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La revolución tecnológica que estamos viviendo se encuentra en plena fase de expansión. De hecho, el público general no suele ser consciente de la cantidad de nuevos dispositivos y aplicaciones que se están desarrollando, y de cómo estos acabarán por integrarse en nuestro día a día. Si hace quince años nos hubiesen dado un iPhone le habríamos dado la vuelta una y otra vez buscando las teclas de ese nuevo “teléfono”, ¿a que sí?
Pues bien, lo que llega ahora va mucho más allá porque ya no hablamos de nuevos aparatos que llevar con nosotros sino de la integración de las tecnologías en nuestra propia ropa. Abre bien los ojos: te presentamos la moda wearable o, lo que es lo mismo, la ropa inteligente.
Cuando hablamos de wearable nos referimos a la “tecnología para llevar puesta”. La intención de los objetos que se han creado bajo este paraguas es la de monitorizar nuestras biométricas, haciendo que nos conozcamos mejor. ¿Fuiste uno de los primeros que sucumbió a las pulseras de actividad como las Fitbit?
Cuando salieron a la venta constituyeron una revolución ya que permitían saber cuánto habíamos caminado, la calorías que llevábamos quemadas, nuestro ritmo cardíaco y un sinfín más de indicadores que nos permitían tener un mejor control sobre nuestro cuerpo. Ahora bien, las cosas han cambiado mucho desde entonces. En pocos años la tecnología wearable se ha ido mejorando y cada vez han aparecido más dispositivos con funciones similares y mejoradas. ¿Qué son, sino, un Smart Watch o las Google Glasses?
En ambos casos hablamos de aparatos tecnológicos que están conectados a la red y que podemos llevar puestos. En este sentido, no se ha dejado de trabajar en el desarrollo de dispositivos wearable y lo está por venir afecta directamente a algo que todos usamos a diario: la ropa. ¿Estás preparado?
Estamos ante una nueva revolución tecnológica que tendrá una afectación a nivel social. Y sino, fíjate en esto: según el 91% de los expertos del World Economic Forum, en el año 2022 el 10% de toda la ropa que llevaremos estará conectada a internet.
Es decir, que en cuestión de tres años una de cada diez prendas que encontremos en el mercado será inteligente, y la tendencia es que poco a poco vaya ganando terreno a la ropa analógica (la de toda la vida, vamos).
¿Y eso qué quiere decir? ¿Pensarán los pantalones por nosotros? ¿Acabará mi vestido decidiendo por mí? Antes de entrar en panic attack, lo mejor es conocer algunos ejemplos de ropa conectada que ya se han desarrollado y que presentan funcionalidades muy interesantes.
El sector del deporte es el que se ha puesto las pilas más pronto en este campo y ha pasado de las pulseras que comentábamos más arriba a las zapatillas o ropa inteligente. Las prendas son capaces no solo de medir los parámetros que hacen referencia a nuestro esfuerzo físico y a cómo afecta a nuestro cuerpo, sino que tienen la capacidad de indicarnos si estamos realizando bien un ejercicio o no. Un buen ejemplo lo encontramos en las Smart Running Sneakers creadas por Sensoria.
Estas zapatillas incorporan la tecnología de la inteligencia artificial en la suela, de manera que son capaces de detectar cuál es el impacto del pie en el suelo, ayudando así a evitar lesiones. La misma empresa ha desarrollado también calcetines inteligentes que tienen la capacidad de contabilizar la distancia recorrida con cada zapatilla que llevemos, además de mejorar nuestra velocidad, cadencia y hasta cómo apoyamos el pie en el suelo. La empresa también está trabajando para presentar en breve un modelo de zapatillas que supondría una transición hacia el running más natural, como si corriésemos descalzos, y que lleva como nombre VIVOBAREFOOT.
Pero no todo está en los pies. OMsignal ha creado un sujetador deportivo inteligente que mide diversos parámetros mientras realizamos ejercicio: frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca o distancia recorrida son solo un ejemplo. Es más, este sostén wearable también es capaz de indicar si estamos lo suficientemente recuperadas para regresar al gimnasio o si es mejor que nos tomemos un día de descanso (hacerle caso, ya es cosa tuya).
Pero una de las prendas que más llama la atención por las funcionalidades que incorpora es la siguiente: unos pantalones con tecnología inteligente vía bluetooth. La impulsora de esta pieza de ropa es Nadi X from Wearable X y promete que con estos pantalones se ayuda a tener un mejor rendimiento. Funcionan con una aplicación de Nadi X que tiene registradas 30 posturas de yoga. Los sensores de los pantalones identifican las posturas mal realizadas y empujan al cuerpo a recolocarse para realizar el ejercicio correctamente. Vamos, que es como tener a un instructor a tu lado pero sin voz.
No solo los deportistas pueden beneficiarse de la ropa inteligente. De hecho, el gran cambio que se espera se origina por la expansión de la conectividad en prendas casual y del día a día. Grandes marcas han comenzado a diseñar sus prototipos y aunque a priori puedan sonarnos a ciencia ficción, lo cierto es que los diseños inteligentes están cada vez más cerca de integrarse en nuestro armario.
Levi Strauss & Co ha querido subirse al carro de la revolución tecnológica en la ropa y ser una de las primeras en apostar por prendas inteligentes con su chaqueta Levi’s Commuter. Su diseño es el mismo que el del modelo clásico pero éste te ofrece la posibilidad de estar conectado. Gracias al trabajo desarrollado en colaboración con la división experimental de Google ATAP, esta prenda incluye un pequeño dispositivo conectado a la manga que nos permite manipular nuestro smartphone gracias a la tela inteligente Jacquard. El tejido está fabricado con hilos conductores cosidos en una base de mezclilla que no se deteriora con los lavados ni en contacto con líquidos.
De esta manera, con la chaqueta Commuter de Levi’s “puedes llamar a un Uber”, comentaba Paul Dillinger, el responsable de innovación global de productos en Levi Strauss & Co en una entrevista. “Cuando el Uber llegue, te vibrará. Entonces le das a refrescar y te leerá el nombre del conductor y la marca del coche”, añadía.
Y si la ropa inteligente ha pasado del sector del deporte al casual, tampoco podía faltar en el mundo de los negocios. El responsable de haber diseñado un traje wearable ha sido Samsung con el NFC Smart Suit, un traje masculino que incorpora un chip NFC conectado a una app. De esta manera, los usuarios pueden enviarse información los unos a los otros a modo de tarjeta de visita. Ahora solo falta que diseñen la versión de traje inteligente para mujer.
Estos son solo algunos ejemplos de la ropa inteligente que ya existe y que servirá como modelo para futuras creaciones. De acuerdo con IDTechEX, se prevé que el sector del wearable alcance un valor de 209 millones de dólares en el año 2027. El sector de la moda ya se ha empezado a poner las pilas en algunas presentaciones en las pasarelas, aunque cabe tener en cuenta que la revolución en este sentido implicará mucho más que disponer de conectividad en lo que llevamos puesto.
La moda pasará de ser algo acorde con tendencias estéticas a algo más relacionado con la funcionalidad. ¿Quiere decir eso que elegiremos la ropa basándonos en lo que necesitemos que haga por nosotros? Habrá que esperar al futuro para saberlo… aunque el futuro, en lo que a ropa wearable se refiere, parece que ya está aquí.
Pero no todo es ropa conectada en el mundo de la moda del futuro. La moda sostenible es un concepto que cala cada vez más hondo en los consumidores. Estamos pasando del fast fashion, es decir, la moda del comprar, usar, tirar y vuelta a empezar, a una relación mucho más consciente con la ropa y los accesorios.
Aquí un ejemplo de moda sostenible en la que la tecnología funciona para volver a lo básico y a lo que realmente importa.
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