Cuando quiera, donde quiera y desde la pantalla que quiera. Estas son las tres características de la televisión actual. El consumo ya no es obligatoriamente lineal, sino que nosotros decidimos qué contenidos queremos ver y a qué hora queremos verlos. La llegada de plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime Video han transformado los hábitos de consumo y también han forzado a las cadenas tradicionales generalistas a impulsar su oferta online. Estamos ante el ¿adiós a la tele como la conocemos?
De una a dos pantallas: una nueva manera de ver la TV
La primera gran revolución se produjo con la irrupción de las redes sociales. Hasta entonces la audiencia tenía exclusivamente un papel pasivo. Más allá de participar por teléfono generalmente en espacios de debate y tertulia para expresar su opinión, la función del telespectador se limitaba a ver, oír y callar. La comunicación era exclusivamente unidireccional. Emisor y receptor estaban en una absoluta condición de desigualdad. La idea de generar feedback -retroalimentación- con el público era una extravagancia para los directivos de las cadenas.
Todo eso cambio con la popularización de Facebook y Twitter. Los padres -ya casi abuelos- de las redes sociales transformaron la manera de mirar la televisión y, consecuentemente, los formatos debieron adaptarse a la nueva forma de consumir los contenidos audiovisuales. Los telespectadores ya teníamos canales de comunicación directa con nuestro programa favorito y además reclamaban una escucha activa. Ahora, sí o sí tendrían que prestar atención a la audiencia.
¿Quién no ha opinado alguna vez en Twitter sobre una cita de First Dates o la última expulsión de Gran Hermano? ¿Quién no ha buscado en Instagram al protagonista de la película que acaba de ver en HBO para decirle lo mucho que le ha gustado? Y es que el telespectador además de mirar su espacio televisivo favorito, también puede comentarlo durante su emisión. Podemos dialogar con el resto de telespectadores e incluso con sus protagonistas.
Ahora vemos la televisión enganchados a una “segunda pantalla” que nos permite ser partícipes de lo que vemos en nuestro plasma. El share ya no es el principal indicador a la hora de valorar el éxito de un espacio, sino que su impacto en redes sociales es igual o más importante. El programa trasciende más allá de un simple visionado pasivo en nuestro sofá.
¿Internet, la nueva televisión?
Toda la familia se reunía enfrente del tele para ver juntos el programa estrella de la noche. Ese era el gran poder del televisor. Un aparato que ocupaba un lugar central en nuestro salón. Aún continúa ocupándolo, pero en muchos casos sólo físicamente. El electrodoméstico sigue estando delante del sofá, pero cada uno de nuestros estamos viendo el móvil, la tableta o el portátil. Salen voces de nuestro plasma, pero nuestra atención está en el último vídeo de nuestro youtuber preferido.
Las nuevas generaciones no tienen que hacer zapping para encontrar algo que les entretenga ni esperar a que emitan su espacio favorito. Han nacido con una tablet bajo el brazo y saben que sus contenidos predilectos están a un click de distancia. ¿Qué es eso de depender del programador de turno de la cadena? Tú eres el programador de tu canal.
Actualmente, plataformas de vídeo de Internet como Youtube ofrecen una inacabable oferta audiovisual según los intereses del usuario. La pregunta que se hacen los teóricos de la comunicación es si este medio llegará a desbancar a la televisión tradicional con el paso del tiempo. No hay una respuesta unánime al respecto. Pero sí que ofrecen datos que indican que los hábitos de consumo han cambiado y que las cadenas generalistas deben pensar en Internet como una línea más del negocio.
Cerca de 35 millones de ciudadanos miran la televisión en algún momento del día, lo que representa un 86% de la población española, según el análisis de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AIMC). Son cifras indudablemente excelentes y demuestran el todavía buen estado de salud de la televisión, sin embargo los números de consumo de Internet tampoco se quedan atrás.
El 81% de la población española accede a Internet de forma diaria, según la AIMC, mientras que hace tan solo una década el porcentaje era de 38,4 puntos. El 22º informe de Navegantes en la red también demuestra el aumento constante de usuarios de la red para ver la tele:
“El visionado de televisión a través de Internet sigue creciendo: un 36,3% de los internautas lo hace a diario y el 60,9% al menos una vez a la semana”.
“El 62,2% de los navegantes considera Internet como su fuente principal para estar informado de la actualidad”.
Para acceder a los contenidos audiovisuales de Internet “existe una apreciable diversidad”, pero “se observa una clara tendencia al alza de la Smart TV, con un 45,8%, lo que la sitúa, por primera vez, como el equipo más usado”.
Pero hay otra cifra reveladora para considerar a Internet como un medio de comunicación de masas: el número de visitas a Youtube.
Actualmente Youtube lidera el ranking de sitios más visitados en España con 26,7 millones de usuarios. La misma plataforma informa que está disponible en 91 países y ofrece contenido en 80 idiomas. Según las estadísticas de Youtube, “los usuarios de entre 18 y 34 años son los que más ven este contenido” y tienen un acumulado de “más de 2.000 millones de usuarios” en todo el mundo, lo que representa “casi un tercio de todo Internet”.
Con semejantes cifras no es descabellado pensar que el reinado de la televisión se pueda ver amenazado. O al menos obliga a los directivos de las cadenas generalistas a pensar contenidos específicos para la web.
La tele... eso donde veo Netflix
Nunca como ahora se han consumido tantas series. Un formato típicamente televisivo que, paradojas de los avances tecnológicos, ya no es monopolio exclusivo de las teles tradicionales. De hecho, las más exitosas de crítica y público las produjeron plataformas ajenas a la cadenas de toda la vida. La revolución del sector llegó desde nuevos canales que no se sintonizaban, sino que se descargaban. Netflix, HBO, Amazon Prime Video o Disney+ son algunas de las app más populares en nuestro Smart TV, tableta o smartphone.
A pesar de que cada vez hay más personas suscritas a estos servicios, todavía sigue siendo difícil conocer los datos de abonados a Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Disney+, Rakuten TV... La principal vía para conocer el número de abonados era el Panel de Hogares de la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMV). El organismo estimó a través de encuestas que un 37% de hogares consumía a finales del 2019 plataformas de pago para ver contenidos audiovisuales online.
Lamentablemente el panel se dejó de publicar en otoño del 2019. La CNMV detectó dificultades para distinguir entre los abonados que pagaban exclusivamente a Netflix o HBO, o bien, los veían porque estaba incluidos en algunos paquetes de telefonía.
Otra fuente para aproximarnos al número de usuarios es la encuesta del Estudio General de Medios (EGM). Atendiendo a los datos de la oleada de finales de 2019, Netflix es la primera plataforma de entretenimiento audiovisual en número de usuarios, con un 32,7%. Le sigue Amazon Prime Video con un 12,6% y HBO con un 11,2%. No hay datos de Disney+ porque todavía no había salido al mercado.
Si RTVE, Mediaset y Atresmedia querían mantenerse competitivas y adaptarse a las nuevas costumbres de la audiencia, no les quedó otra que apostar fuertemente por sus propias plataformas de vídeo bajo demanda. Mitele o Atresplayer son ejemplos de ello. Ya no son simplemente webs donde ver aquello que te perdiste, sino que ahora empiezan a ofrecer productos exclusivos para sus abonados. Especialmente el grupo Atresmedia es el que más ha apostado recientemente en este en el modelo Netflix para sus series La Veneno, Mentiras o La Valla.
Tras la irrupción de todo nuevo medio de comunicación de masas siempre han surgido voces agoreras previendo el final del medio anterior en beneficio del nuevo. El cine y la radio debían haber muerto con la televisión y ahora es la tele la que debería perecer a manos de Internet. Sin embargo, la realidad es muy distinta.
Tanto el cine, la radio, la TV como Internet coexisten, se complementan y retroalimentan. La televisión no está desapareciendo, sino que está adaptándose a los nuevos usos y costumbres de los telespectadoes del siglo XXI. Y para ello se ha aliado con Internet para satisfacer el consumo no lineal del cuándo y dónde quiera que reclama la audiencia.