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La inteligencia artificial es tan potente que asusta, porque a este paso puede llegar un día en el que las habilidades humanas sean ridículas en comparación con las robóticas. Por ello, un equipo de investigadores propone contrarrestar esta extinción anunciada con una idea maravillosa: la estupidez artificial.
Estas son las características que proponemos incorporar a los robots para que sean más como nosotros.
Vas al supermercado con hambre y sales con el carro lleno de galletas y Kinder Bueno. O vas a una tienda a por unos pantalones y acabas también con unas zapatillas molonas. ¿Qué ha pasado ahí? Un robot nunca caería en esas trampas.
A un robot le pides hacer algo, y lo hace al momento. ¿Que tiene que dejar a medias un capítulo de The Big Bang Theory o una partida al Fornite con su móvil Android? Lo hace, y además sin rechistar. Nunca se dice a sí mismo, “meriendo y luego ya me pongo”.
Ya puede pasar una mosca volando, que Godzilla derribando edificios. Los robots y su inteligencia artificial nunca pierden la concentración. En un aula llena de robots, el profesor no tendría que usar jamás la palabra “silencio”. Y es que la vida es así, caos absoluto.
Llegas al gimnasio. ¿Yoga o Pilates? ¿Yoga o Pilates? Y así hasta que se te pasan las dos clases. Un robot tomaría una decisión e iría a muerte con ella. Hay que hacer deporte, pues una o la otra. Ni películas, ni fotitos de Instagram (hasta ahora). Así de sencillo. En sus circuitos no hay lugar para el arrepentimiento o para fantasear con el “y si”, ¡qué envidia!
Un robot puede ver a otro robot ligando con su Thermomix y no sentir celos, ni rabia, ni nada de nada. Las emociones son para los de carne y hueso, y los errores asociados a ellas, también. Quizá nos conviene hacernos con un kit de robótica para aprender más de ellos.
¿Dónde he dejado las llaves?¿Qué podcast escuché ayer?¿Cuándo era el cumpleaños de mi madre?¿Qué comí ayer? Preguntas imposibles de responder para muchos de nosotros, que son chip comido para el más zoquete de los robots.
Seguro que todas estas características ayudarían a limitar el poder de los robots para que no logren dominar el mundo a base de convertirlos en uno de nosotros: seres imperfectos pero llenos de vida. ¡Robots del mundo! ¡Levantaos tarde, cantad aunque lo hagáis mal! En definitiva, dejaos llevar un poco y empezad a vivir la vida.
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