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Quizá hayas visto últimamente en el tren a alguien mirando vídeos de profesores en su móvil en lugar de videoclips en YouTube y te hayas preguntado: ¿Qué está pasando? ¿Me estoy perdiendo algo? Probablemente, ese alguien estaba siguiendo una clase del último MOOC al que se ha apuntado así que sí, te estabas perdiendo algo. ¿Recuerdas la app de Duolingo? Pues los MOOC siguen la misma filosofía, pero a lo bestia.
La palabra MOOC hace referencia a las siglas en inglés de Massive Online Open Courses. En nuestra lengua se ha traducido con las siglas CEMA (Cursos En-línea Masivos y Abiertos), aunque seguimos utilizando la abreviación inglesa.
Cada letra de la palabra explica una de las características esenciales de este nuevo formato de educación. Como su propio nombre indica, los MOOC son cursos porque enseñan algún tipo de conocimiento de áreas muy diversas, desde un curso de introducción a la Filosofía por la Universidad de Edimburgo a un curso de Machine Learning por la Universidad de Stanford.
Tampoco los busques en tu facultad porque los MOOC son online y los encontrarás principalmente a través de plataformas como Coursera, EdX o Miríada X. Al mismo tiempo, los MOOC son masivos porque están pensando para que los sigan miles de personas en todo el mundo simultáneamente. ¿Que quieren asistir dos millones? Pues dos millones de alumnos, que en el cibercampus hay espacio para aburrir. Eso sí, también hemos de reconocer que las fiestas universitarias desde Skype y solico en tu casa pierden bastante.
La última sigla que nos queda por explicar es la de abiertos. Estos cursos son abiertos en el sentido de que las barreras de entrada son prácticamente inexistentes. En la mayoría de casos, solo se necesita conexión a internet y registrarte en unos minutos para apuntarte a cualquier curso, que encima son gratis, aunque esto ya está empezando a cambiar en muchos casos. Además, no hay un límite de estudiantes para atender a clase y, en consecuencia, se pueden eliminar otras barreras de entrada clásicas como las notas de corte.
Como imaginarás, este tipo de cursos han revolucionado el mundo de la enseñanza ya que ponen conocimiento de calidad al alcance de cualquiera para que, seas del país que sea o tengas la edad que tengas, puedas estudiar a distancia.
Para que miles de personas puedan “asistir” a clases de universidades TOP por la cara, el proceso suele estar bastante automatizado. La mayoría de cursos consisten en una serie de vídeos (eso sí, bien elaborados y de calidad) en el que varios profesores de prestigio te explican de forma amena la teoría del curso. A lo largo de los vídeos y/o al final de los mismos, tendrás que pasar una especie de test para demostrar que has visto y entendido lo que te estaban contando, a modo de evaluación.
En definitiva, seguir un MOOC es algo así como seguir un conjunto de videotutoriales de YouTube, pero de forma más estructurada y con la seguridad de que quien te lo está contando es un experto en su campo. No esperes el mismo tipo de atención que si estuvieras en Stanford, aunque por lo poco que te piden a cambio vale mucho la pena.
Por el tipo de estructura que tienen, este tipo de cursos son ideales para aprender habilidades concretas como introducirse en un lenguaje de programación o saber utilizar el Excel como un pro. Algunos ya ofrecen la posibilidad de sacarse Másters e incluso carreras 100% online, aunque en este campo es mejor acudir directamente a una universidad online.
Vale, todo esto está muy bien, pero ¿dónde puedo probar uno de esos MOOC en mis propias neuronas? A continuación tienes una selección de las mejores plataformas para que escojas el que mejor se adapte a tus gustos y fobias.
Con más de 30 millones de estudiantes, presencia de más de 150 universidades y más 2.000 cursos online, la plataforma estadounidense Coursera es la más grande del ciberespacio con diferencia. La idea surgió en el 2012 de dos profesores de la Universidad Stanford, Andrew Ng y Daphne Koller, que querían compartir sus conocimientos y habilidades con el mundo (y quien sabe si así, poder ahorrarse el tener que explicar lo mismo a sus alumnos una y otra vez).
Lo mejor de Coursera es que tiene un sistema de búsqueda que permite filtrar según el idioma del curso, tus habilidades, la universidad que lo imparte, el nivel o incluso tu puesto de trabajo para que encuentres el MOOC ideal para ti. Además de cursos para todo tipo de áreas de conocimiento, también ofrece hasta licenciaturas o másters 100% online.
Eso sí, como os comentábamos anteriormente para muchos de ellos has de pagar si quieres obtener algún tipo de certificado que asegure que has estado hincando los codos en lugar de yendo de barbacoa en barbacoa. Al menos, ya no necesitas ser el capitán del equipo de fútbol americano ni esperar la dichosa cartita para que te acepten en Princeton o Yale.
Pero como bien sabemos, todo gigante tecnológico tiene que tener a su némesis de turno. En el caso de Coursera, este es EdX. Esta plataforma también fue fundada en 2012 por nada más y nada menos que la Universidad de Harvard y el Massachussets Institute of Technology (MIT). Ahí es nada.
EdX también cuenta con millones de estudiantes (aunque la mitad que Coursera) y miles de cursos de universidades como Harvard, MIT, la Autónoma de Madrid o la Politècnica de Valencia, además de cursos de Microsoft.
EdX se diferencia del resto asegurando, como dicen en su página web, que son el único proveedor de MOOCs sin ánimo de lucro y de código abierto. ¿Y eso qué significa? Pues que EdX cuenta con una software gratuito llamado Open edX, a través del cual cualquier profesor puede crear su propio curso MOOC, similar a la conocida Moodle. ¡Menuda maravilla!
Pero ojo, ¡que no todas las plataformas de MOOCs van a ser yanquis! Nacida en 2013, Miríada X es la más grande de nuestro país con 6 millones de alumnos y una gran cantidad de curso de universidades españolas y portuguesas en español, portugués o inglés. Si no sabes en qué universidad estudiar la carrera, esta puede ser una buena forma de tener una primera toma de contacto.
Si algo nos han demostrado marcas como Huawei o Xiaomi es que China ya es una de las principales potencias tecnológicas, ¿y qué mejor que poder aprender como un estudiante chino más?
Dale una oportunidad a esta plataforma que ya cuenta con más de 14 millones de estudiantes y cientos de cursos en ingeniería, matemáticas o informática para seguir desde la comodidad de tu móvil.
¿Pueden ser este tipo de cursos los que acaben con la educación de pago? Aunque en ocasiones se intenta vender así, parece que todavía queda mucho para ello, y es que incluso en la mayoría de MOOCs hay que pasar por caja para lograr una certificado que confirme que has hecho el título.
Hoy en día ya hay empresas de renombre que no miran las titulaciones de sus candidatos, sino lo que saben hacer, pero todavía la titulitis sigue siendo la norma. Además, también es justo decir que dichos certificados no demuestran que realmente hayas hecho el curso tú ante un equipo de recursos humanos que sabe lo que se hace, pues estos cursos prácticamente no tienen medidas para comprobar que el estudiante que sigue el curso es quien dice ser.
Es decir, si disfrutas aprendiendo o quieres adquirir una nueva habilidad, un MOOC es lo que necesitas, pero si ves este invento como un atajo para poder librarte de cuatro añazos en la facultad, lamentamos decirte que va a ser que no.
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