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¿Cuándo es doping el uso de la tecnología en el deporte?

13 Abril 2020 08:35

“El ser humano no tiene límites”. Esas fueron las palabras que pronunció el atleta keniano Eliud Kipchoge después de cruzar la línea de meta de la maratón de Viena en octubre de 2019 y convertirse en el primer deportista en terminar una carrera en menos de dos horas. Todo deportista quiere superarse. Constancia, perseverancia y tesón son tres cualidades indispensables para todo deportista de élite. Pero algunos tienen la tecnología y la I+D+i como aliados a los entrenamientos diarios.

El doping lo relacionamos con sustancias prohibidas que consume el atleta para mejorar artificialmente su rendimiento. Es un fraude que vulnera el espíritu deportivo. Sin embargo, no todo el apoyo llega a través de la química. La innovación, el desarrollo y las nuevas tecnologías están muy presentes en el entrenamiento y equipamiento de los deportistas. ¿Puede considerarse dopaje que un nadador disponga de un 'superbañador' de poliuretano?

Superdeportistas con lo último en tecnología

Nadie discute que Usain Bolt o Michael Phelps son auténticos portentos físicos que deslumbraron al mundo conquistando medallas y batiendo récords. Eso no se consigue con gadgets. Por más zapatillas deportivas o trajes de baño de última generación que usemos el común de los mortales, no nos convertiríamos en fueras de serie. El debate que hay sobre la mesa es ¿hasta dónde se debe permitir el uso de la tecnología? ¿Cuándo se empieza a hablar de 'doping mecánico'? Fronteras que todavía no están trazadas con claridad, aunque algunas federaciones deportivas ya van delimitando el territorio.

Conocimos el bañador LZR Racer en los Juegos Olímpicos de Beijing en el 2008, donde Michael Phelps se colgó ocho medallas de oro. Mucho se habló de un traje con nanopartículas hidrofóbicas que repele el agua, lo que quiere decir, que el nadador gana una mayor velocidad. Pero atribuirle al LZR Racer el hito del estadounidense sería un error. Más nadadores lo usaron, pero sólo Phelps brilló. Por tanto, la tecnología no te da superpoderes.

Phelps

La Federación Internacional de Natación (FINA) no dijo nada entonces, pero sí que se pronunció un año después. En el Mundial de Natación de Roma de 2009 se superaron 43 marcas en 31 pruebas. Una proeza jamás vista. Y en parte porque los nadadores estrenaron unos trajes de baño de poliuterano que les facilitaban mantenerse a flote y ganar en velocidad. La FINA decidió respetar las marcas alcanzadas, pero prohibió el uso de bañadores sintéticos.

Usain Bolt ganó siete oros en las Olimpiadas de Londres, Pekín y Río de Janeiro. Una hazaña insólita fruto de unos condiciones físicas innatas y de un entrenamiento tenaz. Médicos deportólogos señalan que las aptitudes de Bolt -incuestionables- se combinaban con sesiones en cámaras hiperbáricas para respirar oxigeno puro y regenerar tejidos, recuperarse de la fatiga e incrementar el rendimiento. Por otro lado, el atleta jamaicano también se entrenaba con dosis de corriente eléctrica, la llamada electroestimulación a fin de aumentar el tono muscular y la resistencia y fuerza de los músculos.

Eliud Kipchoge recorrió en menos de dos horas los 42 kilómetros de la maratón de Viena. Un éxito que sí que fue censurado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). Su plusmarca no tuvo rango oficial porque el atleta tenía en sus pies 'ayuda' tecnología de última generación.

Kipchoge declaró que “el ser humano no tiene límites”...

…y menos aún si calzas unas zapatillas AlphaFly Nike. Su pies, ya veloces por naturaleza, estuvieron impulsados por una seria de capas de fibra de carbono, espuma y cámaras de aire que dotaron al corredor de un apoyo extra para multiplicar su esfuerzo. Las AlphaFly son capaces de incrementar el rendimiento del atleta en torno a un 5%.

La IAAF también tomó su decisión por motivos estrictamente deportivos. Por ejemplo, Kipchoge estuvo asistido por sus entrenadores y no tuvo competidores durante toda la prueba, sino que fue apoyado por 41 “liebres” que le marcaron el paso durante toda la maratón. Pero eso ya son otros motivos que nada tienen que ver con la tecnología.

Indiscutiblemente estos atletas de alto rendimiento son fueras de serie. Nadie lo pone en duda.. Analistas, observadores y deportólogos cuestionan si éticamente es aceptable que algunos deportistas profesionales tengan mayor accesibilidad a la tecnología deportiva que otros. Consideran que la facilidad tecnológica de unos en detrimento de los otros puede alterar la competición.

3 innovaciones que cambiaron el deporte: nanomateriales, análisis de datos y videoarbitraje

Nos gusta comparar a deportistas de distintas épocas. Es un ejercicio habitual en la prensa especializada. Pero no se puede responder a la pregunta de quién es mejor: Messi o Pelé, Rafa Nadal o John McEnroe. Cada uno es un prodigio en su tiempo. La comparación es complicada porque los modos y la práctica deportiva han cambiado y los entrenamientos se han perfeccionado.

  • Nanotecnología. No hace falta ser miembro de los Vengadores para disponer de los último en nanotecnología. No fueron industrias Stark, sino la empresa deportiva Wilson la que fabricó una raqueta más resistente y rígida con nanomateiales. Roger Federer, y especialmente sus contrincantes, pudieron comprobarlo en primera persona.
  • Big Data. Tener recursos para recopilar, descifrar y entender una ingente cantidad de datos ofrece a un equipo una gran ventaja a la hora de diseñar estrategias y tácticas. Encuentren en el análisis de datos masivos una herramienta con la que sorprender y anticiparse a sus rivales para alzarse con la victoria.
  • Vídeoarbitraje. Los avances tecnológicos no repercuten únicamente en la práctica deportiva, también lo hace sobre el arbitraje. El ojo de halcón es indispensable desde hace años en el tenis para saber con certeza si la pelota a botado dentro o fuera de la pista. La novedad fue cuando se introdujo en el fútbol. El Video Assistant Referee (VAR) se estrenó en el Mundial de Rusia de 2018. El árbitro de campo ya no está solo ante el peligro. Ahora está asistido por un equipo de tres árbitros que miran el partido desde diferentes monitores e intervienen cada vez que haya una jugada polémica. Además, el árbitro de campo puede solicitar ver la jugada repetida en caso de dudas antes de tomar una decisión.

La tecnología está al servicio del deporte, aunque siempre habrá quien quiera aprovecharla para hacer trampas. Y no únicamente en el mundo real, también en el virtual. Los eSports ya cuentan con el primer caso de dopaje. Es el de Cameron Jeffers, un ciclista y youtuber a quien le han retirado el título de campeón británico de e-Cycling. ¿Qué hizo? Trucó el sistema para conseguir una mejor bici antes de tiempo y aventajara al resto de participantes. Si quieres conocer los detalles de la historia, no salgas de Bloygo.

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