Eran las 12:00 horas cuando las puertas del recinto ferial de Barcelona -situado en L’Hospitalet de Llobregat- se abrieron para acoger el mayor evento mundial dedicado al juego de cartas más popular de todos los tiempos. No, no era el chinchón, ni tampoco la brisca… estamos hablando de Magic: The Gathering.
Grupos de adolescentes, jóvenes y adultos de todo el mundo se dieron cita entre el 24 y 28 de julio en la capital catalana para batirse con sus mejores hechizos en un duelo mortal y proclamarse en campeón del Mythic Championship, un torneo dotado con un premio de 50.000 dólares y que garantiza al ganador un puesto en el campeonato mundial de Magic.
Nervios, concentración y tensión
El ambiente que se respiraba en el pabellón de Fira de Barcelona era una mezcla de nerviosismo, tensión y concentración extrema. No todos los días te enfrentas a jugadores profesionales de Magic que son campeones regionales. Y eso lo sabía perfectamente Stefano, un participante de 41 años y procedente de Pavia. “Soy muy competitivo y he venido a ganar, para reconozco que estoy nervioso”, nos explicaba mientras ordenaba las cartas que utilizaría en el torneo.
Stefano lleva jugando a Magic desde 1995 y ha visitado los MagicFest de Italia, Holanda, Francia y Polonia, pero el de Barcelona era su primer Mythic Championship y, por muchas partidas que lleves a tus espaldas, eso son palabras mayores. Sin embargo, él se lo tomaba con filosofía: “es un momento perfecto para mejorar mis habilidades”, afirmaba con una amplia sonrisa.
“No sé hasta que ronda llegaré, pero el simple hecho de participar es un orgullo”, admitía Paul, un chico que a sus 28 años ya ha participado en tres grandes torneos. Se declara fan del juego deWizards of the Coast desde los 11 años, cuando un compañero de clase “apareció un día con unas cartas coleccionables con unas ilustraciones chulísimas”. “Puede que algunas personas nos vean inmaduros o infantiles por seguir jugando con cartas de colorines con casi 30 años… ¡ni siquiera yo me lo hubiese imaginado!”, bromeaba Paul.
“¡GP Players, se han publicado emparejamientos para la ronda!”
El bullicio de la sala desaparecía por unos instantes cuando se anunciaba por megafonía la publicación de los emparejamientos. “¡GP Players, se han publicado emparejamientos para la ronda!”, decía una voz en inglés y castellano. Sin tiempo que perder, la multitud ya se agolpaba en el tablón de anuncios para ver cuándo y en qué número de mesa debía jugar. Era una imagen idéntica a la de los institutos cuando publican las notas, pero sin instituto ni notas de por medio. Tan sólo fijándote en el rostro de la gente distinguías perfectamente a quien le tocaba participar en el Grand Prix y quien tenía más tiempo para seguir preparando su estrategia.
Los organizadores habían dispuesto largas mesas donde los contrincantes iban jugando y pasando ronda tras ronda. Un espectáculo que miraban atentamente Marta y Fran, dos jóvenes de 32 y 35 años, respectivamente. Ambos acudieron al MagicFest para competir en el Grand Prix.
“¿Qué es un Grand Prix? Una competición de 14 rondas si es por equipos, ó 15 si es individual, en el que los mejores se clasifican para Pro Tour”, nos instruye Fran para los no iniciados. Marta, que también es una habitual en este tipo de eventos, nos confesaba que “tal vez algún día intenté participar en un Mythic Championship, pero de momento me conformo con estar en un GP”.
“Mi padre es un apasionado de Tolkien, especialmente del universo de El señor de los anillos, y también de los juegos de rol. Así que mientras mis compañeros de clase leían novelas de El libro de vapor, yo flipaba con guerreros, magos, elfos y mundos medievales. Por mi 14 cumpleaños me regaló una baraja de cartas Magic… y hasta el día de hoy”, relataba Mata entre carcajadas.
¡Judgeee!
Si durante la partida hay cualquier duda de reglamento o conflicto, lo que se tiene que hacer es levantar mano y gritar: “¡judgeee!”. Rápidamente acudirá un juez a vuestra mesa a poner orden. “Arbitrar consiste en ayudar con las reglas y aplicar el reglamento de infracciones cuando los jugadores no saben cómo solucionarlo o se ponen de acuerdo”, nos detallaba Claudi, uno de los jueces/árbitros presenten en el MagicFest.
También son los responsables de la logística: organizar las mesas de juego, repartir material, atender dudas de todo tipo (desde los emparejamientos hasta donde está el baño) y velar por el buen rollo del evento. Afortunadamente para ellos, en un GP o Mythic Championship los participantes son jugadores expertos que conocen perfectamente las reglas del juego y sólo gritan “¡judgeee!” por alguna duda muy específica o por alguna cuestión de logística.
Y si alguien quiere ser árbitro, ¿qué debe hacer? Se necesita aprobar un examen para obtener una certificación, pero Claudi puntualiza que “en la región de Iberia -en la que nos encontramos- además se te asigna un mentor que te ayuda y observa durante tu proceso de aprendizaje hasta obtener la certificación”.
Magic se lanza a los Esports
Magic: The Gathering ha entrado en los esports con Magic Pro League, una competición semanal con 32 de los mejores jugadores del mundo que se enfrentarán onlinea través de la última versión digital del juego.
Con el Magic: The Gathering Arena, Wizards of the Coast ha colocado a uno de los juegos más antiguos y competitivos de cartas coleccionables en el tablero de los deportes electrónicos. A pesar de que hasta el momento había permanecido en el terreno físico, el vicepresidente de la compañía, Elaine Chase, declaró que “hemos diseñado esta estructura específicamente para dar oportunidades beneficiosas a los profesionales, a los otros jugadores, a los patrocinadores y a los socios provenientes de los deportes electrónicos”.
Tal vez alguno de los que abrieron junto a ti su primer sobre de cartas ahora sea un jugador profesional que se gane la vida compitiendo en ligas y torneos. En todo caso, eso no es lo que diferencia a Magic del resto de jugos similares, sino que aquello que realmente le hace especial es la comunidad que ha construido a su alrededor. Gente de todas las edades y de todos los rincones del mundo conversando, riendo y compartiendo en un mismo idioma. ¡Eso sí que es una auténtica carta de poder!