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Deporte y tecnología: avances que lo cambiaron todo

09 Abril 2019 - Actualizado 27 Noviembre 2021

Siempre habrá quien saque dieces en Educación física y los torpes que intentemos pasar el mal trago de saltar el potro, hacer la vertical y la prueba Course navette lo antes posible. A pesar de que ciertas aptitudes relacionadas con el deporte son indudablemente innatas, todos podemos superar nuestra ‘torpeza’ con entrenamiento, constancia y empeño.

La perseverancia es algo que de momento depende de cada uno de nosotros. Todavía no hay ningún gadget que nos obligue a levantarnos del sofá para hacer series de 20 flexiones. Sin embargo, tenemos a nuestro alcance un sinfín de apps para proponernos ejercicios que nos pongan en forma.

Innovaciones tecnológicas para el deporte

Los deportistas baten récords a una velocidad pasmosa. Si comparas la manera de practicar el deporte actual con el de hace unas décadas, descubrirás que no se asemeja en nada. La intensidad, la velocidad, la resistencia… de los atletas ha aumentado exponencialmente. Y eso se debe, en gran parte, a los nuevos utensilios para practicar ciertas disciplinas y a las nuevas técnicas de entrenamiento que se han desarrollado gracias a los avances tecnológicos.

  • Pulsómetros. Es el gadget más extendido entre la población, ya sea deportista o no. Estamos a una app de distancia de poder contabilizar los pasos que damos, los kilómetros que recorremos y las calorías que perdemos diariamente. Existen un gran número de aplicaciones gratuitas para smartphones que nos ayudarán a registrar los resultados de nuestras sesiones de fitness. Pero si tú eres más de las pruebas estilo ironman, lo que necesitas es un smartwatch que registre toda tu actividad física con precisión suiza.

Pulsómetroo
  • Sensores. El uso de sensores en diferentes materiales deportivos, como zapatillas o balones, es habitual en el deporte de alto rendimiento. La finalidad de esta tecnología es obtener en tiempo real datos sobre la velocidad, la potencia, la aceleración… a fin de conocer qué debemos mejorar y que entrenamiento debemos potenciar. Los sensores, además, son una fuente de información que permite a los entrenadores recopilar información y evaluar el rendimiento de los deportistas
  • Nanotecnología. Tony Stark no es el único que utiliza nanotecnología en sus gadgets, también recurren a ella las empresas deportivas. Wilson fue uno de los primeros fabricantes que usó nanomateriales para desarrollar una raqueta más resistente y rígida. El tenista Roger Federer lo pudo comprobar en primera persona. Esta tecnología también la encontramos en trajes de natación que repelen el agua o pelotas de golf que apenas se mueven durante el pase.

La tecnología deportiva al servicio de la integración

Los avances tecnológicos han facilitado a las personas con discapacidad la posibilidad de practicar deporte. Discapacidad y deporte es una unión más compleja de lo que parece a simple vista. La voluntad de superación del deportista es la piedra angular sobre la que giran otros elementos indispensables: entrenadores especializados, terapeutas, tecnología, así como una actitud proactiva de la sociedad y las instituciones. El deporte es la herramienta integradora más poderosa del mundo, sin embargo, requiere de una sociedad abierta e inclusiva.

Las personas con discapacidad necesitan algunos gadgets para practicar su deporte favorito, inventos que la tecnología ya ha creado. En cambio, de nada sirven los gadgets, sin personas como Sylvana Mestre. La fundadora y CEO de Play and Train trabaja día a día para construir una sociedad más justa, solidaria y colaborativa. ¡Todos somos iguales deslizándonos por la nieves!

Pero las personas con discapacidad no solo necesitan cosas, también son capaces de crearlas. Por ejemplo, la marca Timpers, en la que personas ciegas diseñan zapatillas que, si bien no están concebidas para la alta competición, son más que solventes para darte paseos y hacer actividades sin impacto como el yoga o el pilates.

Nueva tecnología, nuevo arbitraje

“¡Ha sido fuera de juego clarísimo!”, “¡¿es que no ha visto el codazo?!”, “¡la pelota no ha entrado!”. Tres exclamaciones típicas que braman los aficionados cuando consideran que el árbitro se ha equivocado en contra de su equipo. ¿Si se puede ver repetida la jugada en vídeo, por qué no lo hacen los árbitros antes de pitar? Esa era la pregunta que muchos futboleros se hacían hasta hace poco menos de un año, con la llegada del VAR a nuestros estadios.

El videoarbitraje (Video Assistant Referee) se estrenó en el Mundial de Rusia de 2018 para cambiar la manera de arbitrar los partidos de futbol. El VAR consiste en revisar las jugadas dudosas en vídeo antes de tomar una decisión. Así de simple. Un grupo de tres árbitros encerrados en una cabina viendo el partido en diferentes monitores que intervienen cuando hay dudas sobre un gol, un penalti, una tarjeta roja o una confusión de jugador. Sí, sí… lo mismo que haces en casa con tus amigos, pero sabiendo lo que se dicen -o sea queremos creer- y llevándoselo calentito.

El videoarbitraje es una novedad en el fútbol, pero es un sistema muy consolidado en otros deportes como el tenis, donde el ojo de halcón es una tecnología imprescindible. No te dejes engañar por el nombre, no se trata de ningún superhéroe de Marvel o DC, sino que es una herramienta indispensable en la toma de decisiones.

El ojo de halcón es una técnica que se basa en cálculos de triangulación realizados a partir de una secuencia de imágenes grabadas con diferentes cámaras. De esta manera se puede calcular la trayectoria exacta de la pelota y saber con certeza si la bola ha votado dentro o fuera de la pista.

La imagen que visiona el árbitro antes de conceder o no el punto es la misma que vemos repetida por televisión desde casa. Esta tecnología es vital en el arbitraje del tenis profesional, salvo en las pistas de tierra batida, donde la marca del bote se ve con bastante claridad.

Big Data: adelántate a la jugada

El análisis de datos ayuda a los equipos a diseñar estrategias y tácticas con las que sorprender a los rivales, anticiparse a sus jugadas y alzarse con la victoria. Hasta no hace mucho tiempo, los entrenadores sólo disponían de sus ojos para estudiar a los próximos rivales. El equipo técnico se encerraba en una sala y visionaba vídeos una y otra vez hasta que entendían la manera de jugar del contrincante.

El análisis masivo de datos sonaba a ciencia ficción. Ahora, en cambio, la tecnología permite medir aquello que el ojo humano no ve. Saber el número de toques de balón, la distancia que recorre cada jugador o la velocidad de los contrincantes son datos muy útiles que proporciona el Big Data. En definitiva, son nuevas métricas para analizar con mayor precisión el rendimiento de los deportistas y tratar de potenciarlo.

Big Data

La liga profesional de Fútbol Americano, por ejemplo, cuenta con una plataforma que apoya a todos sus equipos con una base de datos que incluye información sobre la superficie del césped, las condiciones climatológicas o los registros de la etapa universitaria de cada jugador.

En el deporte rey, el Big Data también se está abriendo camino. La selección alemana de fútbol ha sido uno de los primeros equipos en recurrir a esta técnica informática para preparar una competición. La utilización de cámaras y sensores de movimientos en los entrenamientos y amistosos aportó una gran cantidad de datos extra al cuerpo técnico para afrontar el Mundial de Brasil del 2014.

El Big Data es como tu amigo friki que sabe recitarte las estadísticas de la joven promesa búlgara que juega en la liga China, pero a lo bestia. Todos los datos pueden ser recopilados y desmenuzados: la distancia de un tiro libre, la cantidad de toques de balón o los pases buenos y malos. Se estima que en un entrenamiento de una hora se capturan y analizan cerca de 80 millones de puntos de datos.

La tecnología repercute directamente en la mejora del rendimiento deportivo, pero una cosa está clarísima: nuestra forma física no mejorará, por más gadgets y avances tecnológicos que tengamos, si no nos vestimos de corto. Así que, ¡deja de buscar lo último en Netflix y sal a correr!

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