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Más apuesta por las nuevas tecnologías, más mujeres en la ciencia, más práctica que teoría... Son propuestas que la sociedad actual pone sobre la mesa ante las necesidades del presente y del futuro. El constante avance de las TIC ya demanda nuevos modelos educativos basados en tecnologías para poder afrontar los retos del mañana con generaciones preparadas y cualificadas para ello. ¿A qué cambios se enfrenta nuestro sistema educativo?
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están modificando la sociedad a pasos agigantados y el ámbito de la educación no se queda al margen en ese sentido. La pandemia nos ha dado una nueva lección acelerada de que, si no fuera por ellas, tampoco en las aulas hubiera sido posible mantener la actividad docente normal. La tecnología ha facilitado que, a pesar de los confinamientos y las restricciones, a pesar del cierre de los colegios, la comunidad educativa pudiera seguir su desarrollo de la manera más 'normal' posible. Hay muchos retos por delante y muchas cuestiones que resolver pero es un hecho que las TIC han irrumpido con fuerza en el sistema educativo y que ya no hay vuelta atrás.
Las posibilidades de la educación se amplían gracias a las nuevas tecnologías y se crean nuevos modelos educativos con la implantación de todas las herramientas digitales que tenemos a nuestro alcance.
Obviamente, el nuevo modelo educativo tiene ventajas y desventajas, por eso es necesario analizar en qué situación nos encontramos, qué se está haciendo bien y en qué puntos hay que mejorar para no quedarse atrás respecto a otros países que en esto de la tecnología y de la educación van mucho más avanzados que el nuestro.
La formación online se ha erigido como una tendencia útil y, sobre todo, necesaria en la actualidad y resulta fundamental en el aprendizaje porque el sistema laboral está cada vez más automatizado y digitalizado. El sistema educativo actual se ha quedado prácticamente obsoleto porque no tiene en cuenta qué preparación real necesitan los estudiantes de hoy para ser los profesionales de mañana. Al tomar conciencia de ello nos damos cuenta de que se hacen necesarias otras alternativas que den lugar a un nuevo modelo educativo universitario. ¿Qué opciones se plantean?
El plan de estudios debe adaptarse al ritmo del estudiante y avanzar a medida que se haya interiorizado ese aprendizaje. Debe comprobarse que el alumnado ya ha adquirido esas competencias para introducir otras nuevas, que no tardarán en llegar y, por tanto, que será imprescindible conocer y aplicar.
Este plan de estudios hace referencia a la resolución de problemas técnicos a través de soluciones innovadoras. El estudiante trabajará así intentando diferenciarse del resto, buscando la mayor utilidad para conseguir los objetivos.
No todos los problemas se resuelven de manera técnica, también son necesarios los profesionales que aportan creatividad y pensamiento crítico a los proyectos. Las empresas también buscan profesionales con habilidades de liderazgo y capacidad para la toma de decisiones e incluso se hacen necesarios más emprendedores con esa capacidad analítica.
Está claro que el avance imparable de las nuevas tecnologías también implica estar al corriente de todas las novedades y eso significa que las personas deben estar preparadas para los cambios y estar abiertas al reciclaje constante y a la actualización de conocimientos. ¿O acaso no han cambiado las cosas desde que estudiamos ciertas lecciones en nuestra infancia hasta ahora?
El objetivo del nuevo modelo educativo es que los alumnos desarrollen competencias, actitudes, valores, habilidades y aprendizajes claves para aplicarlos a lo largo de su vida, especialmente desde el punto de vista profesional.
Los nuevos paradigmas educativos deben ir enfocados a los objetivos de inclusión y equidad en la sociedad y, para eso, todos los alumnos deben recibir el aprendizaje y los conocimientos necesarios para tener todas las herramientas que les permitan enfrentarse a los retos que se plantean dentro de la vida adulta, sean del tipo que sean.
En una sociedad en la que la competencia es brutal en cualquier ámbito, los estudiantes deben salir preparados en todas las dimensiones posibles: sociales, físicas, emocionales, culturales, intelectuales y, por supuesto, digitales.
Es clave corregir las desigualdades en ese sentido porque, como hemos visto durante la pandemia respecto al acceso de los alumnos a las nuevas tecnologías, no todos están en igualdad de condiciones para obtener la formación adecuada, ya no sólo con la mirada puesta en su vida académica, sino en cualquier espectro de su futuro personal.
Los nuevos modelos educativos basados en las tecnologías centran la atención en cinco ejes fundamentales sobre los que el sistema debe poner especial atención para garantizar la formación más completa del alumnado.
La participación de todos los implicados en el funcionamiento de las escuelas es imprescindible para introducir los avances en los estudios. Hay tres patas: alumnos, maestros y padres. Y todos deben actuar con autonomía.
Es obvio que el lenguaje que se enseña a los alumnos, las matemáticas que se imparten, los valores éticos y cívicos que reciben son una parte esencial en cualquier modelo educativo de Primaria, Secundaria o Bachillerato.
La calidad de la enseñanza también pasa por la calidad docente y eso implica una evaluación constante y una exigencia máxima.
Son los dos pilares en los que deben basarse los nuevos modelos educativos y en los que siempre ha de basarse la educación, para que todos los alumnos obtengan las mismas herramientas, competencias y conocimientos para enfrentarse a su vida adulta, sean cuales sean sus capacidades.
No basta con la implicación de padres y maestros, también los gobiernos, las administraciones, las organizaciones no gubernamentales y otros organismos deben velar para que el sistema educativo funcione y sea lo más eficiente posible.
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