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#BeTheChange: cosas que cambiar para formar parte del cambio


Vivimos en la era de la inmediatez y la urgencia. Todo lo necesitamos ahora y sin mirar el precio o el impacto que nuestros deseos generan. Nuestro estilo de vida, mucho más cosmopolita, rápido, con más poder adquisitivo, en el que la etiqueta “Usar y tirar” forma parte de nuestro ADN.

La palabra ‘sostenibilidad’ empieza a sonar a lo lejos en los medios y redes sociales pero, el camino es largo.

Pero, ¿qué es el consumo sostenible? Según Carlota y Mariana Gramund, co-fundadoras de SIDIKAI, la marca española de moda ética y sostenible, “Consumo sostenible es utilizar los recursos que tenemos ahora mismo, pensando en las generaciones venideras. Generar el menor impacto negativo en el planeta como nos sea posible”.

La economía circular y la sostenibilidad hacen que un producto que entra en el mercado y se consume, pueda repararse, reutilizarse con otros fines y, por último, reciclarse. Es una estrategia que permite la reducción de la entrada de materiales como la producción de desechos, y favoreciendo a los sostenibilidad de los recursos.

Economía circular

El consumo impulsivo nos lleva a generar y consumir en la actualidad más plástico que hace 50 años. Según el último informe de PlasticsEurope de 2018, la producción mundial de plásticos alcanzó los 348 millones de toneladas en 2017, siendo Asia el mayor productor con un 50,1%.

Haciendo un escalado, por detrás del gigante asiático, se sitúa Europa con 18,5% de la producción mundial. México, Estados Unidos y Canadá producen un 17,7% en conjunto; la producción de Oriente Medio y África cuantifica el 7,1% de la producción mundial. Y, cerrando el listado, se encuentra Latinoamérica con una producción del 4% y la comunidad de Estados Independientes formados por las exrepúblicas soviéticas que produce un 2,6% del total mundial de producción de plásticos.

España es el cuarto país de la UE con mayor demanda de plásticos

Se estima que, en 2020, se superarán los 500 millones de toneladas anuales de plástico, según Greenpeace. Es decir, un 900% más que lo producido hace 40 años. Y, asumiendo nuestra parte del problema, España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor demanda de plásticos.

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Instagram @tiendaecoproductos

Los parches de basura oceánica se han ido haciendo famosos gracias los medios y redes sociales para denunciar la gran cantidad de plásticos que residen en los mares y océanos de ciertas zonas del mundo.

El informe ‘The New Plastics Economy: Replanteando el futuro de los plásticos’ advierte que hay más de 150 millones de toneladas de plásticos en el océano hoy en día. “En un escenario normal, se espera que el océano contenga 1 tonelada de plástico por cada 3 toneladas de pescado para 2025, y para 2050, más plásticos que pescado (en peso)”, refleja el estudio.

Tortugas envueltas en bolsas de plástico, un chef que abre un pescado y se encuentra tapones en su interior, mareas de objetos de plástico que llegan a las orillas de las playas… Las imágenes recorren las redes sociales intentando concienciar a la población mundial.

Boicot al plástico: una semana sin consumir plásticos

Durante los primeros días de junio, el grupo de Facebook Zero Waste España (con más de 16.000 miembros) organizó la semana de boicot al plástico. Mucha gente trató de vivir durante una semana sin consumir plástico o, en su defecto, reduciendo exponencialmente el consumo diario de este.

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Instagram @sea_vacuum

El movimiento se hizo viral en redes sociales y fueron muchos los que, además de auto concienciarse y aprender más sobre este tema, empezaron a difundir el mensaje entre sus seguidores y dar consejos básicos para ser parte del cambio.

Bajo los hashtags #PlasticFree, #BoicotAlPlastico, y #BeTheChange, Instagram y Facebook recogieron miles de publicaciones que denunciaban el uso excesivo del plástico y apoyaban la causa.

Sara Bamba recogió su experiencia en un hilo de más de 50 tuits que, semanas después, fue premiado en la II Feria del Hilo de Twitter. La usuaria explicó cómo, desde el colegio de su hija de 5 años, se fomentó la idea de consumir de manera inteligente y reducir así el consumo de plásticos y los padres se pusieron manos a la obra.

Cientos de consejos inundan las redes sociales y foros para conseguir ser más conscientes del cambio y consumir menos plásticos con pequeños gestos de nuestros día a día. Unos más conocidos que otros.

Por ejemplo, sustituir los cepillos de dientes convencionales por aquellos realizados con bambú y pelos de cerdo, no utilizar bolsas de plástico para comprar verduras o frutas que ya tienen su envase natural, utilizar bolsas de tela cuando vayamos a hacer la compra…

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Instagram @CANNELLAEALTRESPEZIE

Para limitar el consumo de las bolsas de plástico, en mayo, el Gobierno aprobó el Real Decreto para la reducción del consumo de estas. Esto quiere decir que, a partir del 1 de julio, los comercios están obligados a cobrar las bolsas de plástico que los clientes pidan. Además, a partir del 2020, las bolsas gruesas deberán contener al menos un 50% de plástico reciclado y, para 2021, se prohíben las bolsas de plástico ligeras, salvo las compostables.

Otro pequeño cambio diario para los cafeteros podría ser eliminar el café para llevar. Este hábito hace que, para tomarnos un café, consumamos un vaso, una tapa y una cucharilla o palo de plástico. Además, de no disfrutar de un café por las prisas. En muchos establecimientos, si llevas tu propia taza te hacen un descuento en el precio del café.

Hablando de café, las cápsulas de café de un solo uso son también un problema por el plástico que generan y su poco tiempo de uso. Algunas marcas de café en cápsulas ya han pensado en cápsulas de café reutilizables, que se rellenan de café para volver a utilizarlas. Otra alternativa son las cafeteras convencionales.

café

Además, otra práctica con un impacto positivo sería sustituir los algodones y toallitas desmaquillantes por toallas lavables adaptadas para este uso es otro de los trucos diarios que nos pueden ayudar a no utilizar productos de usar y tirar.

O sustituir el detergente o el jabón por las nueces de lavado del árbol Sapindus Mukorossi, originario de India y Nepal. Las cáscaras de estas nueces son ricas en saponina que, en contacto con el agua, origina un detergente muy jabonoso y que resulta un producto limpiador natural y biodegradable.

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Instagram @Bambu_ZeroWaste

¿Moda sostenible?

Según el presidente de la asociación Ecotextil Igor González, en un artículo publicado por iresiduo, al año, más de 900.000 toneladas de prendas textiles acaban en la basura y solo un 10% de los residuos textiles van a parar a contenedores textiles.

Consumir de forma sostenible es la responsabilidad de los consumidores. Reutilizar ropa, reparar aquella que ha sufrido algún desperfecto reparable y, una vez que ya no sea utilizable, reciclarla son los puntos clave para ayudar al medio ambiente.

Además, el pensamiento crítico como consumidores es clave en el proceso de compra. Preguntarnos ‘¿De dónde viene esta prenda? ¿Quién la ha fabricado y en qué condiciones? ¿Qué elementos textiles se han utilizado?’.

Este pensamiento han llevado a Carlota y a Mariana Gramund a fundar SIDIKAI, la marca española de moda ética y sostenible. “Sabemos de dónde viene cada tela natural, biodegradable o reciclable que compramos, y las condiciones laborales de quienes trabajan en el proceso de elaboración de nuestras prendas”, afirman. Ellas, con su trabajo en el mundo de la moda sostenible, intentan causar el mínimo impacto negativo en el mundo.

Pequeños cambios en nuestro día a día que pueden ser un gran cambio para el medio ambiente. Cambios que hacen que cada uno seamos parte del cambio.

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