Un juego es activo cuando identifica, mediante sensores, cada movimiento de nuestro cuerpo y lo traduce en acciones dentro del propio videojuego. Un gran ejemplo de ello fue el mítico Wii Sports, aunque lo cierto es que la gran mayoría de los títulos de dicha plataforma eran activos gracias al sensor que se colocaba en la pantalla y los que contenían tanto su mando como su nunchuk.
Eso sí, no fue la única plataforma en ofrecer este tipo de experiencia. La propia PlayStation lanzó su propio sistema activo, sobre todo relacionado con juegos basados en el entrenamiento deportivo. Eso sí, si hay una franquicia con la que hemos gozado como niños pequeños ha sido con los distintos Mario Karts, entre otras cosas gracias a los adaptadores que nos permitían utilizar nuestros mandos como si fuesen volantes. ¡Lo que hemos sudado gracias a los juegos activos y lo que nos hemos divertido con un concepto tan inmersivo como este!