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Don Pantuflo es un catedrático de filatelia y colombofilia que está casado con Jaimita Llobregat. Sus dos hijos se llaman Zipi y Zape, unos niños divertidos y traviesos que tienen buenas intenciones pero siempre acaban metiendo la pata. ¿La consecuencia? Castigos medievales por parte de su maniático padre. Que los atará a una bomba o los cocinará en una cazuela de agua hirviendo
¿Te está entrando la nostalgia? En la entrada de hoy vamos a hablar de los cómics de Zipi y Zape. Conoceremos el origen de estos personajes y los tebeos imprescindibles que no puedes perderte. ¡Comenzamos!
El pasado 31 de marzo se cumplieron 25 años del fallecimiento de Josep Escobar. Creador y dibujante de algunos de los mejores tebeos que nos acompañaron en nuestra infancia. Como es el caso de Carpanta, Blasa portera de su casa o Zipi y Zape. Y para recordar su obra, la editorial Bruguera tiene la intención de poner a la venta las 16 historietas largas originales de este autor.
Comenzó en marzo con 2 ejemplares que estaban descatalogados desde hace más de 5 años: La vuelta al mundo y El tonel del tiempo. Este último es considerado por muchos expertos como la mejor historieta larga del caricaturista catalán. Unos meses más tarde, en junio, se lanzó a la venta una nueva reedición de Detectives en acción.
Y está confirmado que dentro de poco podremos disfrutar de un tebeo recopilatorio con las mejores aventuras de Zipi y Zape. ¿El objetivo? Seguir siendo un referente para el público de siempre. Y también ser atractivo para las nuevas generaciones. Por ello, se ha cambiado el logo y adaptado respetuosamente los diálogos a los nuevos tiempos, con palabras que los niños de hoy en día conocen.
Como ves, estamos en un momento perfecto para hacernos con estos cómics de Zipi y Zape antes de que se agoten. Completar nuestra colección o descubrir por vez primera las travesuras de estos dos hermanos. Todo un clásico del tebeo español, lleno de humor, inocencia y personajes inolvidables como Don Pantuflo Zapatilla o Sapientín Empollinez.
Josep Escobar comenzó a dibujar tebeos desde que tenía 8 años. A los 12 pintó un mural de más de 6 metros en la calle San Roc de Granollers, adelantándose a otros artistas urbanos como Banksy. Pensó que sería una buena forma de promocionarse. Pero a las semanas se dio cuenta de que se había olvidado de firmarlo.
Creció en Barcelona donde colaboró activamente en algunas publicaciones como Virolet, Papitu o Pocholo. En 1924 entró a trabajar con El Gato Negro, editorial que unos años más tarde sería conocida como Bruguera. Sin embargo, tiempo después el ambiente en España se fue enrareciendo hasta que finalmente estalló la guerra civil.
Escobar acabó en la cárcel acusado de promover la rebelión, debido a algunas caricaturas de tinte político que había hecho. Pero no perdió su entusiasmo y siguió dibujando para sus compañeros presos. Un año y medio más tarde quedó en libertad y volvió de nuevo a Bruguera.
En esta época, a finales de la década de los 40, surgieron sus personajes más famosos: Zipi y Zape. Y siempre se las ingenió para saltarse los límites de la censura. Como podemos ver en Carpanta, que simbolizaba el hambre que todo el país sufrió durante los años de postguerra.
Para crear a estos hermanos, se inspiró en Max und Moritz, una de las primeras tiras cómicas de todos los tiempos. Surgió a principios del siglo XX en Alemania, obra del dibujante Wilhelm Busch. Un formato que posteriormente se adaptó en Estados Unidos con otro nombre. Y que supone uno de los antecedentes más directos de nuestro tebeo actual.
A partir de la década de los 70 y debido al éxito de Astérix, los tebeos pasaron de tener 2 o 3 páginas para convertirse en historias de larga duración que combinaban la aventura y el humor. Una tendencia a la que se sumó Escobar con algunos de sus mejores cómics: La vuelta al mundo (1970), El tonel del tiempo (1971), Detectives en acción (1971), la Guerra al hampa (1973) o Una herencia complicada (1975).
De esta forma, podíamos ver a nuestra pareja de hermanos favoritos luchando contra malhechores, convirtiéndose en detectives como Mortadelo y Filemón o visitando los distintos lugares del mundo. También hay lugar para argumentos más cercanos a los superhéroes. Como en El spray mágico (1972), donde Zipi y Zape tendrán que enfrentarse a un villano que posee un arma que cambia el tamaño de los objetos.
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