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Osmosis, de Netflix, nos hace reflexionar sobre la tecnología en nuestras vidas


Hay una serie que lleva un tiempo siendo la comidilla de la oficina, de los compañeros de universidad y de la charla con amigos. Se trata de Osmosis, la ficción francesa que estrenó Netflix en sus pantallas.

Para los que la vieron, casi sin darse cuenta, revivieron el futuro del que hablaba ya Black Mirror o el amor total que destilaba Sense8. Todo en una nueva versión, que da una vuelta de tuerca a lo que el ser humano está haciendo con la tecnología. O mejor aún, lo que la tecnología nos está haciendo a nosotros.

Aviso Spoiler Alert

Osmosis, así es la serie futurista de Netflix

Osmosis Netflix

Alguna vez nos han tratado de convencer de que cada uno de nosotros contamos con un alma gemela en cualquier parte del mundo. Sin embargo, son muchos los que se quejan de no haberla encontrado, por más que se busque. Pero ¿y si la tecnología fuera capaz de encontrarla por ti? ¿Lo aceptarías?

Ese es el primer dilema que establece Osmosis, la serie de Netflix. El primer capítulo ya explica la situación por la que pasan Esther y Paul, dos hermanos que han inventado un algoritmo y que permite, a través de nanorobots insertados en el cerebro, ofrecer al que se somete la cara de su amor verdadero.

Pero no solo ofrecen un perfect match, sino que dan un paso más allá, conectando a estos dos individuos a través de la tecnología, haciendo que haya una conexión total en la pareja, que va más allá de lo puramente físico.

Lo hace analizando todo lo relativo al paciente: gustos, manías, miedos, fobias y cualquier dato que tenga en el cerebro. Todo se reduce a descargas eléctricas y elementos químicos, que dan todas las pautas que dejan sin secretos a aquel que se somete.

En esta primera “beta” son 12 los hombres y mujeres que se someten a la prueba a través de un tatuaje que, a su vez, permite conectar con su pareja perfecta ─es lo que nos recuerda a Sense8─ en una conexión total, más allá de las típicas apps para encontrar pareja. Pero ¿funciona tan bien como creen?

La búsqueda del amor a través de la tecnología

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La idea es que no queremos destriparos la serie. Lo que queremos es reflexionar sobre el papel de la tecnología en la actualidad. La serie de Netflix nos sorprende como ya lo hacían las novelas de Julio Verne, que también entrelaza el enigma científico con una pasión humana. La mezcla de números y cálculos, con la ternura y el amor.

Por lo tanto, no es un género nuevo. Más bien es un avance del género en sí, en el que la tecnología ya, por fin, está dando forma a nuestra manera de relacionarnos. Tomemos en este punto la introducción del último evento Brain IT- La sociedad del 2030 organizado por Nechi Group, que decía así:

“La tecnología está cambiando a la sociedad en su dinámica del día a día. Google e internet están sustituyendo la memoria colectiva. Las redes sociales están impactando en la manera de socializarnos”.

Y no solo de socializarnos, sino también de encontrar el amor. De hecho, como apunta Cristian Salomoni, experto en comunicación no verbal, “la tecnología ha cambiado al significado que damos a una relación, o por lo menos ha modificado muchos procesos psicológicos relacionados con nuestra forma de entender una relación y, por supuesto, ha cambiado el hecho en sí de cómo nos relacionamos”.

Cupido sabe que debe saber de informática si quiere ponerse al día. Los mensajes por WhatsApp sustituyen a las tradicionales cartas de amor, siglas como KOTL (beso en los labios, por sus siglas en inglés) reemplazan a los besos de verdad, y como no Tinder está sustituyendo al bar de toda la vida.

¿Estos cambios están “abaratando” el cortejo de siempre? ¿Estamos buscando atajos fáciles para el cortejo porque estamos muy ocupados? Ángela Arenas, psicóloga familiar, tiene claro que no podemos hacer culpable de la situación a la tecnología. Para ella “debemos convivir con ella, aunque no obsesionarnos con ella. En algún momento debemos volver a los entornos 1.0 para darnos cuenta de que no somos máquinas, sino personas”.

La tecnoética, más viva que nunca

Osmosis Netflix

Google designó la pasada semana un consejo de ética externo para lidiar con problemas “delicados” en materia de inteligencia artificial. El objetivo de este grupo es ayudar a la compañía a apaciguar a los críticos, aunque muchos ven en este gesto precisamente eso, solo un gesto.

De cualquier manera, “Osmosis ha puesto sobre la mesa la necesidad de ligar la ética a la tecnología”, afirma Iván Guillén, experto en tecnología y docente en marketing digital. “Ya lo decía Satya Nadella, CEO de Microsoft, que apuntaba que ha llegado la hora de que nos preguntemos no solo lo que un ordenador puede hacer, sino qué es lo que debería hacer”, apunta Guillén.

“Desde que el primer hombre comenzó a trabajar la piedra como herramienta, los humanos hemos vivido con la tecnología y la hemos tenido como aliada para el progreso”, afirma Guillén. “Quizás ahora ha llegado el momento en el que las rocas pueden hacer que hagamos un muro en torno a nosotros mismos que no nos permita avanzar”.

Por tanto, la pregunta volviendo a la serie es: ¿hasta qué punto es moralmente aceptable que un tercero nos investigue para encontrar el amor verdadero? ¿Seríamos capaces de sacrificar el amor real por encontrar el amor que, nos aseguran, es el que más nos conviene? ¿Cómo sería vivir en un estado de felicidad permanente?

Cualquier avance tecnológico pone también sobre la mesa un debate ético. Algo que también subyace en las tramas de la serie, el espionaje entre empresas e incluso el “todo vale” con tal de cosechar beneficios económicos, deshumanizándonos. Albert Einstein ya lo decía: “Se ha vuelto terriblemente obvio que nuestra tecnología ha superado nuestra humanidad”.

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