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Si crees que los ereaders están hechos solo para leer, es que no conoces la grandeza del ser humano. Y es que hay personas para las que un viejo lector de libros electrónicos es algo así como un huevo Kindle: tan solo hace falta abrirlo para descubrir la sorpresa. Esto es lo que son capaces de hacer estos verdaderos genios.
Peter Voljek tenía un ereader cogiendo polvo en el cajón y muy mala memoria, así que se le ocurrió transformar su viejo Kindle en un bloc de notas digital para colgar en la nevera.
Una vez reprogramado, este aparato permite enviar mensajes por email a una dirección asociada al ereader y el último mensaje que mandes, se mostrará en la pantalla. Añádele una tira magnética a la funda para que se pegue a la nevera, ¡y voilà! Se acabó eso de comprar post-its de colorines. Si te animas a hacerlo, el bueno de Peter explica el proceso aquí.
Otra alternativa muy top es la que se le ocurrió a Jaap Meijers: transformar un lector de libros electrónicos en un reloj digital para aficionados a la literatura.
Porque a los que pasan media vida devorando páginas eso de saber la hora con un simple número les sabe a poco. Para solucionarlo, Meijers creó un software que, además de decirte qué hora es, también te da una cita de libro relacionada. Si no lo leo, no lo creo. Y lo mejor de todo es que tú mismo puedes personalizar las frases que aparezcan en función de la hora que sea.
Por ejemplo:
“17:00 Hora de comer helado”.
“17:30 Hora de arrepentirme por haber comido demasiado helado”.
“18:00 Hacer la compra. NO COMPRAR HELADO”.
Si siempre has querido tener un cuadro en movimiento como los que aparecen en las pelis de Harry Potter, el uso de este Kindle Paperwhite te encantará.
A Kyle Stewart-Frantz también le flipaban este tipo de imágenes, así que se animó a intentar crear una para su propio salón. Tras muchas semanas de trabajo trasteando su ereader, finalmente logró que en un paisaje en blanco y negro se viera un río en movimiento, una imagen espectacular que dura hasta un mes sin necesidad de carga. Eso sí, para repetirlo en casa necesitarás ser un mago de la paciencia y de la programación, por lo menos.
Y si no tienes tiempo ni siquiera de programar la tele, tranquilo, que también hay usos más sencillos para ti. Si algo falta en una casa, cuando hay niños, es espacio. Así que tienes dos opciones: seguir permitiendo que Jerónimo Stilton ocupe más sitio en la casa que tú, o utilizar tu viejo Kindle para remediarlo.
Pero claro, los libros tienen la ventaja de que, aunque los lances de un quinto piso, no les pasa nada. Para que tu ereader también sea a prueba de rabietas, tan solo necesitas comprar una funda resistente a los golpes como esta y problema resuelto.
Lo sabemos. Después de este artículo nunca podrás volver a ver tu viejo ereader de la misma forma. Y, si te ha picado la curiosidad, ponte en modo bricomanía 3.0 y dale una segunda vida a tu aparato.
