Aunque es innegable que Hawái, Bahamas o la Polinesia Francesa tienen su atractivo, todavía hay gente que prefiere quedarse en la ciudad solo para ahorrarse esas horas infernales de espera deambulando por los aeropuertos de medio mundo. Y ahí es donde entran las nuevas tecnologías para ahorrarnos todo ese sufrimiento pre y postvacacional. Te contamos las que más lo están petando.
Bon voyage, pasaporte. Hola, biometría
Durante los últimos años todos hemos escuchado, aunque sea de refilón, hablar de la biometría. Probablemente, la mayoría de nosotros no nos hayamos coscado del todo bien de qué va el asunto pero lo cierto es que, tras esa palabra que suena perfecta para el Pasapalabra, puede estar la respuesta a la mitad de todos nuestros dramas de aeropuerto: el fin de las identificaciones eternas.
La biometría es un conjunto de tecnologías que, a través de la medición, el cálculo y la verificación de aspectos biológicos, permite reconocer a las personas. Su llegada a los aeropuertos podría acabar con las colas eternas generadas por tus cambios de look o tu barba descuidada.
En Europa, un nuevo software llamado Vision-Boz identificará los caretos de los pasajeros de la Unión Europea después de que, el año pasado, se probara la tecnología durante unos meses en el aeropuerto de Ámsterdam. Con el “embarque biométrico” por fin no nos entrarán ganas de matar a ese amigo que se ha dejado el pasaporte en casa.
De momento, Australia es el primer país que ha integrado al 100% dichos controles a través del reconocimiento de iris, huellas digitales y rasgos faciales. La previsión es que, para 2020, el 90% de los pasajeros puedan embarcar a lo Minority Report.
Blockchain para acabar con las colas en los aeropuertos
A pesar de que, al común de los mortales, eso del blockchain nos suene a algo que sirve para conseguir bitcoins, se trata de una tecnología que podría evitarte esas colas kilométricas de aeropuerto usando solo tu móvil. Y es que la identificación biométrica, junto a la tecnología blockchain, lograrán que esperes más en la cola del súper que en la de embarque.
Como ciudadanos, tenemos mucha documentación (y no hablamos de tu personaje en el Fortnite), ya que hay diferentes organismos públicos y privados que saben cosas de nosotros, pero no cruzan sus informaciones. Pues cuando en un control de pasaportes los agentes miran y remiran el ordenador mientras tú esperas con cara de circunstancia, están haciendo precisamente eso: el cruce de datos.
Lo que podrás hacer gracias al blockchain es disponer de toda esa información cruzada para que la podamos compartir directamente con las empresas o gobiernos que los soliciten (sin poder modificarla, claro, que esto no es Los Sims). Esto, que suena tan complicado, lo único que requiere es usar nuestro móvil para verificar que no estamos en búsqueda y captura ni nada parecido.
Realidad aumentada para no perderte cambiando de terminal
Jet lag, la maleta, el bolso, la mochila a cuestas y una misión imposible: llegar desde donde te ha dejado tu vuelo hasta donde coges el siguiente que, por supuesto, está en la otra punta y señalizado como si fuera una escape room. La realidad aumentada podría acabar de una vez por todas con estos dramas.
Gatwick, el segundo aeropuerto más transitado del Reino Unido, ha instalado una app que guía a los usuarios de forma personalizada gracias a la realidad aumentada. Y en Changi, el aeropuerto de Singapur, se ha puesto en marcha otra prueba para aplicar la AR, en esta ocasión para los empleados que mueven nuestras maletas. Se trata de gafas inteligentes que les permiten ver proyectada información sobre los destinos de los pasajeros leyendo las etiquetas en el equipaje. ¿Evitará eso que se pierdan? Quizá sí, pero tú por si las moscas sigue comprando maletas verde fosforito.
La tecnología llega a todas las facetas de nuestra vida y aquellos lugares asociados a nuestras vacaciones, como los aeropuertos, no podían ser menos. Con estas innovaciones, quizá llegue el día en el que, cuando vayas a una terminal, la única cola que veas sea la de ese avión que va a llevarte a una playa de película.