Ya son muchos años lidiando con el problema de la conexión a Internet en verano y nosotros no somos nadie para decirte qué es lo que tienes o no tiene qué hacer. La frustración es normal, más cuando la dependencia hacia Internet ahora es altísima.
Ni pinchos USB ni redes wifi públicas ni puntos hotspot ni ningún otro truco; nada, no te ha funcionado nada para tener cobertura en verano cuando te vas de casa. Aunque se nos llena la boca hablando del 5G, la realidad es que este asunto todavía no está muy bien resuelto.
O al menos eso nos han hecho creer ¿verdad? Pues la realidad es que hay más de una alternativa interesante para seguir publicando en Instagram y contando tus batallitas por Twitter estando de vacaciones.
Hablamos del punto de acceso wifi, una solución que no es para nada infalible, pero que al menos si se hace bien asegura la misma calidad de conexión (velocidades de subida y bajada, latencia y demás) que la instalación principal a la que estemos enganchados.
Si te interesa este asunto te recomendamos que antes te pases por el artículo que publicamos hace unos días sobre las diferencias entre módem y router, porque vas a necesitar saberte eso antes de entender cómo funciona uno de estos puntos de acceso.
¿Qué es un punto de acceso wifi?
En anteriores episodios… Un módem convierte las señales analógicas de tu ISP (compañía de Internet) en señales digitales legibles por los dispositivos de casa. Pero envía esta información a un solo aparato.
Ahí entra en escena el router, que “enruta” la señal y la reparte entre todos los periféricos que quieras conectar: tablets, ordenadores, móviles, etc. Con el trabajo conjunto de uno y otro podemos disfrutar tranquilamente de una conexión amplia y flexible.
¿Qué tiene que ver todo esto con el punto de acceso wifi? Pues bien, este no es más que un dispositivo que se conecta vía cable ethernet al router y replica su funcionamiento. Es decir, que hace de punto paralelo de conexión, con las ventajas que eso supone.
Es importante destacar lo de que se conecta mediante cable al router, porque de no hacerlo así y apostar por la conexión inalámbrica, estaríamos hablando de un amplificador o repetidor wifi (te lo explicamos más adelante).
A ojos de infraestructura el punto de acceso es un segundo router que ayuda a extender la conexión que llega del módem a muchos más periféricos y a una mayor distancia. Por eso estos dispositivos son tan comunes en oficinas y edificios de grandes dimensiones.
Te estarás preguntando que de qué te sirve a ti esto si vas a estar en la playa, la piscina o directamente un apartamento en el que no hay regletas suficientes para ir conectándolo todo a enchufes.
Pues bien, los puntos de acceso wifi cuentan con una cosa que se llama PoE+ (Power over Ethernet Plus), o lo que viene a ser lo mismo: que no necesitan cable de alimentación para funcionar porque el mismo Ethernet es el que le proporciona la energía.
Así es posible crear puntos de acceso en sitios en los que no hay enchufes cerca. Lo único que tienes que hacer es comprar un propio Ehternet largo, y si se puede, un alargador específico para este tipo de conexiones.
Funcionalidades extra que te vendrán muy bien
Aunque existen muchos tipos de modelos y marcas, hay una serie de funcionalidades de última hornada que te conviene conocer si estás pensando en comprar un punto de acceso wifi. Entre otras, podemos mencionar el clustering.
Suena a chino, pero es fácil de entender: se trata de un sistema de gestión centralizada desde el que se puede configurar (monitorizar, visualizar y hasta instalar) los puntos de acceso sin tener que ir físicamente hasta ellos.
Suelen venir acompañados de Inteligencia Artificial y optimizan mucho los tiempos de ajustes, por eso resultan interesantes para usuarios que tengan algo de experiencia en informática y quieran trastear con los dispositivos.
SI en cambio lo que estás pensando en poner un punto de acceso en un lugar público o con afluencia cercana de gente, lo que tienes que mirar es que el dispositivo cuente con Portal Cuitivo y ACL (Access Control List).
Con esto tendrás herramientas de seguridad para decidir qué dispositivos pueden y no pueden conectarse a la red. Recuerda que el vecino listillo existe hasta en el hotel de la playa. Toda precaución es poca.
Si puedo hacerlo vía wifi ¿para qué depender de un cable Ethernet?
Como ya os hemos comentado antes, existe una variante inalámbrica de los puntos de acceso wifi que no requieren de cable ehternet para conectarse al router porque lo hacen directamente mediante wifi: los amplificadores o PLC.
Estos resultan muy prácticos en el ámbito doméstico porque ahorran complicaciones y ayudan a eliminar los temidos puntos ciegos que impiden conectarte a Internet desde la cocina o el sótano de casa.
El problema es que estos extensores no aumentan el ancho de banda disponible, y por tanto cuanto más alarguemos el radio de cobertura y conectemos más dispositivos, iremos empeorando la calidad de la red.
Eso por no contar que un PLC es bastante inestable en lo que se refiere a estabilidad de conexión; suelen dar bastantes fallos y tienden a desconectarse con frecuencia del router principal. ¿Cómo podría una empresa trabajar así? Del todo imposible.
Pero espera, que nos hemos dejado lo mejor para el final. Mientras que el extensor no suele permitir la conexión de más de 20 dispositivos a la vez, el punto de acceso wifi amplía ese límite por encima de los 60 periféricos.
Lo que suelen hacer las compañías es repartir muchos puntos de acceso por toda la oficina (si son varias plantas, pues en todas ellas), y así permitir a los trabajadores que se vayan moviendo y conectando sin interrupción de una a otra.
Cómo elegir el mejor punto de acceso wifi
Entras en Amazon, pones en el buscador “punto de acceso wifi” y empiezas a ver un montón de dispositivos idénticos: blancos, con antenas y formas similares a un router. Claro, no entiendes ni papa de las especificaciones.
No te alarmes. A continuación, te dejamos con una serie de factores que puedes mirar a la hora de comprar, para que no te engañen como Pepe Botella timó a Carlos VII:
- Flexibilidad en el rango de frecuencia: los antiguos son compatibles con 2,4 Ghz y los más nuevos con los 5Ghz. Unos llegan más lejos, pero con menor potencia, otros al contrario. Lo ideal es que tu punto dispositivo cuente con Dual Band (un dos en uno).
- Cuidado con los estándares inalámbricos: de ellos depende la prestación de la red que vas a crear. Lo ideal que es que apuestes por puntos de acceso que no estén por debajo del 802.11n o del 802.11ac.
- Si vas a tener muchos dispositivos conectados: hazte con un punto que cuente con capacidades MIMO (Multiple Input – Multiple Output). Así tendrás varios streams de datos a la vez independientemente de si es SU-MIMO (un solo usuario) o MU-MIMO (varios).
- Compatibilidades: intenta que el dispositivo sea apto tanto para 4G/LTE como para el resto de tecnologías. Nunca se sabe dónde vas a tener que conectarte ni con qué infraestructura.
- Firmware: no es tan importante su interfaz como el ritmo de actualizaciones que ofrezca el fabricante. Si se queda anticuado o la marca no va depurando su funcionamiento, podrías tener problemas a medio y largo plazo.
- Precio: qué te vamos a contar. Dependiendo de lo que te quieras gastar puedes dejarte entre 30 y 200 euros. Lo que sí recomendamos es no escatimar en caso de duda, porque te puedes acabar arrepintiendo.
¿Todo esto te parece complicado? Lo bueno del punto wifi es que solo vas a tener que compararlo una vez. Vete este año de vacaciones con él, y repite en el futuro sin ningún problema. Se acabó eso de irse a la montaña y no poder posturear en redes sociales.