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Las diferencias clave entre Frankenstein de Guillermo Del Toro y el de Mary Shelley

17 Noviembre 2025 12:00
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El Frankenstein de Guillermo del Toro no es el mismo que el de Mary Shelley, pero su esencia permanece intacta. Hay diferencias clave que transforman esta novela clásica desde la emoción, la culpa y la necesidad humana de redención.

Hay muchos cambios, unos pequeños y otros monumentales, pero todos sirven para dar forma a la visión tan personal del director mexicano. Desde los nuevos personajes hasta los giros en los destinos de los protagonistas, todo encaja en un relato más emocional y cinematográfico.

¿Hay grandes diferencias en la adaptación?

Sí. En la adaptación de Guillermo del Toro se conservan ciertos trazos esenciales de Frankenstein: la creación, los límites de la ciencia, la soledad, el monstruo y la otredad. Pero se cambian bastantes detalles para ajustar a la época y a la visión del director.

Las diferencias clave entre “Frankenstein” de Guillermo Del Toro y el de Mary Shelley

Así, personajes clave desaparecen, se añaden otros nuevos, ciertos crímenes del libro se reinterpretan y se cambian motivaciones, pero no rompen la esencia.

La historia de Frankenstein sigue girando en torno a un hombre que quiere vencer a la muerte. Sin embargo, Del Toro cambia el enfoque: esta obra es más emocional, más humana.

Mary Shelley escribió originalmente una historia de terror gótico, donde lo importante era la culpa, la responsabilidad moral y las consecuencias del exceso humano. En cambio, Del Toro presenta un drama existencial donde la criatura adquiere profundidad emocional y moral, y se exploran temas como perdón, amor, identidad y empatía.

Así que sí, hay muchas diferencias, pero el espíritu del relato sigue presente. No es una traición al original, sino una reinterpretación emocional del clásico, hecha desde la mirada de un creador que entiende el dolor de sus monstruos.

Lo que cambia entre Mary Shelley y Guillermo del Toro

Los cambios en personajes, estructura y tono son clave para entender el enfoque de Del Toro. No hace falta haber leído la novela para ver que su versión reordena todo lo que presentó el original.

  • Heinrich Harlander: un personaje totalmente nuevo, interpretado por Christoph Waltz. Representa la ambición desmedida de la ciencia moderna, la explotación del conocimiento y la ausencia de ética, algo que contrasta con el idealismo ingenuo de Víctor Frankenstein en el libro.
  • Justine desaparece: en la novela, era una sirvienta acusada injustamente del asesinato del hermano de Víctor, lo que introducía el tema de la culpa y la injusticia humana. Del Toro omite este arco, desplazando ese conflicto hacia otros personajes.
  • William muere de forma accidental: en el libro la criatura lo asesina para vengarse de Víctor. En la película, el accidente refuerza el tono trágico y reduce la violencia del monstruo, mostrándolo más como víctima del abandono que como asesino.
  • Elizabeth: pasa de ser la prometida pasiva a una mujer independiente y crítica. En el libro apenas tiene voz; aquí cuestiona las decisiones de Víctor, rompiendo con siglos de representación femenina secundaria en la historia original.
  • Cambio de tono: la novela pertenece al horror gótico, con tormentas que simbolizan el estado de Víctor, castillos y dilemas morales. Del Toro la transforma en un drama emocional sobre la paternidad fallida, la redención y la empatía. Lo siniestro se sustituye por lo íntimo.

Estos cambios no solo modernizan la historia, sino que hacen que el doctor Frankenstein se sienta más humano, incluso más que en el libro.

Los cambios más interesantes

Aunque hay cambios grandes, hay otros que son pequeños pero esenciales para entender la versión de Del Toro. Aquí vienen los tres más potentes.

La reconciliación final

En la novela, Víctor muere sin perdón ni redención. En cambio, en la película Víctor pide disculpas y reconoce a la criatura como su hijo. Este gesto cambia por completo el final: ya no hay venganza, sino aceptación del error y búsqueda de paz.

La criatura, en lugar de inmolarse como en el libro, ayuda a liberar un barco atrapado en el hielo y camina hacia el amanecer. Del Toro lo convierte en símbolo de esperanza, en un ser que deja atrás el trauma y aprende a vivir sin odio.

Más allá de si Víctor merece o no dicha redención, lo importante es la liberación del monstruo, que por fin rompe con la herencia del dolor. El arco del ciego ya introducía esta idea: perdonar y dejar atrás la violencia y el resentimiento.

Compañía, más que compañera

Otro cambio muy interesante es la petición de compañía del monstruo. En el libro la criatura pide explícitamente a Víctor otra igual a él, del sexo opuesto. En la película, la criatura quiere alguien que no le rechace. En la versión original pide “companion”, es decir, compañía, más que compañera (como lo traducen en la versión en castellano).

Ese cambio de palabra transforma el sentido completo. En esta versión del clásico del terror, por tanto, la criatura busca comprensión más allá de aceptación. Ese matiz hace que la historia explore la soledad emocional: Del Toro usa ese detalle para hablar de cómo confundimos amor con posesión.

La historia y relación entre Víctor y la criatura

En la novela el rechazo es inmediato: Víctor crea al monstruo y huye horrorizado. En la película Del Toro explora la relación como un vínculo padre-hijo lleno de miedo, decepción y necesidad de amor.

Víctor crea, pero no sabe, ni quiere educarle. No se horroriza ante el aspecto monstruoso de la criatura, lo que le aterra es la responsabilidad que ahora tiene sobre sus hombros. Ha creado vida, pero ahora debe hacerse cargo y no sabe cómo: no tiene la paciencia ni el cariño necesarios.

La Criatura es como un niño que aprende a reconocerse, a sentir texturas, a entender el lenguaje. Y aunque Víctor pasó días tratando de enseñarle a hablar, nunca obtuvo resultado. Elizabeth lo consigue solo con dejar sentir al monstruo la reverberación de sus cuerdas vocales, con cariño, paciencia y comprensión.

Otras diferencias notables

En la versión de Del Toro, la motivación de Víctor cambia. En el libro lo mueve la ambición de superar los límites humanos; en la película, lo impulsa el trauma familiar y el deseo de redención, dándole una dimensión más psicológica y menos científica.

El monstruo también es menos violento. En la novela mata por odio y venganza; en la película, sus actos nacen del dolor y la incomprensión. Del Toro lo humaniza, transformándolo en una víctima más del ego de su creador.

Otra diferencia importante está en la crítica social. Mary Shelley retrata el rechazo social, la desigualdad y el papel de la mujer; Del Toro amplía el foco hacia el capitalismo, la ciencia sin ética y la guerra, temas más actuales y conectados con nuestra realidad, pero sin olvidar los ejes centrales de la novela.

Por último, mientras Shelley ambientó su libro en Suiza y Alemania, con viajes a Inglaterra y a el Ártico, Del Toro se ubica en Escocia e Inglaterra, para terminar también en esa zona polar.

¿Entonces es una buena adaptación?

Sí. Porque con su Frankenstein, Guillermo del Toro no busca copiar el libro de Mary Shelley, sino reencontrarse con él desde otro prisma que apela al presente: soledad, perdón, trauma y humanidad.

Si te acercas buscando una adaptación perfecta, quizá te sorprenda o te decepcione. Pero si lo ves como otra aproximación, se trata de una adaptación potente y emocional que respeta el espíritu sin replicar cada línea.

Su versión conserva la esencia, aunque cambie el tono. ¡Y eso es lo que hace que esta adaptación brille con vida propia! Cuéntanos, ¿no pudiste resistirte a verlo en cines o esperaste a su estreno en Netflix? 🍿⚡

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