Si crees que lo mejor que puede hacer un smartwatch es mantenerte alerta para que no te pierdas ni un solo comentario de tu cuñado en los grupos de Whatsapp o advertirte que has ingerido 9.000 calorías y quemado solo 200, te falta mucho por descubrir.
Los que sí que están descubriendo las bondades de los smartwatches más allá del postureo, son las personas que velan por construir un mundo cada día más accesible.
Personas como Oscar, gente que ha decidido actuar para que la sociedad avance verdaderamente hacia la inclusión.
Es así como científicos, educadores y trabajadores sociales en todo el mundo retan al status quo e invitan a la tecnología a que se ponga al servicio de una realidad más inclusiva, en la que personas con discapacidad intelectual puedan hacer uso de, por ejemplo, relojes inteligentes para cuidar su salud o mejorar sus habilidades sociales.
Tecnología para dar soporte emocional
La tecnología juega un papel fundamental para las personas en situación de discapacidad cognitiva, no sólo desde el punto de vista de la discapacidad, sino también como un refuerzo a la gestión emocional que se deriva de intentar desarrollarse en ambientes que no siempre son todo lo inclusivos que deberían.
La aplicación de la tecnología para brindar soporte a personas con discapacidades congnitivas comprende, desde generar alertas hasta mostrar elementos que evoquen emociones y su éxito se basa en el análisis de individuos con disfunciones cognitivas y su relación con el entorno y con dispositivos externos.
Smartwatches y discapacidad: tendencia en aumento
La normalización es clave en la inclusión. Desarrollar gadgets que solo utilizan personas con circunstancias muy concretas, lejos de integrarlas, las aleja, marcando un ellos y un nosotros que poco contribuye a la idea de que en el mundo cabemos todos. Algo así como cuando te invitan a una fiesta privada, pero al mismo tiempo te dicen que puedes traer a tus amigos.
Por eso, hacer de los smartwatches herramientas útiles para personas con necesidades cognitivas especiales es un paso relevante de inclusión, no solo en términos de deporte y discapacidad, sino desde un punto de vista mucho más amplio y retador. Siendo los smartwatches una tendencia en aumento, adaptar su uso aporta en su universalización y ayuda a que nuestra sociedad sea cada día más accesible.
El crecimiento exponencial de los monitores de actividad
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, 2018 es el año del wearable en general y, en particular, del smartwatch: más de 110 millones de dispositivos relacionados con la monitorización de la salud y la actividad física serán vendidos en todo el mundo en comparación con los 19 millones vendidos en 2016.
Un dato lógico, considerando el creciente interés de las personas por mantener unos hábitos de vida saludable, enmarcados en una época en la que el mundo parece despertar a la búsqueda de un día a día más responsable y cada vez más incluyente: muchas de las apps de fitness más populares del mercado incorporan una modalidad “familia”, ideal para que entre todos nos ayudemos y nos cuidemos y habilitando la participación activa de niños, mayores y personas con necesidades especiales.
Sin duda, un soplo de aire fresco para quienes huyen del postureo: más allá de la avalancha de fotos de yoga y porridges en Instagram, realmente nos estamos preocupando y ocupando de saber cómo estamos y adaptar nuestros comportamientos para tener una mejor calidad de vida.
Wearables: encuentro entre salud y diversión
Los wearables están replicando, entre otras cosas, la esencia del deporte: divertir y generar mejoras en la salud de las personas; y la dedicación de un asistente personal.
Así, los monitores de actividad han pasado de ser meras pulseras cuantificadoras de pasos para convertirse en centros de operaciones que asumen la misión de ayudarte a organizar tu día a día, optimizando el tiempo que dedicas al trabajo, ayudándote a dormir mejor y promoviendo la conciliación entre tus diversas facetas y actividades.
De esta manera, los wearables en general y los smartwatches en particular, cobran relevancia en el cuidado de tu salud física y mental y se convierten en aliados valiosos para facilitar la inclusión de personas que sufren alguna discapacidad física o cognitiva.
Smartwatches en terapias conductuales
Las terapias conductuales son frecuentes en personas de todas las edades que sufren alguna discapacidad cognitiva. Los smartwatches cobran fuerza en estas terapias por su capacidad de responder a comandos de voz, establecer recordatorios y almacenar información relevante para que terapeutas y allegados puedan ayudar a la persona a modificar conductas en función de mejorar su calidad de vida.
El valor de los datos recopilados por smartwatches
Los smartwatches y otros wearablescapaces de recopilar y mostrar datos sobre quien los usa, tienen el potencial de ahorrar tiempo de investigación y ampliar exponencialmente el tipo de feedback que recibe un profesional de la salud mental, al hacerlo mucho más extenso, técnico y objetivo.
Notificaciones y recordatorios en la salud mental
Además de la evidente utilidad para recordar citas médicas o la toma de algún medicamento, los smartwatches aumentan la capacidad de acción del terapeuta al permitir programar recordatorios y mostrar notificaciones que le hagan estar presente en el día a día de la persona que sigue la terapia y no solo durante los minutos que dure la consulta.
Acceso a la información para personas con discapacidad
Uno de los grandes retos de organizaciones como Altavoz es permitir a las personas con discapacidad cognitiva un mayor acceso a la información, ya sea a través de sistemas de señalización especialmente concebidos para ellas o mediante la adaptación de sistemas existentes para que aumenten su accesibilidad.
Y es que uno de los mayores detonantes de agresividad, respuestas negativas y crisis en personas con necesidades de aprendizaje especiales es, justamente, la dificultad que en muchos casos tienen para familiarizarse con códigos de comunicación que les resultan ajenos o complejos, dando lugar a malentendidos y a la frustración que estos conllevan.
En este sentido, los smartwatches aportan posibilidades para que las personas se comuniquen empleando sistemas más afines a su forma de comprender el mundo que les rodea, sin limitarse al uso de un único sentido -por ejemplo, la audición en las conversaciones presenciales- y generando asociaciones y hábitos que les permitan percibir su realidad como un lugar mucho más controlado y seguro, a la vez que facilitan la comprensión de sus expresiones a las personas de su entorno.
Smartwatches con electrocardiogramas, detectores de caídas y medidores de estrés
Las funcionalidades de los smartwatches van cada vez más allá de lo que hacen los relojes de toda la vida. Muchos modelos punteros incorporan funcionalidades de medición del pulso en tiempo real o de la cantidad de oxígeno en la sangre y, con este tipo de datos, generan informes sobre niveles de estrés.
Otros son capaces de medir la actividad cardíaca, detectar caídas, alertar de rutas poco habituales gracias a su GPS e incluso albergar reglas del tipo “llamar a este número en caso de caída”.
Estas funciones focalizadas en la salud son de gran ayuda en el cuidado de personas mayores y de personas con discapacidad, permitiendo mejorar no solo su propia calidad de vida, sino también la de sus cuidadores, al brindarles la tranquilidad de saber que su ser querido está bien.