna que otra estadística como, por ejemplo, que la humanidad entera mira 150.000 vídeos de gatitos cada día. Vale, nos la hemos inventado, pero ¿acaso no es verdad.
Señoras y señores, llegamos al apartado más pintoresco de los términos y condiciones de YouTube. Si se te pasa la tontería de los vídeos y quieres darte de baja del servicio, lo que tienes que hacer es nada más y nada menos que… (redoble de tambores) ¡enviar una carta! Como lo oyes. YouTube es uno de los sitios más importantes de la red tal y como la conocemos, pero para que dejen de contar contigo tienes que notificarlo por correo ordinario, haciéndoles llegar una carta a su dirección física en Cherry Avenue, San Bruno, California. Como lo que hacías con tu prima la del pueblo en los 90, pero en plan bajón.
Llega el RGPD. ¿Un equipo de fútbol? ¿Un nuevo rapero? No, la nueva ley europea sobre protección de datos. En teoría, servirá para unificar todos los reglamentos sobre uso de datos de los miembros de la UE, que hasta ahora eran cada uno de su padre y de su madre. Eso obligará a simplificar los textos legales de términos y condiciones de cualquier servicio web, para que cualquier usuario los entienda, con lo cual, este artículo ya no sería necesario… qué paradoja, ¿verdad? Habrá que esperar a la entrada en vigor el 25 de mayo para ver cómo se las ingenian los amigos de YouTube y si nos hacen la vida más fácil (y menos aburrida).
Por el momento, según informa AdExchanger, debido a este cambio en las políticas de privacidad, YouTube ya no aceptará ni la publicación de anuncios, ni los píxeles de seguimiento por parte de terceros. Google está desaconsejando a los anunciantes el uso de su servidor de anuncios DoubleClick Campaign Manager (DCM) y, por lo tanto, ellos serán el único servidor que transmitirá y rastreará anuncios de YouTube. ¡Anda, qué listos! Con la broma, han barrido para casa, pero, no con una escoba, no… ¡con una máquina limpiaplayas!
Y, llegados a este punto, ya puedes marcar la casilla “Sí, acepto bla, bla, bla…” sin ningún remordimiento (como si lo hubieras tenido alguna vez), porque, aunque no hayas leído esos términos y condiciones indescifrables, a menos que seas Perry Mason, todo lo que tenías que saber te lo acabamos de contar. Así que ya sabes, youtuber, si te ha gustado, ¡dale al like y suscríbete!
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