Si cuando tienes que anunciarle a tus amigos que te casas le das mil vueltas a cómo hacerlo, imagínate si se trata de una marca como Yoigo. Pero, aunque no sea fácil, el proceso siempre está plagado de risas y buenos momentos. Por eso, hablamos con la agencia, Pingüino Torreblanca, y la productora, Blur, para que nos cuenten qué tal fue la experiencia.
De dónde salió la idea
“El spot trataba de responder a una pregunta clara: ¿Por qué nos mola tanto Yoigo?” Unos recomendaban su Tarifa Gigas Infinitos y otros, simplemente alababan su estilo fresco y sin rodeos. Como era de esperar, el brainstorming sobre las ventajas se alargó tanto que acabó convirtiéndose en una acampada nocturna en la oficina.
Luego llegó la segunda duda: “¿Cómo explicar eso a lo Yoigo? No íbamos a hacer la típica campaña con clientes satisfechos mirando a cámara”. Así que se les acabó ocurriendo, ¿qué pasaría si alguien que partiera de cero comparara a Yoigo con las demás compañías?
Podrían haber sido un grupo de suecos, pero estaban muy liados montando muebles. Luego pensaron en cromañones pero, claro, ya están extinguidos, así que, finalmente, se les ocurrió probar con alguien que acabara de llegar a nuestro planeta. “¿Extraterrestres? ¿Y por qué no?”
Pero, ¿extraterrestres de qué tipo?
Vale, pero, ¿cómo es un extraterrestre? En el cine los hemos visto de todo tipo: como E.T., como Yoda, como Spock, y ninguno de ellos se presentó al casting. “Queríamos que fueran muy Yoigo, o sea, divertidos, sorprendentes y que te cayeran bien. Unos extraterrestres con los que te apetecería jugar al ping- pong o subirte a los coches de choque.” Vamos, que fueran blanditos y achuchables, extraterrestres más del tipo Furby que del tipo Gremlin.
Para ello, Julio Azamor (ilustrador) y Martin Jalfen (realizador) decidieron que los extraterrestres serían reales, es decir, no los crearían en 3D, porque nadie puede achuchar a una imagen por muy tridimensional que sea. Se rodó con actores dentro de disfraces realistas, cuyo artífice fue Arturo Balseiro, responsable de efectos especiales en películas como El Laberinto del Fauno o Eva y ganador de un Goya. Como hemos podido comprobar, Julio, Martín y Arturo lo bordaron.
Si son peludos, mejor que mejor
Uno de los puntos claves fue que los extraterrestres fueran peludos, porque donde hay pelo, hay alegría. Pero, claro, no valía un pelo cualquiera. “No queríamos que parecieran muñecos de Barrio Sésamo.”
Así que, ni cortos ni perezosos, encargaron las pelambreras a una empresa americana, ¡la misma que le puso pelo a Chewbacca! Por lo tanto, podríamos decir que el mítico personaje de Star Wars y los extraterrestres de Yoigo son algo así como hermanos de pelaje.
Complicaciones del rodaje
Pero llevar encima el equivalente a un abrigo de visón a principios de agosto y en plena ola de calor no es para cualquier actor. Entonces, ¿qué se hizo para que a ninguno le diera un parraque? “Todo esto estuvo pensado y se creó un sistema de refrigeración con geles, aparte de refrescarles entre toma y toma.” ¡Bravo por ellos!
Y es que, como se suele decir, para presumir hay que sufrir. El resultado, una verdadera maravilla de anuncio que hubiera firmado el mismísimo Don Draper. ¡Enhorabuena!