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Llevan con nosotros prácticamente dos décadas y aunque para muchos son invisibles, es un sistema cada vez más popular y útil de enlazar y compartir cosas. Estamos ante pequeños códigos gráficos que lo mismo nos ayudan a conectarnos fácilmente a la red WiFi, acceder a una web, o añadir un contacto.
Para usarlos normalmente es necesario tener instalada una aplicación que sepa interpretar esos códigos QR, afortunadamente cada vez hay más sistemas en el móvil que son capaces de leerlos directamente.
Debemos de tener claro que hay dos formas de escanear códigos QR. La primera es usando la cámara del teléfono, apuntando hacia el código físico impreso en algún lugar, o bien escaneando una imagen que ya está en pantalla. Pero antes de entrar en más detalle, vamos a conocer mejor su historia y algunas curiosidades:
Estos códigos “Quick Response” fueron creados en Japón en el ámbito de la industria automovilística, allá por 1994. Fue la compañía Denso Wave con la intención de hacer evolucionar el código de barras hacia algo bastante más inteligente y eficiente.
Pasaron de la fabricación de vehículos a otras industrias donde el inventariado necesitaba de códigos más capaces. El paso hacia la vida “normal” se produjo gracias a la facilidad de los teléfonos móviles para leerlos con sus cámaras e interpretarlos con aplicaciones.
El uso más común para un usuario es el de poder acceder a una web con una url compleja con solo apuntar hacia el gráfico, en un par de segundos estamos dentro. Servicios tan conocidos Twitter o Snapchat los utilizan para compartir el perfil de un usuario.
Los habrás visto en muchos sitios, si es que no los estás utilizando ya. Como puedes comprobar en la imagen anterior son mucho más complejos que un código de barras: la estructura general de un código QR es una matriz bidimensional de módulos de dos colores contrastados.
En la leyenda de nuestro ejemplo puedes comprobar que hay mucha información adicional al contenido en sí del código QR, son datos necesarios para un funcionamiento ideal en todo tipo de situaciones.
Para escanear un código impreso en algún lugar que puedas fotografiar, tienes que sacar la cámara del móvil. Lo habitual es que la propia aplicación de la cámara ya cuente con la posibilidad de leer este tipo de códigos, así es en iPhone.
En el caso de Google también suele ocurrir con la introducción de un botón para habilitar Google Lens (icono de la imagen anterior). Si no lo tenemos, buscaremos la citada aplicación de Google, que también es accesible desde el Asistente de Google.
El código se reconocerá de forma automática y nos lo transformará en una dirección url que al ser pulsada nos mandará al navegador web. Si es un contacto, se añadirá a la agenda.
Imagina que el código QR en lugar de un sitio físico está en una web o una aplicación. También es posible escanearlo, solo debes tener captura del mismo que podrás escanear con Google Lens (Android, iOS).
El camino fácil es abrir Google Fotos y buscar la imagen en la galería, la abres y tocas el icono de Google Lens para que de forma automática identifique si hay un código QR en ella.
Son muy fáciles de crear, solo hay que buscar un generador en la web o una aplicación y elegir el contenido. Podemos enumerar muchas pero para exponer nuestro ejemplo nos quedamos con QR Code Generator, que está en castellano, y es muy sencilla al tiempo que completa.
Nos permite realizar todo tipo de códigos, desde una url a una red WiFi pasando por el contacto con una VCard. Le podemos poner marcos y logotipos, también descargar como imagen normal o vectorial.
Si eres usuario del navegador Chrome, tanto en móvil como en escritorio, estás de enhorabuena a la hora de generar y compartir códigos QR. Los chicos de Google han implementado un botón en la misma barra de direcciones del navegador de escritorio con la que poder generar la imagen con un solo click.
En la versión móvil no está tan accesible, pero es igual de fácil, hay que ir a compartir la url y entre las opciones nos encontraremos el Código QR:
