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Ha llovido mucho desde aquellos años en los que las criptomonedas no era más que una cosa para frikis. Una de esas inversiones raras que solo interesan a los inversores que no tienen experiencia o se aburren y quieren llamar la atención.
Hoy, muchos de los que criticaban esta tecnología miran con recelo a esos “raritos” forrados en montañas de oro. Es muy conocida la historia de Laszlo Hanyec, la primera persona que oficialmente compró un producto con Bitcoin.
Este programador había sido uno de los primeros en interesarse por la idea de Satoshi Nakamoto, y en aquel momento ya contaba con una cantidad de divisas que actualmente resultaría inimaginable.
Minar era una actividad residual y claro, ofrecía muchos beneficios si se observa con perspectiva. Pero a Hanyecz no se le recuerda por ser rico en la actualidad. Se habla de él por todo lo contrario.
En 2010 el hombre decidió comprar dos pizzas por 10.000 bitcoins al Papa John’s, en un momento en el que la moneda había sufrido una caída y valía menos de un centavo de dólar. Hoy ese montón de monedas equivaldrían a más de 500 millones de dólares.
Una década después de aquella anécdota, son pocos los que siguen recelando del potencial de las criptomonedas. No porque hayan dejado de ser volátiles (ahora más que nunca tras el pinchazo de la primavera), sino porque siguen atrayendo a más y más inversores.
No es extraño que en los últimos meses se hayan multiplicado las empresas con sus propias divisas. ¿Quién querría perderse la fiesta? Ya se han quedado suficientes por el camino, y cuanto antes se de el salto, menor será el coste de entrada.
Lo normal sigue siendo que las altcoins que van apareciendo sean producto de proyectos de ingenieros especializados en blockchain o de fenómenos virales. Gracias a esto último nació la Dogecoin.
No obstante también hay casos ajenos a ese mundo. En 2018, por ejemplo Kodak decidió lanzar su propia moneda (la KODAKCoin), pero no tuvo mucho éxito con las aprobaciones. Hoy le siguen la zaga muchos equipos de fútbol y empresas de deportes.
¿Conseguir premios solo por ser aficionado de mi equipo de fútbol de toda la vida? Parece el típico trato que haría el Demonio con una contrapartida mortal. Sin embargo es bastante real y tiene nombre propio: Chiliz.
Esta criptomoneda respaldada por la plataforma de recompensas de fans Socios.com, permite a los usuarios adquirir divisas CHZ para después intercambiarlas por FAN Tokens —fichas internas—, y poder así participar en votaciones y otras actividades de sus equipos.
En lugar de mandarle dinero al presidente del club para que cambie esa raya que no te gusta de la última equipación, entras en la app, adquieres monedas y las cambias por tokens. Luego miras qué polls hay abiertas y participas para tratar de conseguir que haga lo que quieres.
Esto es solo un ejemplo, pero si nos vamos a la realidad hay casos muy interesantes. El Barcelona realizó una votación para decidir qué obra de arte que se colocaría en los vestuarios del Camp Nou, y la Juventus hizo lo mismo para elegir la canción que sonaría tras cada gol.
“A los poseedores de tokens se les confían asuntos como el diseño de las camisetas, el entretenimiento en el estadio, etc. Los Fan Tokens también dan acceso a los aficionados a eventos especiales, contenidos exclusivos, recompensas y merchandising, y actúan como tarjetas de socio”.
¿Qué ganan los equipos de fútbol con ello? Además de conectarse con sus aficiones, reciben un porcentaje de las ganancias de la plataforma. No podía ser de otra manera claro. Y lo cierto es que el invento está funcionando muy bien.
"Al principio la participación era más bien unidireccional, limitándose a animar al equipo y a alabar a los mejores deportistas”, explica Alexandre Dreyfus, quien fundó la sala de póquer WINAMAX y lideró la web Chiligaming antes de crear Socios.com en 2018.
“Más tarde, los clubes deportivos con visión de futuro empezaron a involucrar a sus seguidores en algunas decisiones, en su mayoría no esenciales, buscando formas de implicar al público en general”. Lo que toda la vida se ha conocido como “dinero llama a dinero”.
“No había capacidad técnica para conectar a miles, o incluso a millones de personas de todo el mundo. Era imposible tener en cuenta la opinión de todos los aficionados e incluirlos en el proceso de toma de decisiones de forma segura y transparente”. Y entonces llegó esta moneda.
La adicción al juego está ya más que estudiada, y Dreyfus es bien conocedora de ella por venir del mundo del póquer online. De ahí que en Socios.com también se incluya un sistema de aleatoriedad para “cazar” tokens.
En las páginas de cada equipo aparece una vez al día un botón especial. Pulsándolo se generan seis tokens misteriosos, pero no a la vista del usuario. La idea es encontrarlos por toda la plataforma durante las 12 horas siguientes.
Y eso no es todo. Puedes encontrar el token, pero este solo tiene un 10% de probabilidades de ser la ficha que estabas buscando. Un opiáceo muy potente para los aficionados e inversores de Chilliz.
Hasta la fecha Chiliz ya cuenta con 20 tokens de equipos de fútbol y 8 de otros equipos de deportes como las artes marciales o la Fórmula 1. Esto, sin embargo, no ha hecho que el coste de entrada para los aficionados haya crecido.
Mirando los datos de CoinMarketCap, CHZ está cotizando a unos 0,22 dólares tras el repunte vivido el pasado abril cuando se disparó todo el mercado de las criptomonedas. ¿Está desinflada así la moneda? Ni de lejos.
Chiliz ocupa la posición número 58 dentro de la plataforma con una capitalización de nada menos que 1.300 millones de dólares. Eso sí, está cerca de su límite de circulación: 5,8 billones de CHZ frente al suministro tope de 8,8 billones.
Es un margen lo suficientemente amplio como para que los equipos de fútbol sigan dando el paso. Basta con mirar que los involucrados ya en el sistema han generado unos 25 millones de euros por técnicamente, “no hacer nada”.
Actualmente los clubes que están involucrados con sus propios tokens en el sistema de Socios.com son:
El fenómeno Fan Token está incluso llegado a las altas estancias del fútbol y algunas selecciones nacionales no están dudando en sumarse. Por el momento solo aparecen reflejadas la de Argentina y la de Portugal, pero en el futuro podrían llegar muchas otras.
De hecho, poco después de empatar el primer partido de la Eurocopa (de la que sería eliminada en semifinales), la selección española confirmó que habría novedades al respecto muy pronto.
Ahora bien, que haya tantas opciones significa una cosa: todos los CHZ no valen lo mismo. Con una divisa solo puedes comprar un token concreto, y cada equipo tiene el suyo propio. Estos se lanzaron 2 dólares en un principio, pero después empezaron a fluctuar.
Por eso no es raro que en el futuro se vayan generando economías de escala. Vamos, que los clubes más grandes se alejen más y más de los pequeños. Y es que, si te dieran una ficha para jugar a cualquier máquina recreativa ¿no la echarías en la más moderna y grande?
Para que lo entiendas, el lanzamiento del BAR, el token del Barça, el pasado 2020 colapsó durante unas horas la web de Socios.com. Los 600.000 tokens puestos en circulación volaron en menos de 2 horas y generaron unos ingresos de 1,3 millones de euros.
Es evidente que nunca sucedería lo mismo con fichas de otros equipos. ¿Cómo compararlo con el CAI (Token Independiente de Avellaneda)? Pues eso.
Con un negocio así entre las manos era evidente que Dreyfus y los suyos no iban a conformarse con el mundo de los Fan Tokens.
Dejando de lado que CHZ es una criptomoneda que opera en el mercado y que se puede intercambiar por Bitcoin o lo que se quiera (es una opción de inversión más), Socios.com está también expandiendo sus negocios hacia otros frentes.
¿Cómo perderse el boom de los NFT? El año pasado Chiliz cerró un acuerdo con el token de juego Enjin para permitir a sus usuarios crear coleccionables digitales de los equipos. O lo que es lo mismo, NFT montantes y sonantes.
Eso ponía la tecnología para generar non-fungible tokens. El negocio vendría de la mano del acuerdo con Chainlink, con quien se hará posible acuñar exclusivos para celebrar determinados partidos o competiciones.
Por otro lado, Chiliz también ha establecido un contrato con Rakuten, el patrocinador del Barcelona para llegar a más rincones de Europa, concediéndole a la marca asiática un papel de nodo validador dentro de la blockchain.
Y la cosa no queda ahí. La empresa con sede en Malta está comenzando a tantear el mundo de los derechos deportivos mediante la colaboración con la agencia gala de marketing Lagardere Sports. ¿Hasta dónde llegarán?
Volvemos a decir lo mismo: nadie lo sabe. Si el desconocimiento es generalizado para otras criptomonedas para normales, imagínate la expectación y confusión que hay en torno a Chilliz. Por eso, ante todo (y ante la emoción fan), precaución.
