K-pop y series: por qué Love Alarm, la nueva serie de Netflix, lo está petando
04 Noviembre 2019 - Actualizado 02 Noviembre 2021
Es posible que hayas escuchado en los últimos meses cómo miles de adolescentes comienzan a escuchar canciones con una letra que te suena a chino. Tantos años invertidos para sacarte el B1 de inglés, y ahora lo que lo peta es el coreano. Que, ojo, no es chino, ni un tipo de chino.
Atrás dejamos N’sync, Backstreet Boys o las conocidísimas Spice Girls. Ahora, la tendencia la marca Corea del Sur con BTS, Bangtan boys, BlackPink, Got7, EXO, Red Velvet y Wonder girls, entre muchos otros. Es lo que se conoce como K-pop, y comienza a despuntar de una vez por todas entre la música occidental.
Lejos del “dale, mami” o del “eres fuego”, “échame gasolina” o letras parecidas, el K-pop cuenta con melodías inocentes, unas letras con mensaje pacifista y una estética colorida. Son grupos llenos de luz y color parecen sacados directamente de alguna serie de dibujos. ¿El resultado? Baten récords de visualizaciones, de descargas, de ventas. En tres palabras: lo están petando.
De hecho, cada vez es más habitual encontrar estos temas en pistas de baile, playlists y radios nacionales. El éxito es tal que este año han contado con su propia categoría en los MTV Video Music Award.
El éxito del Gangnam Style de PSY, ¿fue el inicio?
Bueno, no hay que apresurarse. Es cierto que este cantante coreano batió récords en 2012. Cruzó océanos y rompió barreras. Y hasta nos hizo intentar cantar en coreano (hay quien hasta cree que lo consiguió). Se viralizó de tal forma que fue el primer vídeo del mundo en conseguir mil millones de visitas en YouTube.
Pero el mérito de que el K-pop esté entre nosotros no es de PSY exclusivamente. Hay que remontarse a 1992, cuando en España estábamos en plena fiebre de Juegos Olímpicos de Barcelona o en la Expo Universal de Sevilla cuando Seo Taiji and Boys comenzaron a innovar inclinando su sonido hacia las tendencias no tan típicamente orientales.
Una década después llegaba el Mundial de Fútbol, celebrado en Corea y Japón. Este evento se convirtió en un escaparate global donde los anfitriones promovieron la canción Confidence del grupo femenino Baby Vox. Da igual que te la pongas, porque es probable que no te suene.
Las redes sociales, imprescindibles
Es cierto que estos hitos -salvo el de PSY- casi no le suenen a nadie, pero sí que fueron el cimiento para entender cómo está floreciendo el pop coreano y cómo comienza a arrasar en la industria musical adolescente.
Después llegarían las colaboraciones con otros artistas occidentales. El tema Kiss and Make Up de BlackPink con Dua Lipa o Boy With Luv de BTS junto a Halsey están hoy por hoy en la cresta de la ola.
Pero no todo queda en la música. Las redes sociales, como Instagram, son una pieza indiscutible para entender su éxito. Es ahí donde cuentan con millones de seguidores; profesan el positivismo, suelen ser agrupaciones de cantantes.
El K-pop no es solo música (que se lo digan a Netflix)
Cuando hablamos del boom coreano no estamos hablando de música en exclusiva. Todo viene bien “aliñado” con una estética que comienza a reflejarse incluso en las vestimentas de los más jóvenes. Cuentan con unas coreografías que invitan a imitarlas, y una relación con los fans casi idílica, pero necesaria. Tanto es así que el K-pop se toma muy en serio el contacto con sus seguidores.
Nadie es ajeno a esta fiebre. Tampoco Netflix, que se sube a la ola coreana. Al margen de las series anime, los videojuegos o las películas de artes marciales, el mundo oriental empieza a calar en el occidental. Si Japón y China han ido marcando la pauta, ahora se suma Corea del Sur, que comienza a ganar terreno rápidamente.
Del mismo modo, comienzan a tener un éxito inusual los conocidos como “doramas coreanos”, también conocidos como drama coreano o k-drama. Y no es que sean dramas en sí, pues la variedad de temáticas es amplísima. El último ejemplo lo tenemos con la serie “Love Alarm”, que está en Netflix (y Netflix, a su vez, está en Yoigo), donde se unen tecnología, romanticismo exacerbado y cultura asiática. Todo bien mezclado en una coctelera. Pero ¿a qué sabrá?
Para Pere Solà, experto en series, esta serie tiene una premisa propia de Black Mirror: “Los personajes viven en un mundo donde existe una app que delata a quienes están enamorados: si la tienen activada y pasan a menos de diez metros de la persona que les revoluciona el corazón, él o ella recibe un aviso”. Esto en un contexto como el coreano en el que es vital controlar los sentimientos, por lo que, según Solà, “esta app revoluciona la forma que tienen de relacionarse”.
Sorprendente, ¿no? Pues lejos de ser una serie sin sustancia, hay que reconocer que engancha. Sus episodios no superan los 60 minutos de duración, como en la mayoría de las series de Netflix, y tiene un ritmo más cuidado. El argumento de mezclar juventud con tecnología suele funcionar.
Dicho argumento puede parecer algo “ñoño”, pues la historia se centra en Jojo, una joven algo tímida que es brillante, inteligente y feliz a pesar de haber perdido a sus padres en un accidente. Pero la clave está en que encuentra su primer amor. Deberá escoger entre su mejor amigo Lee Hye-Yeong o el modelo Hwang Sun-oh. Lo mejor es verla para sacar conclusiones.
No es el único caso, pues las series de esta categoría se pueden ver también gratuitamente en Rakuten Suscription, una app de Rakuten TV (y ya de paso disponible en Agile TV, la tele a lo Yoigo) en la que abundan temáticas made in Korea, imprescindibles para subirte al carro de lo coreano.