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Cada vez más personas conviven con uno o más perros. De hecho, hay estadísticas que afirman que en España ya hay más perros que niños. Nosotros, sin ir más lejos, cumplimos con ello: tenemos una niña y dos perros: Carlota, Pippa y la nueva incorporación, Huga.
Con este boom perruno son muchas las compañías tecnológicas que nos quieren hacer la vida más fácil (¡Gracias!). Y en la era digital que vivimos, todas esas mejoras pasan por una gran cantidad de gadgets tecnológicos que la mayoría adoramos y utilizamos. Y es que la vida con perro, si es techie, es aún mejor.
En nuestra casa somos un poco frikis con la tecnología, tenemos que probarlo todo, tener las últimas versiones y todo tipo de aparatos. Para las perrillas hemos probado varios: comederos automáticos, correas que miden los pasos, localizadores gps, y cómo no, cámaras de vigilancia para los pocos ratos que se quedan solas.
Y entre estas últimas, la que más nos ha gustado es Furbo Dog Camera.
Es posible que a estas alturas ya la conozcáis, todo el que tiene un perro instagrammer conoce (y desea) la Furbo Dog Camera. Y es que no es una cámara sin más.
Uno de los grandes problemas que muchas personas tienen cuando sus perros se quedan solos, es que los pobres sufren de mucha ansiedad por separación. Se agobian, y todos sabemos lo que ocurre en esos casos: remodelaciones decorativas, nuevos usos para las zapatillas, papeles que explotan…
Con Pippa y Huga (de momento), nunca nos ha pasado, pero sí con otros perros que han vivido con nosotros. Cuca, una cocker spaniel preciosa y buenísima, era muy aficionada a desmontar aparatos electrónicos y gafas de sol, cuanto más nuevos mejor.
A Cástor le gustaban los iPad y los mandos a distancia, además de las puertas. Llegar a casa era siempre un momento de incertidumbre, nunca sabías cuál iba a ser la sorpresa.
Con las cámaras actuales puedes vigilar a tu perro, pero muchas de ellas tan solo hacen eso, vigilan. Eso te permite asistir al desastre en primera fila, y hasta grabarlo. Te van a destrozar las cosas igual, pero al menos tendrás un vídeo estupendo para subir a instagram.
Con Furbo es otro tema. Lo primero porque te avisa. Si empieza a haber jaleo, la app instalada en tu smartphone te manda una notificación, e inmediatamente puedes ver (y oír) qué está ocurriendo. Y aquí es donde Furbo se diferencia de las demás. Lo mismo que tú puedes oír a tu perro, tu perro podrá oírte a ti.
La mayoría de las veces, oír la voz de su dueño reconforta y calma al perro, ayudándole a pasar ese mal trago momentáneo. Y no solo eso. Una vez que se ha calmado, puedes recompensarlo con una chuche (o todas las que quieras), porque Furbo es además un dispensador de chuches.
Nuestra experiencia con Furbo, Pippa y Huga ha sido muy positiva hasta el momento. Tenemos suerte porque ninguna de las dos sufre de ansiedad por separación, pero aún así nos ayuda mucho a saber qué pasa y en qué andan ocupadas.
Como (casi) todos los gadgets tecnológicos actuales, Furbo es fácil de instalar y la app es intuitiva y funciona muy bien, la actualizan periódicamente y si tienes una buena conexión a internet, los vídeos se ven nítidos y sin cortes.
La falta de luz no es un problema para la cámara Furbo, ya que también cuenta con visión nocturna.
Como decíamos antes, cuando Furbo detecta que tu perro está ladrando (o cualquier ruido fuerte), te avisa. Así, inmediatamente puedes calmar a tu perro.
No solo oyes a tu perro, además puedes hablarle para calmarlo o simplemente para premiarlo o hacerle compañía.
Los perros entienden muy bien las recompensas. Cuando hacen algo bien, si se les recompensa de la forma adecuada, tienden a repetir esos comportamientos.
En definitiva, Furbo Dog Camera es de esos gadgets imprescindibles en el día a día. Si vosotros también queréis probarlo con vuestras mascotas, gracias a Yoigo podéis conseguir una tan solo con participar en el formulario que encontrarás más abajo. ¡Muchísima suerte!
