Hablar de juegos que integran cultura y arte en sus partidas ya no es de frikis, porque el salto de los videojuegos hacia el arte y los museos reales está siendo brutal. Lo que antes era puro entretenimiento hoy se celebra como una forma de expresión al nivel de la pintura o el cine.
El debate sobre si los videojuegos son o no arte lleva años en pie. Mientras unos lo ven como puro ocio digital, cada vez más creadores y jugadores lo entienden como un espacio creativo donde convergen diseño visual, narrativa y emoción.
Juegos que integran cultura y arte: de museos reales a eventos virtuales
Es muy curioso ver cómo esta conexión ha crecido en dos direcciones: juegos que nacen con un fuerte sello artístico, donde el apartado visual es tan importante como la jugabilidad, y los títulos que sirven de puente para que los museos reales se abran camino en lo digital.
Ya se que estoy pesado con el tema, pero este juego es la definición de lo que amo en los videojuegos. Porque pienso que son arte. pic.twitter.com/QBF2DxhOXI
Hoy te voy a contar cómo algunos títulos han roto moldes (hemos visto fenómenos como Animal Crossing: New Horizons y sus museos virtuales, donde podías pasear entre obras clásicas desde tu sofá). Una mezcla de arte y gaming que parece no tener límites.
Videojuegos que integran arte en sus partidas
Durante mucho tiempo los videojuegos no se tomaron en serio como forma artística. Pero si has crecido con ellos sabrás que hay juegos que son auténticas piezas de museo.
Cada píxel, cada animación y cada melodía son parte de una identidad única, firmada por artistas que han creado universos irrepetibles. Hoy no hablamos de gráficos, sino de experiencias que respiran estilo propio.
Son juegos donde el apartado visual y narrativo se entrelazan tanto que la partida se convierte en un viaje estético. Vamos a ver algunos de los más icónicos.
Gris
Gris, creado por el estudio españolNomada Studio, es casi como jugar dentro de una acuarela en movimiento. No hay enemigos, ni pantallas de game over. Aquí lo importante es avanzar en un viaje emocional a través de colores y escenarios que representan fases del duelo.
Mecánicamente es un plataformas sencillo, pero su fuerza está en lo visual. Cada nivel cambia de tono con una fluidez impresionante, y los paisajes parecen salidos de una exposición de ilustración contemporánea. Gris es la prueba perfecta de que un juego puede ser puro arte.
Ori and the Blind Forest
Ori and the Blind Forest es pura poesía visual. Con un estilo cercano a la animación de estudio Ghibli, mezcla plataformas exigentes con una historia que toca la fibra emocional.
La iluminación, los fondos pintados a mano y la música épica lo convierten en una obra de arte jugable.
Además, su narrativa sobre la vida, la pérdida y la esperanza se refuerza con cada detalle artístico. Es un juego donde la jugabilidad te exige concentración, pero el arte te invita a quedarte contemplando el escenario como si fuese un cuadro digital.
Blasphemous
Si hablamos de España y videojuegos artísticos, Blasphemouses un referente. El juego del estudio The Game Kitchen combina un pixel art brutalmente detallado con una atmósfera inspirada en la Semana Santa, el barroco y la iconografía religiosa andaluza. ¡El resultado es oscuro, intenso y absolutamente único!
En cuanto a mecánica es un metroidvania desafiante, pero lo que engancha de verdad es esa estética llena de vírgenes dolorosas, penitentes y paisajes que parecen salidos de una iglesia tenebrosa. Arte religioso reinterpretado en clave gamer.
Journey
No podíamos dejar fuera a Journey. Este título minimalista es un viaje sensorial en el desierto, donde el jugador explora un mundo misterioso acompañado solo por música y símbolos visuales. La ausencia de palabras hace que cada elemento artístico tenga un impacto aún mayor.
Con gráficos etéreos y una narrativa emocionalmente abierta, Journey demuestra que menos puede ser más. El juego es prácticamente una exposición jugable que habla de compañía, soledad y trascendencia. Un clásico del gaming artístico.
Animal Crossing y el arte en tu isla
Pasamos de mundos abstractos a algo mucho más mainstream: Animal Crossing: New Horizons. Este juego no solo nos dejó atrapados decorando islas durante la pandemia, también integró arte y cultura en sus mecánicas. Y sí, hablamos del mítico Ladino y sus obras de arte.
En el juego podías conseguir esculturas y pinturas basadas en obras reales de museos como el Louvre o el Museo del Prado. Había más de 40 piezas de arte entre cuadros y esculturas, con el detalle de que algunas eran falsificaciones.
El juego era aprender a distinguir las reales, a nivel experto en historia del arte. Pero lo que elevó la experiencia fue que varios museos reales dieron el salto al juego.
Durante la pandemia, instituciones como el Museo del Prado o el Thyssen-Bornemisza, en colaboración con Nintendo, crearon visitas virtuales dentro de Animal Crossingpara que pudiéramos recorrer exposiciones sin salir de casa.
En Nueva York, hasta el Museo Metropolitano compartió códigos QR para llevar obras de su catálogo al juego. Fue como una democratización del arte: cualquiera con una Nintendo Switch (o una DS para los OG) podía presumir de cuadros de Van Gogh o esculturas clásicas en su isla.
Y lo mejor es que apenas estamos empezando.Con la realidad virtual, el metaverso y los mundos online creciendo cada día, la unión entre gaming y cultura popva a volverse aún más natural.
Los videojuegos no solo entretienen: también educan, emocionan y, por supuesto, inspiran. Y tú, ¿qué videojuego crees que debería ser considerado como arte en toda regla? 🤔🎮