En la sociedad actual, en la que todos estamos en continua conexión y ya hasta ligamos por Internet, a menudo ocurre un fenómeno de lo más interesante: alguien, en un lugar del mundo, aparece con una nueva idea y rápidamente acaba extendiéndose al planeta entero. Puede ser un tipo de prenda de ropa, una comida, un paso de baile… Y a esto le llamamos moda o tendencia.
Vemos este fenómeno a diario. Continuamente aparecen y desaparecen nuevos retos que nacen en un rincón del planeta y acaban viralizándose en el mundo entero, como el ‘Bottle Cap Challenge’, el ‘Ice Bucket Challenge’ o el ‘Fortnite Dance Challenge’. Así es también como han vuelto ahora, por ejemplo, los pantalones de campana, que aparecieron en los años sesenta y que desde entonces han ido experimentando momentos de mayor auge o han llegado a desaparecer temporalmente.
O también como hemos recuperado algunas de las costumbres y tradiciones que existían hace cincuenta años, esto con el objetivo de volver a una vida más simple. Y no nos olvidemos de la cantidad de memes que invaden el mundo casi a diario.
Pero vamos a lo que nos ocupa. Una tendencia, comprendida como un término matemático, define una variable que evoluciona en una dirección determinada que, gracias al análisis y la observación, se puede predecir. Y aunque esto puede sonar muy técnico, es exactamente lo mismo que ocurre con las modas. O así lo cree un grupo de matemáticos de Massachussets.
Estos especialistas, liderados por Jonathan Touboul, están llevando a cabo un estudio que pretende analizar cómo esas nuevas ideas se convierten en algo mainstream. Su estudio se ha centrado, principalmente, en los hábitos de los llamados hipsters y estas son algunas de las principales conclusiones a las que han podido llegar:
Clave de integración
Así es, el seguimiento de las modas puede ser motivo de integración o, en su ausencia, de exclusión social. Este fenómeno ocurre principalmente entre los más jóvenes, quienes descubren antes las tendencias y sucumben a ellas más rápido.
Todo ser humano, sobre todo cuando somos adolescentes, tenemos entre nuestros instintos primarios la aceptación del resto de la sociedad y las modas, especialmente las que tienen que ver con la ropa, son una de las claves de esta aceptación. Y aunque la opinión propia de si algo nos gusta o no influye, es en gran parte este factor el que lleva a los más jóvenes a querer estar totalmente actualizados.
Diferencia entre hipster y mainstream
Los matemáticos que trabajan en este estudio, tras llevar a cabo sus investigaciones, han establecido una distinción entre los tipos de personas que siguen las modas. Por un lado, están los que más rápido se adaptan a las tendencias, los mainstream. Estos, por ejemplo, siempre quieren ir a la última con el móvil.
Por el otro encontramos a los hipsters, que según estos investigadores llegan “tarde” porque cuando descubren los cambios ya hay otros que los han adoptado y han sido aceptados por un mayor número de personas.
Bucle
Este fenómeno acaba convirtiéndose en un bucle. Alguien se atreve con algo original con la finalidad de ser diferente al resto. Otros, con ese mismo deseo de distinguirse de los demás, siguen su ejemplo y le copian, por lo que acabamos todos siendo iguales y volvemos al principio del ciclo.
Touboul y su equipo han denominado a este suceso ‘Efecto hipster’. "Por ejemplo, si la mayoría de chicos se afeitan, la mayoría de los hipsters querrán dejarse barba, y si esta tendencia se propaga a la mayoría de la población, dará lugar a un nuevo cambio sincronizado de vuelta al afeitado", explican al respecto.
Fast fashion Vs. Slow Fashion
El problema de lo hipster trasciende a lo estilístico y llega al panorama ecológico: el fast-fashion es una de las tendencias más contaminantes de la actualidad, siendo la industria textil una de las más dañinas que operan actualmente, comparable en muchos casos al perjuicio medioambiental del sector petrolero. Por eso, el slow-fashion, o lo que es lo mismo, hacernos con prendas de calidad y cortes clásicos que nos garanticen durabilidad -tanto en términos de materiales como en vigencia- es fundamental en los tiempos que corren.
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Huyendo de las modas
Cuando estos inconformistas se dan cuenta de que dejan de ser diferentes porque ya todo el mundo se ha sumado a la tendencia, se da una nueva situación. El ‘Efecto hipster’ da lugar a otro fenómeno, aquel en que los más innovadores acaban huyendo de lo que ellos mismos han creado.
“De hecho, crean las tendencias de las que luego intentan escapar”, dice Touboul. Y es que su continua necesidad de diferenciarse del resto les lleva a rechazar lo que hacía poco tiempo habían acogido como propio para buscar nuevas formas de destacar respecto a los demás. Por eso, rápidamente buscan maneras de deshacerse de lo que ya no quieren.
Una buena manera de sobrevivir a las modas y sentirse orgulloso de tu guardarropa es elegir piezas hechas con un sentido más allá de lo estético. Por ejemplo, ¿cómo es que has vivido todo este tiempo sin unas zapatillas Timpers en tu armario? Dale al play y entérate de por qué estas zapas son las mejores que puedes tener para presumir de estilazo y buena cabeza.
Los que se alejan de las modas
Pero no todo el mundo entra dentro de estos grupos. Y es que a pesar de estar tan conectados como el resto, existen, por supuesto, las personas que rechazan todo tipo de modas, tendencias o patrones comunes al resto del mundo, y se fían únicamente de sus gustos e impulsos.
Un estudio llevado a cabo en 2015 ya ahondaba en este tema que tanto interés despierta entre los expertos. Paul Smaldino se cuestionaba cuáles eran las diferencias a la hora de interactuar entre la mayoría de la gente y entre los más inconformistas y a qué se debían estas diferencias. En su conclusión afirmó que, en el caso de los inconformistas, aspiran siempre a encontrar aquellas cosas que les hagan originales y distintos al resto.
Pero como este grupo no es precisamente reducido, acaban uniéndose en uno mayor y creando entre sí mismos unas tendencias y rasgos comunes que, dentro de su individualidad, los convierte en uno más de su grupo. Surge para ellos entonces un problema: el de ser diferente dentro de lo normal. Según el matemático Smaldino, la solución es estar constante cambios y ser los primeros en apuntarse a las nuevas modas, y para ello se centran en renovarse.
Lo más sorprendente de todo esto es ver el proceso en el que algo se convierte en mainstream para acabar siendo de todo menos original. Es decir: algo que apareció siendo totalmente distinto y original, acaba convirtiéndose en tendencia (a veces hasta mundial) y pasa a ser algo totalmente normal y que hasta nos hace ser iguales entre nosotros.
Retar al status quo: Los Hombres Tejedores de Pienso, luego Actúo
El planeta está en crisis y la industria de la moda de usar y tirar no ayuda. De allí la importancia de anteponer los propios valores a las modas. El verdadero cambio comienza cuando realmente te atreves a retar al status quo y hacer que las cosas que quieres, y que estás seguro de que son buenas para ti y para tu entorno, sucedan de verdad. Es el caso, por ejemplo, de Hombres Tejedores, una historia de Pienso, luego Actúo, que demuestra que ser inconformistas es mucho más que huir de lo mainstream: es atreverse a cambiar el mundo.