Advergaming es un nuevo vocablo que deriva de las palabras inglesas ‘advertising’, que significa publicidad, y ‘game’, que significa juego. Se denomina así al hecho de que una marca decida recurrir al mundo gamer para acercarse a su público objetivo de una forma mucho más directa y atractiva que de costumbre. El secreto está en que cambia el clásico anuncio que únicamente busca el impacto por una forma de acercarse a su target mucho más atractiva: mediante un videojuego en el que, si bien la presencia de la marca es innegable, es muchísimo más atractiva.
El hecho de invertir en algo así, poner una historia al servicio del entretenimiento del público y de ir introduciendo en la trama elementos característicos de la firma resulta una opción de lo más inteligente. ¿El motivo? El impacto que se consigue es mucho más prolongado que con un spot o un banner, puede durar incluso horas, ¡y con un poco de suerte la transformación en ventas también será muy superior!
Algunos ejemplos de advergaming
Han sido muchos los ejemplos de este tipo de videojuegos promocionales que hemos tenido la oportunidad de probar durante las últimas décadas. No suelen ser maravillas de la técnica, pero sí que se agradece ver cómo las marcas se lo curran.
Por ejemplo, hace unos años tuvimos la oportunidad de manejar a Quicky, el famoso conejo de Nesquick, de jugar al tres en raya con M&Ms o de recoger chocolates por medio internet de la mano de los deliciosos Magnum.
A día de hoy, aunque van un paso más allá del advergaming, lo más probable es que el mejor exponente de este movimiento sean los exitosos videojuegos de Lego. ¡La de sets y cubos de piezas de construcción que se habrán vendido gracias a ellos!