Ya son muchos los que han probado las nuevas formas de alojamiento que ofrece el siglo XXI cuando viajamos a través de plataformas como la amada y odiada a partes iguales Airbnb. Y es que dormir en un piso en lugar del típico hotel tiene un sinfín de comodidades.
Para empezar, al tener tu propia llave y poder entrar y salir cuando te venga en gana sin pasar por recepción te da una mayor libertad y te hace sentir un poco menos turista, además de conocer aunque sea de vista a gente local (tu inquilino) y escuchar sus recomendaciones. El hecho de tener tu cocina equipada y nevera de tamaño normal también también te permite prepararte desayunos de marqués con productos locales y comprados a precio de súper, sin necesidad del típico buffet libre, en el que siempre acaba cayendo un poco de bacon y unas salchichitas. Y lo mismo vale para las cenas, que tras un día entero recorriendo todos y cada uno de los destinos turísticos, bien se agradece una noche echado en el sofá mientras cenas, en lugar de tener que estar cayéndote del sueño en cualquier restaurante.
Habrá a quien le pueda gustar esta nueva forma de viajar, pero no le parezca éticamente adecuada la posibilidad de ir a parar a un piso controlado por una empresa en lugar de a la casa de un local. Y entonces, ¿qué? ¿Hemos de resignarnos y volver al hotelito de siempre? Por suerte, internet vuelve a acudir al rescate con una alternativa: el intercambio de casas, pero sin dinero de por medio.
Homeexchange, viaja a casas ajenas sin pasta
Hasta hace unos años, este tipo de plataformas como Homeexchange servían para intercambiar la casa con alguien durante los mismos días. Tú te ibas de vacaciones a su hogar y ellos venían al tuyo. Pero claro, cuadrar las vacaciones de esa pareja sueca tan simpática con las tuyas es como poco un trabajo de ingeniería fina, así que la mayoría lo daba por imposible.
Por eso, para salvar ese problema Homeexchange se ha inventado una cosa llamada GuestPoints. Estos son una especie de puntos para invitados que, dentro de la plataforma, funcionan como si fuera dinero. Es decir, por cada huésped que recibas en casa obtendrás un número determinado de puntos (en función de las camas que tengas, dónde vivas y cómo de top sea tu casa) y, del mismo modo, ir a casa de los demás te costará otros tantos puntos. Con esta ingeniosa idea no es necesario ponerte de acuerdo con alguien en cuanto a fechas, simplemente tienes que buscar qué fechas quieres viajar, a qué ciudad, y te aparecerán todas las opciones disponibles. Si tienes suficientes puntos, le enviarás una petición a esa persona y si la acepta, ¡ya tienes alojamiento! Y si no, te tocará coger el móvil, liberar tu casa unos días y encontrar esos invitados que te den los puntos que te faltan.
Además, el hecho de eliminar el intercambio de dinero de la ecuación evita el interés de quien quiera sacarse el sueldo alquilando varios pisos sin dedicarse formalmente a la hostelería, dejando las plataformas únicamente para poner en contacto a locales de todo el mundo.
Pero, ¿todo es tan bonito como lo pintan? Para comprobarlo, hemos decidido utilizar la plataforma para las vacaciones de uno de nuestros redactores, que dormirá con su pareja una noche en Pamplona y dos más en Bilbao. Esto ha sido posible porque al registrarse y publicar el anuncio de su casa por primera vez le regalan puntos, con lo cual puedes probar el servicio como huésped y si te convence, lanzarte a ser anfitrión. Eso sí, habrá gente que no quiera alojarte por ser novato en la plataforma y no tener comentarios, eso debes tenerlo en cuenta.
Comprobamos al hacer la búsqueda que hay varias opciones de alojamiento para Bilbao y Pamplona, incluso para poblaciones más pequeñas que quedan de camino como Guernica. Ya no os contamos si buscáis Nueva York o Tokyo. El “precio” medio por noche son unos 100 GuestPoints por noche, aunque si nos vamos a sitios como la ciudad que nunca duerme ya hablamos de unos 200 de media.
Sensaciones tras el viaje
El trato con ambos anfitriones ha sido muy agradable y cordial. En el piso de Pamplona una pareja joven de profesores nos cuentan que tratan de viajar 4 o 5 veces al año y que a través de los puntos es una buena forma de hacerlo posible sin arruinarse. En este caso, iban unos días a casa de los padres y a cambio “ganaban” una noche para su próximo destino.
En Bilbao, es una familia con dos hijos la que se va unos días de la ciudad y también nos dejan su plaza de parking para colocar el coche, un chollazo teniendo en cuenta lo que cuesta aparcar allí.
En comparación con viajar a través de otros servicios como por ejemplo Airbnb, sí que se nota más que a los pisos a los que vas realmente hay gente viviendo y no es un “negocio”, ya que hay fotos personales y demás. Al no estar acostumbrados a un espacio tan familiar, al principio sientes que estás en un sitio que no te pertenece y que en cualquier momento pueden entrar los propietarios, pero en un rato te acostumbras.
Viajes casi gratis
Teníamos puntos por habernos registrado en la plataforma, pero las noches en casas ajenas no son totalmente gratis. Hay que pagar 10 euros la noche para un seguro que protege tanto al anfitrión como al huésped.
Por esos 10 euros nos aseguramos que, si el anfitrión no aparece, la plataforma se compromete a buscarnos un alojamiento cercano o a pagarnos 700 euros a la semana para encontrar otro alojamiento, además de cubrirnos parcialmente ante posibles daños en la casa. El anfitrión también cuenta con un seguro de daños y una fianza de 500 euros en caso de que haya algún problema importante, aunque ese dinero no nos lo retendrán.
Por esas tres noches entre Pamplona y Bilbao hemos pagado 30 euros entre dos personas, un auténtico regalazo. Ahora bien, si ya tienes claro que vas a usar el servicio más de dos semanas durante el año, te conviene coger una cuota anual de ese seguro por 130 euros y olvidarte.
Por supuesto, las vacaciones se acaban y los puntos, también. Hemos vuelto encantados de la experiencia con este nuevo servicio y con la seguridad de que hospedaremos a invitados de cara a tener puntos para las vacaciones del año que viene. Queremos irnos a San Francisco un par de semanas y ya le tenemos el ojo echado a una casita, lo que contando el seguro nos costará 140 euros en total entre dos. Como es normal, hemos puesto los dientes largos a media redacción.